Cuando vayas a tu chequeo médico rutinario, lo último que quieres escuchar es que tienes cáncer. Lo preocupante es que el porcentaje de casos de cáncer están incrementando gradualmente. Esto hace esencial que todos sean cuidados y se tomen medidas preventivas para asegurar su salud.
Hay un gran crecimiento en cáncer del sistema reproductor, y estos pueden llevar a otros problemas como desbalance de hormonas e infertilidad. Es necesario que siempre estés al tanto de los síntomas que indican el crecimiento del cáncer. Los hombres especialmente deberían de saber los síntomas del cáncer testicular y que pasos deben de tomar para prevenirlo.
Probabilidad de tener cáncer testicular:
Aun y cuando no sea tan común como otros tipos de cáncer, el cáncer testicular va creciendo. Los datos muestran que hay una mayor
¿Cuáles son los factores principales?
El cáncer testicular puede aparecer en hombres de todas las edades, pero hay algunos factores que incrementan la posibilidad de desarrollarlo. Debes de considerar que la existencia de estos factores es de alto riesgo, y que necesitas revisarte para prevenir.
Cáncer de testículo. ¿Qué es?
Consiste en un cáncer que se desarrolla en uno o ambos testículos. Más del 90 por ciento de los cánceres de testículo se desarrollan en las llamadas “células germinativas”. Dentro de este tipo de cánceres, existen 2 subtipos principales: seminomas y no seminomas.
La mayoría de los cánceres de las células germinativas testiculares comienzan como una forma no invasiva (sólo afecta a la superficie del testículo en sí) llamada carcinoma in situ. Aproximadamente unos cinco años después, este carcinoma degenera en la forma invasiva, penetrando en los tejidos adyacentes y propagándose a otras partes del cuerpo humano.
Causas
En condiciones normales los testículos formados en el abdomen, emigran hasta el escroto. Pero en el caso de sufrir criptorquidia los testículos del feto no descienden hasta el escroto desde el abdomen. En otros casos, el testículo comienza el descenso, pero queda trabado en el área de la ingle.
Una historia familiar de cáncer testicular.
Es un tipo de cáncer que se suele presentar en varios casos de la familia, casi nunca sólo en un individuo de la misma.
La profesión puede ser un factor de riesgo, si es que el individuo se ve expuesto continuamente a ciertos productos químicos (carbón, petróleo, gas, curtidos, licores, etc…) o si se expone de forma prolongada a temperaturas de frió o calor extremas.
El riesgo de padecer este tipo de cáncer es mayor entre los infectados por el HIV, o que han desarrollado el sida. Otras infecciones no se han podido relacionar, como tampoco el hecho de haber padecido lesiones testiculares.
El carcinoma in situ no produce masa ni provoca síntomas, pero casi siempre deriva hacia un cáncer. Asimismo, el hecho de haber desarrollado cáncer en un testículo es un factor de riesgo alto de desarrollarlo en el otro testículo.
Síntomas
Muchos tipos de cáncer de testículo no manifiestan síntomas claros hasta llegar a las etapas en que ya se ha producido la propagación del mismo a otros órganos; e incluso en otros casos la sintomatología puede llevar a confusión con otras enfermedades diferentes.
El síntoma más claro es la aparición en un testículo de una masa o abultamiento que no suele causar dolor ni incomodidad; o un estiramiento o hinchazón en la zona testicular. Otra sintomatología es la sensación de pesadez o dolor en el abdomen inferior, o en el escroto.
El crecimiento de las mamas (ginecomastia) es un síntoma que muy pocas veces se suele encontrar. Tal crecimiento se debe a que ciertos tipos de tumores segregan altos niveles de la hormona gonadotropina coriónica, que afecta al desarrollo de las mamas.
A veces no se presenta ninguna sintomatología, detectándose la enfermedad tan sólo como consecuencia de las exploraciones motivadas por otra patología. También existen muchas patologías muy diferentes de las cancerosas que pueden producir sintomatologías parecidas a las del cáncer testicular. La inflamación de los testículos (orquitis) puede resultar dolorosísima.
Esta enfermedad está causada, entre otras, por infecciones bacterianas o virales; un factor de riesgo puede ser la contracción de una parotiditis durante la etapa adulta.
