Una multitudinaria marcha contra la migración irregular realizada este sábado en Iquique, en el norte de Chile, terminó con incidentes violentos en contra de migrantes, en su mayoría venezolanos, que se encuentran varados en la ciudad a la espera de regularizar su situación.
Con banderas chilenas y carteles que rezaban “No más ilegales”, los alrededor de 5.000 asistentes (según fuentes policiales) manifestaron su rechazo a la ola migratoria que por estos días tiene a la zona norte del país “en plena crisis por el colapso de algunos espacios públicos y una política migratoria descontrolada”.
La columna de la zona chilena se encontró también con manifestantes que llegaron a la capital regional desde Colchane, la comuna fronteriza más afectada por la crisis ya que a diario ingresan cientos de personas que quedan varadas en dicha localidad.
“Queremos que el Gobierno de una vez por todas se acerque a la comuna, converse con nuestras comunidades y fije políticas y acciones claras en torno a entregarnos seguridad y también a respetar nuestros derechos como aymaras”, señaló el alcalde chileno de Colchane, Javier García.
“Al igual que los migrantes que gozan de protección internacional, los pueblos indígenas en Chile también gozamos de protección de derechos internacionales”, agregó.
La marcha, que se desplazó por el centro de la ciudad, terminó con la quema de carpas que eran utilizadas por extranjeros para pernoctar en plazas y playas, acto que ha sido denunciado como un ataque xenófobo.
Sobre esto, Rodrigo Delgado, ministro de Interior de ese país respondió a las críticas y dijo que el Gobierno va a seguir fortaleciendo el plan de fronteras con más personal y más medios técnicos “para poder detener el paso de personas que quieren ingresar a Chile de manera clandestina”.
Asimismo, reiteró que va a retomar las deportaciones masivas de migrantes, una política que de encuentra paralizada por la Justicia en estos momentos y que ha sido muy criticada por organismos internacionales y de derechos humanos.
A la fecha son cerca de 3.000 personas las que se encuentran varadas en Iquique, gran parte de ellos luego de haber ingresado a Chile por pasos no habilitados en la frontera.
Durante el día de ayer, un amplio operativo de las fuerzas de seguridad desalojó un campamento de alrededor de un centenar de migrantes que dormían en Plaza Brasil, en el centro de Iquique, lugar en el que se asentaron hace meses fruto de la crisis migratoria.
Según la Policía de Investigaciones (PDI) de Chile, entre enero y julio de este año se registraron 23.673 denuncias por ingreso al país por pasos no habilitados, lo que supone un 40 % que en todo 2020.
Este domingo, la fiscalía chilena abrió una investigación por el violento ataque a migrantes venezolanos indocumentados, cuyas pertenencias fueron quemadas el sábado por manifestantes que protestaban contra la creciente migración en la zona.
La manifestación congregó a unas 3.000 personas que portaban banderas chilenas y carteles con lemas antimigración. En medio de gritos xenófobos, los más radicales quemaron las pertenencias de los venezolanos que acampaban en las calles de esta ciudad de la región.
Jócelyn Pacheco físcal de la mencionada zona instruyó a la Policía de Investigaciones (PDI) que “realice investigación por hechos ocurridos en Iquique que terminaron con la quema de pertenencias de familias migrantes”, indicó este domingo un mensaje en la cuenta oficial de Twitter de la Fiscalía de Tarapacá.
Pacheco también “dispuso medidas de protección para las víctimas (migrantes)”, quienes tras el ataque tuvieron que huir, esconderse y pernoctar en las calles y playas de Iquique, constató una periodista de la AFP.
La protesta se registró un día después del desalojo de una plaza copada de familias de migrantes con niños.
No obstante, “vamos a seguir con los desalojos en todos los espacios públicos que se requieran” y también “con el plan de expulsiones” de migrantes indocumentados que lleva a cabo el gobierno chileno, aclaró.
La violencia en contra de migrantes ha sido condenada por organismos como la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) y el relator Especial de las Naciones Unidas sobre los derechos humanos de los migrantes, Felipe González, quien calificó el hecho como una “inadmisible humillación contra migrantes especialmente vulnerables”.
Por su parte, Unicef manifestó “su preocupación por la situación que están viviendo niños, niñas y adolescentes inmigrantes en Iquique y pide al Estado garantizar y proteger sus derechos, cumpliendo de esta manera con los tratados internacionales suscritos por el país”.
Los hechos ocurren en medio de la creciente llegada de miles de migrantes indocumentados que cruzan a pie la frontera entre Bolivia y Chile por pasos no habilitados en el inhóspito Altiplano, poniendo en riesgo sus vidas. Unos 11 migrantes han muerto en la zona en lo que va del año.
Los migrantes intentan llegar en su mayoría a Santiago. Pero los más pobres carecen de recursos para costear un viaje hasta la capital chilena y han tenido que quedarse en Iquique u otras ciudades del norte del país, acampando en las calles en precarias condiciones.
Con información EFE y AFP