La que empezó como una manifestación en la plaza Sant Jaume contra las nuevas restricciones de la Generalitat para frenar la incidencia de la pandemia sanitaria degeneró anoche en una violenta secuencia de incidentes en la vía pública que se saldó con doce detenidos, incluido un menor, acusados de desórdenes públicos y atentado contra la autoridad. Durante horas la Vía Laietana y las calles adyacentes se convirtieron en el escenario de una batalla a la que se apuntaron, como definió un antidisturbios, “lo peor de cada casa”.
Sin aparente organización, a gritos y yendo de un lado a otro, un grupo heterogéneo de manifestantes entre los que resaltaban miembros de la extrema derecha, integrantes de los Boixos Nois, algunos trabajadores del sector de la noche que habían asistido a la manifestación y gente literalmente cabreada que cerveza en mano se sumó a lo que creían que era una fiesta sembraron el centro de caos.
Contenedores quemados, barricadas, piedras y adoquines volando, cualquier cosa se convirtió en proyectiles voladores contra unas fuerzas de seguridad desbordadas. Un responsable policial admitía que los informes previos sobre lo que podía suceder habían sido superados por los incidentes. No se calculó la presencia de grupos radicales de la extrema derecha que acabaron liderando los incidentes violentos.
Circulando de una punta a otra de la Vía Laietana, desde Drassanes hasta Urquinaona, los equipos de la Brigada Móvil, nueve desde el primer momento, y otros siete del Arro, lanzaron artefactos de foam, y corrieron tras unos grupos que se dispersaban y reagrupaban entre unas callejuelas desiertas y unos vecinos que les increpaban desde los balcones. La Guardia Urbana tuvo también un papel destacado. Sobre las 20 horas una pareja de seguridad en moto sufrió un percance con uno de los vehículos, el agente cayó al suelo y en segundos le llovió una tempestad de botellas y ladrillos mientras una marabunta avanzaba hacía los dos agentes con la intención de agredirles. La irrupción de los antidisturbios de la Urbana, rebautizados como UREP (Unidad de Refuerzo de Emergencia y Proximidad) logró recuperar la posición y salvar a los dos compañeros.
Durante toda la noche los alborotadores quemaron contenedores, mobiliario urbano y en Urquinaona el incendio de una barricada dejó la plaza sin alumbrado de Navidad. También inutilizaron dos furgonetas de la Brigada Móvil y saquearon un par de tiendas del centro comercial El Triangle. A las 22 horas, ya con el toque de queda, los rezagados trataban de entrar en el metro para regresar a sus casas y los antidisturbios se reagrupaban para volver a las comisarías. La policía contextualiza parte del liderazgo de los disturbios en un movimiento nada espontáneo de la extrema derecha que estaría aprovechando el malestar generalizado y el hartazgo de parte de la ciudadanía para organizar incidentes en la vía pública.
Por la noche, siguiendo de cerca el desarrollo de los incidentes, el titular de Interior, Miquel Sàmper, tuiteó: “Ningún espacio ni concesión a los que buscan la desestabilización practicando la violencia extrema en un momento tan crítico en la lucha contra la Covid. Los Mossos investigarán y perseguirán a los que hoy han practicado la violencia extrema en la Via Laietana y sus calles adyacentes”. Varias ciudades como Bilbao o Burgos vivieron anoche disturbios. En Vilafranca del Penedès unos 120 jóvenes intentaron entrar por la fuerza en el Ayuntamiento exigiendo “libertad” frente a las restricciones.