El autoexamen testicular (TSE por su sigla en inglés) es un método sencillo que les permite a los varones examinar sus testículos a fin de asegurarse de que no existen bultos ni protuberancias inusuales que suelen ser el primer indicio de un cáncer testicular.
Aunque el cáncer testicular es poco frecuente en los adolescentes, suele ser el cáncer más común en hombres de entre 15 y 35 años, en términos generales. Es importante que realices un autoexamen testicular todos los meses a fin de familiarizarte con el tamaño y la forma normales de tus testículos, lo que te permitirá descubrir la presencia de algo diferente o anormal en el futuro.
Esto es lo que debes hacer:
Lo mejor es realizar el autoexamen testicular mientras estás tomando una ducha o un baño caliente, o inmediatamente después. El escroto (la piel que recubre los testículos) está más relajada en ese momento, lo que facilita el examen.
Examina un testículo por vez. Debes hacer girar cada testículo entre los dedos de ambas manos (aplicando una leve presión). Coloca los pulgares sobre la parte superior del testículo, con el índice y el dedo mayor de cada mano detrás de éste, y luego hazlo girar entre los dedos.
Tienes que sentir el epidídimo (el conducto que transporta los espermatozoides), una especie de cordón blando que duele un poco si se lo presiona, ubicado sobre el borde posterosuperior de cada testículo. Éste es un bulto normal.
Recuerda que uno de los testículos (en general, el derecho) es apenas más grande que el otro en la mayoría de los varones. Esto también es normal.
Cuando examines cada testículo, trata de detectar bultos o protuberancias en el frente o los costados. En ocasiones, los bultos son tan pequeños como un grano de arroz o una arveja.
Si notas algún tipo de hinchazón, bultos o cambios en el tamaño o el color de un testículo, o si sientes algún dolor o alguna molestia en las ingles, consulta de inmediato a tu médico.
Los bultos o la hinchazón no implican la presencia de un cáncer, pero el médico debe examinarlos lo antes posible. El cáncer testicular casi siempre tiene cura si se lo detecta y trata a tiempo.
Prevención
La atención de seguimiento es importantísima tras el proceso de tratamiento. Las pruebas más frecuentes son los análisis de sangre (para estudiar ciertos niveles de proteínas) que ayudarán al enfermo a detectar la posibilidad de una recidiva, una metástasis o la aparición de un nuevo tumor.
Igualmente se le realizarán pruebas radiológicas, tomográficas, etc., con el mismo objeto. Es esencial que el enfermo haga un especial esfuerzo para acudir a todas las revisiones con el especialista, siguiendo aquél al pié de la letra todas las indicaciones de éste. Si se observa cualquier tipo de síntoma nuevo o recurrente, se deberá acudir de inmediato a la consulta.
El tratamiento del cáncer puede hacer que el enfermo se sienta cansado. En estos casos, hay que recordar que se necesita un tiempo prudencial para la recuperación; que se necesita no tener excesiva prisa regresar al trabajo o a las actividades cotidianas.
El cuerpo agradecerá a la larga los cuidados que se le suministren durante el tratamiento y la recuperación. Se debe intentar, con todo, estar activo y saludable. En este sentido, merece la pena dejar de fumar, y mejorar la dieta de una forma equilibrada (rica en frutas, vegetales y granos enteros). Cuando se recuperen las fuerzas, el enfermo debería intentar la práctica de ejercicio físico, unas pocas horas a la semana.
Tipos
Una clasificación primaria de los tumores de las células germinativas en los hombres se establece en torno a la diferenciación entre Seminomas y No Seminomas.
* Los Seminomas se desarrollan en las células productoras de esperma de los testículos. Dentro de esta categoría, y en base a su aspecto al microscopio, se establecen dos subtipos principales:
Los seminomas típicos (suelen aparecer en individuos entre los 30 y los 50 años) y los seminomas espermatocíticos (suelen aparecer en individuos superiores a los 50 años, estando situada la media de edad para este tipo de cáncer en los 65 años). Se desarrolla de forma muy lenta, por lo que no provoca metástasis.
