Los torturados de la laguna

Las víctimas tenían las manos atadas en la espalda, con un mecate verde, una de ellas presentó heridas de arma blanca en el rostro. La Policía científica investiga el caso. Familiares de las víctimas alegan que la Policía regional los mató

Entre los manglares, a medio vestir y atados de manos, hallaron los cuerpos, en estado de descomposición, de Jean Carlos Espina (22) y Juan Francisco Cortés Nava (18), en las adyacencias de la Playa San Remo. Ambos presentaron heridas por arma blanca y signos de tortura.

Una patrulla de la Policía regional resguardaba el lugar hasta la llegada de los detectives. A las 10.00 de la mañana reportaron el hallazgo. Un olor putrefacto invadía la carretera que lleva a la playa. Rodeada de una laguna y vegetación. De un lado, entre los matorrales, flotaba uno de los cuerpos. Tenía las manos atadas con un mecate verde, vestía franela verde con negro y un bóxer gris, a la altura de las rodillas.

Su cara y cuello reflejaban heridas con armas filosas. A 20 metros, del lado contrario, entre un matorral seco, estaba el segundo, con las mismas señas de tortura. En posición fetal, tenía una puñalada en el estomago, de la que brotaban sus víceras. Por la exposición al sol, tu piel estaba negra y tostada. La descomposición de ambos era evidente.

Los perros se comieron uno de sus pies y parte de una pierna. Llevaba un mono hasta las rodillas, color gris con una franja azul en los costados. Quienes encontraron los cadáveres no reconocieron a las víctimas. La Policía científica llegó al sitio para realizar el levantamiento. En 60 minutos colectaron evidencias. Presumen que se trate de una venganza por el ensañamiento que muestran sus heridas.

«Los mató la Regional»

Marsolenis Espina, hermana de Jean Carlos; y Angela Nava, abuela de de Juan Francisco, manifestaron que la Policía regional los detuvo, el pasado lunes a la 1.00 de la madrugada en la calle 77 (5 de Julio) con calle 72, los detuvieron en flagrancia, durante un robo.

Angela contó que unos amigos lo reconocieron cuando lo montaron en la patrulla. «Debieron procesarlo y enviarlos a una cárcel, no asesinarlos y arrojarlos a una laguna». Los parientes manifestaron en la entrada de Santa Rosa de Agua con la avenida El Milagro. «Así como los mataron, ahora ayuden a enterrarlos». Aseguran que no tienen dinero para la siembra de sus parientes.

 

Paola Hernández/La Verdad