Carlos Fernando Galán nuevo alcalde de Bogotá este es su perfil

En una jornada electoral que mantuvo a los ciudadanos de Bogotá en vilo, Carlos Fernando Galán se convirtió en el nuevo alcalde de la capital colombiana, según los resultados oficiales proporcionados por la Registraduría Nacional en estas elecciones regionales 2023 y se descarta una segunda vuelta en la ciudad.

Esa imagen le recordó a Carlos Fernando, de 46 años, las veces en que como niño viajó por más de 500 municipios del país acompañando la campaña presidencial de su padre Luis Carlos Galán Sarmiento, el candidato que fue asesinado el 18 de agosto de 1989 en medio de un evento público en Soacha, Cundinamarca.

Esta fue la tercera vez que buscó llegar a la Alcaldía de Bogotá. Y lo logró. “Siempre he querido ser alcalde”, asegura. “Ahora sí”, se lee en uno de los afiches de su campaña. En 2011 obtuvo 285.263 votos y la carrera la ganó el hoy presidente Gustavo Petro. En 2019 obtuvo 1’022.362 votos, casi cuatro veces más de lo que obtuvo ocho años atrás y rozó la posibilidad de llegar al Palacio Liévano; fue superado por la actual alcaldesa Claudia López, quien obtuvo 1’108.541. La diferencia fue de menos del 3 por ciento.

Este año el panorama fue diferente. El candidato del partido Nuevo Liberalismo ganó las elecciones con más de un 1,3 millones de votos, según el último boletín de la Registraduría que daba cuenta del 93,51 por ciento de las mesas informadas. “Siento más apoyo que hace cuatro años, sobre todo un apoyo más decidido. La gente está muy firme y eso me anima mucho, sobre todo porque insisto en hablarles con verdad y franqueza”, dijo días antes en diálogo con EL TIEMPO.

Las encuestas de los últimos dos meses lo habían puesto en primer lugar y las de la última semana lo ratificaron como el vencedor en primera vuelta. Sin embargo, siempre se mostró prudente. “Las encuestas son tendencias y aún no hemos ganado, no nos podemos confiar”, puntualizó.

Su rutina comienza a las 5 de la mañana. Se despierta y se prepara para salir. Intercambia palabras y reflexiones con su esposa Carolina Deik, reconocida académica y abogada con quien está desde hace más de 15 años. “Es mi coequipera, es la que tiene más criterio y me aterriza, me ayuda y es mi bastión de confianza”, cuenta. Después saluda y se despide de sus hijos, Juan Pablo, de 4 años, quien nació en la recta final de la campaña a la Alcaldía del 2019, y de Julieta, de 10, quien también presenció esa contienda electoral. “Ellos son mi vida”.

Y lo son. Carlos Fernando no es un hombre que llore mucho, pero las dos veces que su esposa le contó la noticia que iba a ser papá, lloró. De felicidad. “Se quedaba callado y me miraba, pero era una mirada de amor”, recuerda Carolina. “Como padre es un encanto, es un espectáculo, y ama profundamente a sus hijos”, siguió.

A las 6 de la mañana llega a alguna calle de algún barrio de Bogotá para repartir volantes. Es fácil notarlo porque siempre usa una chaqueta roja —tenía seis en su armario, pero una se le perdió—, es alto, de más de 180 centímetros, y de barba tupida. Y su voz es fuerte y profunda. Antes, a esa hora, solía salir a trotar. Este año corrió cuatro medias maratones y se preparó a diario durante un año. “Ahora el ritmo no me permite hacerlo, aunque he subido siete veces a Monserrate”, aclaró. La última vez fue el 8 de septiembre.

Durante dos horas en la hora pico de la mañana recorre calles y hasta centros comerciales. Se les acerca a las personas. Las escucha. Les deja que le pregunten lo que quieran. “Esa es su mayor virtud, que escucha”, dice su esposa. Y en eso coinciden quienes lo conocen. “Siempre oye y escucha”, cuenta Juan David Aristizábal, emprendedor y líder en educación y tecnología, quien se sumó al ‘Expreso Galán’, una sede móvil que se convirtió en el camión de los apoyos para su actual campaña.