* Los tumores no seminomas son cánceres de las células germinativas que normalmente se desarrollan en individuos más jóvenes que los seminomas. del saco vitelino, el coriocarcinoma y el teratoma:
* Los carcinomas embrionarios suelen ser un tipo muy agresivo de cáncer, puesto que tienden a irradiarse a otros órganos y desarrollarse muy rápidamente.
* Los carcinomas del saco vitelino también son conocidos como tumores de los senos endodérmicos, carcinoma embrionario infantil u orquidoblastoma. Afecta principalmente a niños y jóvenes, teniendo grandes posibilidades de curación cuando se detectan en la primera infancia. Sin embargo, son mucho más complicados en individuos adultos; sobre todo si no contienen otros tipos de células No Seminomas.
* Los coriocarcinomas se dan muy raramente y sólo en adultos. Son muy peligrosos por su invasividad, dándose el caso de que en estado “puro” generalmente no se presenta en los testículos.
* Los teratomas son tumores de las células germinativas con áreas que, al microscopio, se asemejan a cada una de las tres capas de un embrión en desarrollo: el endodermo (la capa más profunda), el mesodermo (la capa intermedia) y el ectodermo (la capa exterior).
* Los tumores estromales se presentan en los tejidos de soporte y en los productores hormonales de los testículos. Dos tipos de tumores muy importantes pertenecen a esta clase de cáncer testicular: los tumores de las células de Leydig (localizados en ese tipo de células productoras de andrógenos) y los tumores de las células de Sertoli (desarrollados en ese tipo de células testiculares productoras de esperma). Ambos tipos de tumores suelen ser benignos, no propagándose más allá de los testículos y tratándose mediante la extirpación.
* Tumores testiculares secundarios, originados en otros órganos y propagados al testículo. En edades avanzadas el linfoma testicular suele ser más frecuente incluso que el resto de tumores testiculares puros. La extirpación, continuada por radiación y/o quimioterapia es el tratamiento más adecuado.
Diagnóstico
El cáncer de testículo, si es detectado precozmente, puede ser una enfermedad con muchísimas posibilidades de curación. Una de las formas de detección precoz consiste en un sencillo autoexamen que cualquier persona puede realizar en apenas un minuto o dos. El autoexamen debe comenzarse a una edad temprana.
Para realizarlo, lo mejor es hacerlo después de la ducha o baño caliente, cuando la piel del escroto está más fina y relajada. El examen se debe realizar testículo por testículo. Primero se debe comprimir el testículo y enrollarlo suavemente entre los dedos índice y pulgar, intentando palpar en busca de cualquier bulto en la superficie del testículo.
Asimismo, se debe observar si el testículo ha experimentado algún cambio de tamaño o dureza, comparándolo con el examen anterior. Se debe tomar como normal una pequeña línea firme entre los testículos. El conducto de salida, que es como una cuerda, también es una parte normal del escroto, y no representa ningún aumento de tamaño; como también es normal que un testículo sea ligeramente más grande que el otro.
Si se nota algún bulto, hinchazón o llaga, no quiere decir que tenga un cáncer de testículo; pero sí que debe realizar una consulta (lo antes posible) a su especialista para conocer la razón de esta circunstancia.
Tratamientos
Fase I:
El tratamiento estándar del seminoma se basa en la extirpación del testículo y del cordón espermático, seguida inmediatamente por una radioterapia centrada en los ganglios linfáticos regionales con dosis muy moderadas. Existe un tratamiento alternativo, en el que se sustituye la radiación inmediata de los ganglios por un periodo de seguimiento intensivo (pruebas de sangre y radiológicas) en busca de indicios de metástasis.
En caso de que ésta no se produzca, no se suministra radioterapia adicional a la cirugía. Si en cambio se detecta la propagación cancerosa, se utiliza la quimioterapia o radioterapia. La preservación de los ganglios es otro de los tratamientos en el que, igual que en el caso anterior, el paciente debe someterse a un seguimiento exhaustivo para detectar signos de una posible metástasis.
Si ésta se produce, se extirparán los ganglios y se utilizará posiblemente la quimioterapia. Si no, será posible evitar la extirpación de los ganglios linfáticos. En el caso de los tumores de células de Sertoli o de células de Leydig, se recomienda la extirpación radical del testículo y del cordón espermático; puesto que estos tumores son muy resistentes generalmente frente a la quimio y radioterapia.
