Ante la crisis los venezolanos fabrican tapabocas artesanales

En un pequeño taller de costura Stalina Svieykowsky y Nelson Jiménez preparan la entrega de 60 tapabocas en medio de la cuarentena nacional ordenada por el presidente venezolano Nicolás Maduro para intentar frenar la expansión del coronavirus.

El alcalde del municipio Sucre, José Vicente Rangel Ávalos en compañía de la concejal María Collante, supervisó la elaboración de tapabocas artesanales en la Comuna Unidos por Bolívar de la parroquia Petare.

Así mismo, el Alcalde agregó, “Estuvimos viendo el gran trabajo que se viene realizando para proteger al pueblo del coronavirus, estos son mujeres que desde su casa han traído sus máquinas de coser para dar su aporte, además gracias a la organización de las comunas”.

También el mandatario municipal recordó que “de no ser necesario salir de sus hogares, no lo hagan, se deben quedar en sus viviendas para así evitar esta pandemia del Covid-19”.

Rangel comentó que día a día llevan el mensaje de conciencia en la localidad sucrense. Por su parte, la concejal Collante acotó que a diario hacen mil tapabocas para beneficiar a los habitantes.

El uso de mascarillas se ha hecho obligatorio en el país petrolero para detener la propagación del virus en la nación que vive su tercer año de hiperinflación, con un sistema precario de salud y fallas constante en los servicios básicos como agua y electricidad.

La razón principal de este nuevo proyecto, que también llevan decenas de pequeños negocios, es sacar provecho de un negocio en un país donde el costo promedio de un tapabocas en farmacias oscila desde 100.000 a 420.000 bolívares, o el equivalente a entre 1,3 a 5,6 dólares.

Además no hay suficientes tapabocas para la demanda local de la nación OPEP, donde el salario mínimo mensual, que incluye un bono de alimentación, es de 450.000 bolívares o unos seis dólares.

Las que elaboran Svieykowsky y Jiménez cuestan 30.000 bolívares o menos de un dólar y las comercializan a través de redes sociales, práctica que se ha hecho común en medio de la cuarentena. Los expertos recomiendan el uso de mascarillas en personas enfermas para evitar contaminar a los sanos y la vida útil de estos elementos de protección es de pocas horas.

“Las tenemos a bajo costo por la cuestión de la necesidad, la situación económica que todos estamos atravesando”, sostuvo Svieykowsky, quien agregó que también las han regalado cuando las personas no tienen el dinero para pagarlas “esa también es la idea, ayudar un poquito a las personas que lo necesitan”.

Vecinos en una barriada de la ciudad andina de San Cristóbal decidieron usar retazos de tela que tenían guardados y fabricar desde el miércoles todos los tapabocas que pudieran y repartirlos de forma gratuita.

Es para “donarlos a personas vulnerables de nuestra comunidad, a los abuelos, personas con enfermedades terminales y a los niños en vista de la situación económica y para prevenir que se extienda el coronavirus en nuestra comunidad”, dijo Maura Bencomo, un ama de casa de 51 años, mientras cosía un tapabocas.

“Hay personas de mi comunidad que apenas les alcanza el dinero para comprar comida y no para comprar tapabocas”, agregó. Ya han hecho 150 mascarillas de distintos colores y telas.