Eduardo Fernández: Mi posición

Eduardo Fernández

San Pablo nos aconsejaba insistir en la verdad “con ocasión y sin ella”. Yo quiero insistir en “mi” verdad.

Creo que no hay asunto más importante para los venezolanos de este tiempo que atender la espantosa crisis económica y social que está sufriendo la familia venezolana. El hambre, la desnutrición, la pobreza, el desaliento y la miseria que han provocado las políticas equivocadas del socialismo del siglo XXI tienen que ser el objeto de nuestra primera y mayor preocupación. Nada hay más importante que la gente, que las personas, que los hombres y las mujeres que sufren las consecuencias de la crisis.

Para resolver esa crisis económica y social hay que producir un cambio de gobierno.

Superar la crisis económica requiere de muchas inversiones y de mucho apoyo de los organismos de financiamiento internacional y este Gobierno no puede conseguir ninguna de los dos.

El cambio de gobierno para que sea eficaz debe ser resultado de un proceso pacífico, democrático, institucional y, ojalá, consensuado. Un cambio traumático y violento no resolverá la crisis. Al contrario, la agravará.

Venezuela y los venezolanos necesitamos con urgencia la presencia de una alternativa democrática seria, merecedora de la confianza de los ciudadanos, inspirada por el servicio al más alto interés nacional. Es un escándalo la fragmentación, la división y la atomización de las fuerzas que deberían representar esa alternativa democrática.

Por eso, insisto una vez más en que frente a la actual crisis política no queda espacio sino para dos fuerzas políticas: los partidarios del gobierno y los partidarios del cambio. Todos los que apostamos por el cambio político debemos estar unidos bajo una dirección compartida, con un mensaje ilusionante, con una organización eficiente, con una estrategia inteligente y con un propósito único: servir a Venezuela y a los venezolanos.

Por eso he recomendado que frente a cualquier evento electoral, la fuerza del cambio se presente con una tarjeta única. No es tiempo para ambiciones partidistas o para proyectos personales. Es la hora de la unidad nacional. Como han dicho los obispos venezolanos: “la participación masiva del pueblo es necesaria y podrá vencer los intentos totalitarios y el ventajismo del Gobierno.”

Seguiremos conversando.