Si se tiene la menor sospecha de que el cáncer se pueda haber propagado, lo más normal sería la extirpación de los ganglios linfáticos retroperitoneales.
Tratamiento en la fase II:
Los tratamientos administrados en la etapa dos del cáncer de testículo se dividen, como en la fase I, entre los tumores de células germinativas seminomas y no seminomas. En el primer caso, además, se distingue entre seminomas “abultados” y “no abultados”.
Los no abultados se tratan con extirpación del testículo y del cordón espermático, seguida de radiación en los ganglios linfáticos regionales (retroperitoneales).
Los abultados se someten a la misma operación quirúrgica; acompañada en este caso por una opción de radioterapia en los ganglios retroperitoneales, en los abdominales y en los pélvicos; u otra opción de tratamiento quimioterapéutico de combinación que incluya el cisplatino.
El tratamiento de los tumores no seminomas en etapa II es la extirpación del testículo y del cordón espermático, acompañada de la extirpación de los ganglios linfáticos retroperitoneales. En casos de que el cáncer haya invadido masas de ganglios tan grandes que no se pueden extirpar con eficacia, se realiza una extirpación del testículo y del cordón espermático, seguida por quimioterapia; que generalmente incluye varios tratamientos de medimentos.
Tratamiento en la fase III:
Los seminomas en la etapa III se tratan con cirugía seguida de quimioterapia múltiple combinada. El régimen de quimioterapia puede ser el mismo que el descrito en la fase II del desarrollo del cáncer testicular, descrita con anterioridad.
En el caso de aquellas metástasis que se hayan propagado al cerebro, el tratamiento estándar consiste en una combinación de quimioterapia más radioterapia dirigida a dicho órgano. Seminomas y no seminomas en esta etapa III reciben usualmente el mismo tipo de tratamiento, y tienen esperanzas de curación y supervivencia similares.
Tratamiento de las recidivas del cáncer de testículo:
Este tratamiento se administra cuando, tras un primer tratamiento, vuelve a aparecer el cáncer. En este caso, el régimen del tratamiento depende de la fase en que se trató originariamente el cáncer de testículo y del tratamiento administrado.
Si la recidiva se produce en los ganglios regionales, tras un tratamiento exclusivamente quirúrgico de tumores en la fase I, se puede tratar con radiación o cirugía. La recidiva distante después de un tratamiento con quimioterapia se trata con quimioterapia radical utilizando diferentes combinaciones de medicamentos.
Los pacientes cuyos pronósticos estén caracterizados por factores marcadamente desfavorables se pueden tratar en pruebas clínicas con altas dosis de quimioterapia radical, seguida por trasplante de células madre.
Tratamiento más común: La cirugía:
Significa la extirpación del testículo o de ambos. Se realiza mediante una incisión en la ingle, para a continuación extraer el testículo a través de la abertura cortando el cordón espermático que une el testículo al abdomen. Este procedimiento se denomina como orquiectomía inguinal radical. Si se extirpan ambos testículos, el individuo no será capaz de producir células espermáticas; y por lo tanto quedará estéril.
Esta circunstancia puede verse aminorada por medio de las técnicas de extracción y congelación previa de espermatozoides. La cirugía para extirpar los ganglios linfáticos retroperitoneales puede dañar los nervios cercanos que controlan la eyaculación. El daño a estos nervios puede igualmente causar la esterilidad.
Otros datos
Fertilidad y cáncer de testículo:
Los hombres con cáncer testicular que deseen tener hijos en un futuro, deberían tener en cuenta la posibilidad de preservar su esperma antes de empezar el tratamiento.
Esto es especialmente importante para los hombres cuyos recuentos espermáticos o cuya calidad del esperma se sitúan en unos niveles inferiores a los normales. A los efectos de la criopreservación (congelación) del esperma, se suelen necesitar tres muestras.
El paciente debe abstenerse sexualmente entre las 48 y 72 horas anteriores a la toma de la primera muestra, y entre cada una de las siguientes dos tomas. El proceso de preservación del esperma normalmente dura entre una semana y diez días; tiempo de retraso que no afectará al tratamiento del paciente.