Venezuela sigue quemando más de la mitad de su producción de gas natural, debido principalmente a las limitaciones de las infraestructuras.
PDVSA quema más de 2,2 billones de pies cúbicos de gas por día (Bcf/día), una cantidad superior a la producción de la planta de exportación de Freeport LNG, con sede en Houston, de tres trenes y 15 millones de toneladas anuales.
Venezuela sigue quemando, venteando y perdiendo volúmenes de producción de gas por fugas.
La pérdida de estos volúmenes de gas se produce debido a una combinación de extracción de crudo históricamente baja y reducidas inyecciones de gas para mantener las presiones de los yacimientos.
También influyen en este desperdicio de un valioso recurso la falta de infraestructura para capturar y monetizar esos volúmenes de gas, dijeron los expertos de la consultora Gas Energy Latin America, Antero Alvarado, Luis Marín y Aidemiro Valera.
¿Cuánto gas se está perdiendo?
Gas Energy espera que la producción de gas de Venezuela promedie alrededor de 4 billones de pies cúbicos diarios (Bcf/d) en 2023, mientras que los volúmenes estimados para ser quemados, venteados o perdidos por fugas se espera que asciendan a 53% de la producción total.
Esta situación implica una reducción de la pérdida, si se compara con la producción venezolana de gas de 4,4 Bcf/d en 2022 (2,6 Bcf/d o 59% quemado, venteado y perdido); 4,4 Bcf/d en 2021 (65% de pérdida), 4,5 Bcf/d en 2020 (68% perdido) y 6,9 Bcf/d en 2010 (29% de desperdicio), según Gas Energy.
Históricamente, en tiempos de bonanza económica, el país y su empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) reinyectaban importantes volúmenes de gas para mantener la presión de los yacimientos.
Sin embargo, esos tiempos mejores han quedado atrás para el país y la empresa, debido a años de mala gestión de las rentas del petróleo, problemas de corrupción y falta de inversión extranjera directa de las petroleras internacionales.
Hoy en día, en medio del colapso de la producción de crudo, que se sitúa apenas por encima de los 800.000 barriles por día y muy por debajo de una media de alrededor de 2.5 millones de barriles diarios, durante gran parte de las dos últimas décadas, las reinyecciones se han convertido en cosa del pasado.
En 2022, sólo en el oriente de Venezuela se quemaron, ventearon o perdieron en promedio 1,5 billones de pies cúbicos (Bcf) por día, lo que supuso la emisión a la atmósfera de unos 2,5 millones de toneladas de CO2 al mes, según estimaciones de Gas Energy, citadas en un reportaje del portal especializado Hart Energy
El gas quemado puede abastecer al mundo
Venezuela alberga las mayores reservas de petróleo del mundo, con 304 billones de barriles y las séptimas reservas de gas, con 221 trillones de pies cúbicos (Tcf), según el Statistical Review of Energy de BP.
Las elevadas reservas de Venezuela, unidas a su baja producción, significan que tiene petróleo para más de 500 años y gas para 334 años.
Los volúmenes de gas desaprovechados por Venezuela podrían capturarse y utilizarse para abastecer el mercado nacional, así como para exportar a mercados internacionales como Europa, Asia o la vecina Trinidad y Tobago, señalaron los expertos de Gas Energy.
La invasión de Ucrania por parte de Rusia disparó la demanda de GNL en Europa para sustituir los volúmenes perdidos de gas ruso.
Los grandes exportadores de GNL, desde Australia a Estados Unidos, pasando por Qatar, siguen dominando el mercado, y los dos últimos tienen previsto introducir nuevas cantidades muy significativas a corto plazo.
Sin embargo, dado que se prevé que el crecimiento de la demanda de GNL supere al de la oferta, los posibles nuevos proveedores se apresuran a buscar financiamiento para aumentar su capacidad de licuefacción.
Un caso concreto de alta demanda potencial para el gas venezolano es Trinidad, ya que carece de gas para alimentar sus plantas de GNL, metanol y amoníaco.
La planta Atlantic LNG de Trinidad, cuya capacidad instalada es de 14,8 millones de toneladas por año, sigue funcionando con tres trenes debido a la grave escasez de gas que afecta a la pequeña economía trinitaria, dependiente del gas.
Pero llevar esos volúmenes desperdiciados de gas venezolano a mercados lejanos al otro lado del Atlántico o del Pacífico o incluso a países vecinos, donde pueda ser monetizado sigue siendo el mayor dolor de cabeza para los clientes potenciales, así como para el gobierno del presidente Nicolás Maduro.