“Se deja asesorar y eso en política es fundamental”, detalla Philipp Wodak, secretario general del partido. “Es una persona que escucha con mucho respeto, incluso a sus detractores y a quienes están en desacuerdo con él. Es alguien que entiende que solo a través de la escucha de lo diferente es que se aprende y se avanza”, coincide Sandra Borda, la reconocida politóloga, internacionalista y profesora e investigadora de la Universidad de los Andes, quien formó parte de la lista del Nuevo Liberalismo al Senado en 2022.

Esas elecciones legislativas fueron un “duro golpe” para Carlos Fernando y para su partido, el que presidió su padre hace cuatro décadas y el que hoy preside su hermano mayor, el exsenador Juan Manuel Galán. Obtuvieron solo una curul en la Cámara de Representantes con Julia Miranda Londoño, exdirectora de Parques Nacionales Naturales. “Nos afectó a todos y a la familia, pero nos dio tiempo para pensar”, señala.

Su día transcurre en medio de entrevistas con medios, debates, invitaciones de empresarios que aportan a su campaña y reuniones con líderes políticos. “Todo ha sido público y se comenta a través de mis redes sociales”, agrega. Son jornadas maratónicas. “Ahora también hay que sacarle tiempo a TikTok, que hace cuatro años no existía, y a todo el mayor contenido digital posible”, precisa y reconoce que las campañas se han transformado. Durante la campaña se reunió con tiktokers que decidieron respaldarlo de forma voluntaria. “Entre todos suman más de 4 millones de seguidores en alcance”, dice.

En total, Carlos Fernando Galán ha disputado cinco campañas electorales, tres para la Alcaldía de Bogotá, una para el Concejo de Bogotá y otra para el Senado. Es el menor de los hijos de Luis Carlos Galán y Gloria Pachón. De su padre heredó la perseverancia y entusiasmo por la política y, de su madre, el interés periodístico.

Su primaria la cursó en el Instituto Pedagógico Nacional, un colegio público de Bogotá. Tras el asesinato de su padre, se fue a vivir a Francia con su familia cuando tenía 12 años, país en el que cursó el bachillerato en otro colegio público.

Se graduó de la Universidad de Georgetown como profesional en Servicio Exterior con énfasis en Economía Internacional. Después, hizo una especialización en Gobierno, Gerencia y Asuntos Públicos en la Universidad Externado de Colombia y realizó estudios de posgrado en Asuntos Internacionales en la Universidad de Columbia. También tiene una maestría en administración pública de la Universidad de Nueva York.

El periodismo acaparó su primera gran parte de trayectoria profesional. Fue corresponsal de la revista Semana en Washington, redactor de Cambio y editor político de EL TIEMPO, donde formó parte del equipo ganador del Premio Nacional de Periodismo del Círculo de Periodistas de Bogotá en 2007 por las investigaciones sobre parapolítica.

Ese año fue elegido Concejal de Bogotá por el partido Cambio Radical con la votación más alta en la historia de esa corporación para ese momento, alcanzando 48.162 votos. Su gestión hasta 2011 es recordada por su oposición al destituido y fallecido exalcalde Samuel Moreno Rojas.

En 2011 fue candidato a la Alcaldía de Bogotá y obtuvo la cuarta votación. Ese año fue elegido por primera vez como director nacional del partido Cambio Radical y el 18 de agosto revocó 308 avales a candidatos cuestionados por posibles nexos con actividades ilegales, la mayor purga política de la colectividad. Un año después fue designado por el entonces presidente Juan Manuel Santos como Secretario de Transparencia de la Presidencia, donde se encargó de coordinar el diseño de la política anticorrupción.

En 2013 volvió a ser elegido como director de Cambio Radical, donde estuvo hasta 2015 cuando renunció tras exponer de forma pública sus diferencias por el otorgamiento de avales a la candidata a la gobernación de La Guajira, Oneida Pinto, y al candidato a la gobernación de Antioquia, Luis Pérez, sin su consentimiento. “No puedo dirigir un partido que no cumple mis instrucciones”, dijo en ese momento.

En 2014 fue elegido como Senador. En 2018 renunció al partido y a su curul en el Congreso por la decisión de Cambio Radical de apoyar al entonces candidato presidencial del Centro Democrático Iván Duque.

