Keimary Ruiz: No tengo la mente sucia, tengo la imaginación sexy

Con este mundo cibernético y el comparte que comparte estados en las diferentes redes sociales, me ha dado por publicar muchos temas sexuales, incluyendo juguetes. Unos porque los trabajo en los artículos, y eso me sirve para conocer las diversas opiniones; otros, porque surge algún chiste y pues por ahí uno se va.

También porque estamos acostumbradísimos a que todo lo contextualizamos a lo sexual. Por hobbie o por consumistas, quizá por eso de que el sexo vende.

Lo cierto es que cuando decidí que quería escribir sobre estos temas, tenía claro que me podría enfrentar a situaciones complicadas, por el tema social, entonces uno se anda como con recelo: ¿Será que publico o no? ¿Qué pensarán mis tías, las amigas de mi mamá o amigas mías?.

Mis dudas las dejé a un lado y me lancé. ¡Qué piensen lo que quieran! Por supuesto las reacciones no se hicieron esperar: “Santa Madre de Dios muchacha, qué cosas son esas” o “Uyyss mami rica, vamos a probar ese juguete”.

Una vez en una reunión de amigos, uno me dijo “mírala quién la viera, tan chiquita y hablando esos temas” y otro remató: ¿Pero tú usas todos esos juguetes?.

Y bueno así…

Por suerte no me he acomplejado, imagino, quienes me conocen ya se acostumbraron y los que me comienzan a conocer, bueno, aún se sorprenden.

Lo ilógico es que nos pasamos diciendo que somos liberales, pero nos escandalizamos si uno se atreve a hablar abiertamente de sexo. Como que si ellos no lo practican.

Entonces es como un tabú, pero tapa amarilla. Una doble moral. Una cortina de humo.

No considero al sexo como algo sucio, sobre todo cuando hay amor de por medio, pero si no lo hay no pasa nada.

Y tampoco creo que quienes nos atrevemos a hablar de él seamos ni las más corridas, ni las más locas; simplemente entendimos que tenemos un cuerpo con sus necesidades y que no hay nada de malo hablar al respecto.

Sí, es incómodo que te juzguen, y es lamentable que aún existan caballeros incapaces de comprender que las mismas necesidades que ellos tienen, las tenemos nosotras.

Que no hayan entendido, que también pensamos en sexo y eso no nos hace ni enfermas, ni regaladas, ni fulanas. Más bien está comprobado que una mujer reprimida, tiende a ser amargada.

Entones cuando vienen y me dicen que tengo la mente sucia, les respondo: No, no tengo la mente sucia, tengo la imaginación sexy. Pero les aclaro a los que creen que eso es un pase directo al campo de juego: eso es cuando uno quiera, donde uno quiera y con quien uno quiera.

Keimary Ruiz H. / Periodista/ @keiruizh / C.N.P. 20.296

Publicado original en El Tubazo Digital