En 2019 volvió a inscribirse como candidato a la Alcaldía de Bogotá, esta vez de forma independiente y con el movimiento ‘Bogotá para la gente’. Al quedar en segundo lugar, por el Estatuto de la Oposición, aceptó tener una curul en el Concejo, que mantuvo hasta diciembre de 2021, cuando renunció para apoyar al Nuevo Liberalismo en las elecciones del siguiente año al Congreso. Se presentó en el sexto lugar en la lista cerrada al Senado, pero la colectividad no logró ningún escaño en esa corporación.

Si le dieran a elegir un plato a Carlos Fernando Galán, elegiría el ajiaco casi sin dudarlo. Es su comida favorita. Lo curioso es que mientras come, piensa en Bogotá. Es como una obsesión. La mayoría del tiempo su mente procesa ideas sobre cómo solucionar los problemas que afectan a la ciudad. Se ubica muy bien en la capital y tiene una memoria prodigiosa. “Conoce a fondo los problemas de Bogotá”, dice el senador Humberto de la Calle, quien se montó al ‘Expreso Galán’.

“Es una persona disciplinada y estudiosa tanto como candidato como político. Le gusta saber de lo que va a hablar y estudiar a fondo. Le gusta sobre todo investigar lo que alguien le refuta, sea un ciudadano o un político o un opositor. Si necesita rectificar, lo hace, o si necesita dar la razón por algún tema no tiene lío en hacerlo. Por eso no se casa con una postura ideológica que lo nubla”, asegura Carolina Deik, su esposa.

En eso último coincide Alejandro Gaviria, exministro de Salud y de Educación que también respalda su candidatura: “Es una persona tranquila, ecuánime, que trata de tender puentes. Si uno quisiera un titular, diría que es quien representa el centro político”.

Y retoma: “Ha tratado de tener un diálogo constructivo y no genera mucha resistencia. Hay un sentimiento político predominante en Bogotá que busca más estabilidad y experiencia en medio del cambio de estado de opinión en el país tras la elección del presidente Petro, y ese puede ser Carlos Fernando”.

Su jornada diaria va hasta las 10:30 de la noche. “Algo retador físicamente, pero él se mantiene tranquilo”, dice Carolina. Y es que dos de las características de Galán son la serenidad y la calma. Su único talón de Aquiles es su familia. Le angustia no tener mucho tiempo con ella y le afectan de sobremanera cuando hacen algún juicio de valor que la involucre, aunque ha aprendido a saber en qué momento reaccionar. “He aprendido a tener cuero. Cuando esos ataques son sin sustento, lo único que pasa es que se devuelven y dejan de tener validez”, explica. “Mi hija me dijo, tras un debate radial: ‘¿Te dieron duro, no?’ y le respondí: ‘Sí, pero qué te pareció la defensa’, y ella contestó: ‘Estuvo bien, te defendiste bien”.

Le preocupan dos temas que tratará de solucionar casi que como una obsesión si llega a ser alcalde: “Entregar resultados en seguridad y que la gente lo sienta, porque me lo han comentado y les afecta: las personas quieren volver a confiar en la Alcaldía, en las instituciones”. No en vano, una de las frases de su campaña es “Bogotá camina segura”.

“Un rasgo fundamental es su empatía porque reconoce el dolor y la alegría ajena”, señala Juan David Aristizábal. “Es honesto y le importan los problemas de los otros sin prometer más allá de lo que se pueda cumplir, no hace demagogia, una forma de pervertir la democracia deliberativa, una enfermedad crónica”, retoma Alejandro Gaviria. En palabras de Humberto de la Calle, “es un líder político coherente y decente”; en las de Sandra Borda, “es alguien que siempre está en disposición de aprender de los demás”, y en las de Philipp Wodak, “será un alcalde conciliador”.

En cuanto a la confianza, reconoce que la relación entre el Distrito y el Gobierno Nacional debe recuperarse y buscará tener “un diálogo institucional y no una pelea en las redes sociales, siempre con argumentos”.

Se considera alguien persistente. “Una ciudad como Bogotá ha tenido varios momentos altos y bajos, pero se ha aprendido a levantar, y así me ha pasado en mi vida”. Hoy es optimista, aunque prefiere ser cauteloso. Su apellido guarda una estrecha relación con un pasado político trágico del país y la ciudadanía lo reconoce. “Han sido más de cuarenta años de luchas”, dice. Muchos lo tildan de delfín político, pero es enfático en reconocer que si bien su apellido es un referente y se ha convertido en su “guía”, la ciudadanía elegirá y buscará resultados en una persona: Carlos Fernando.