Feria anual de electrónica en Las Vegas entre el optimismo y un entorno sombrío

El Consumer Electronic Show (CES), la gran feria anual de electrónica de consumo en Las Vegas, abre sus puertas este jueves apuntando al optimismo en un contexto sombrío de alta inflación, despidos y dificultades de suministro.

Del jueves al domingo, se esperan más de 100.000 asistentes de un centenar de países para una enorme operación de comunicación en torno a dispositivos y servicios ultraconectados.

Los stands ocuparán más de siete hectáreas, para el regreso en persona de diversos representantes del sector, luego de un CES en formato virtual de 2021 y e híbrido en 2022.

«La edición de 2023 representa un nuevo paso hacia la vuelta a la normalidad», aseguró Steve Koenig, uno de los directivos de la Consumer Technology Association (CTA), que organiza el CES.

La CTA apuesta por la tecnología para reactivar la economía, como ocurrió con los teléfonos inteligentes o la internet de alta velocidad después de la «última gran recesión económica» hace más de una década.

«Esta vez, creo que las poderosas nuevas olas de cambio tecnológico que realmente remediarán la inflación y restablecerán el crecimiento del PIB global vendrán del lado empresarial», dijo Koenig.

Éstas incluirán robótica, realidad virtual y vehículos automatizados, según este experto.

La tecnología aumenta la productividad, lo que reduce los costos de producción y, por lo tanto, es «una fuerza deflacionaria para la economía global», subrayó Gary Shapiro, presidente de la CTA.

Avances en robótica

El CES tendrá nuevos televisores, patines eléctricos, cochecitos de bebé con piloto automático y más para sorprender a los asistentes.

El gigante surcoreano Samsung, que hizo del CES su escaparate para el mercado estadounidense, mostró el martes a la prensa sus lavarropas que evalúan el nivel de suciedad de las prendas y determinan la cantidad de detergente necesaria.

También dijo que está diseñando un horno con cámara integrada para seguir la cocción de los alimentos en directo y poder hacer un vídeo sobre, por ejemplo, cómo crece un suflé, una función pensada especialmente para los «influencers» de las redes sociales.

LG Electronics presentó lo que promocionó como el primer televisor inalámbrico y controlado por voz dirigido al mercado de consumo.

El CES también se convirtió en uno de los salones del automóvil más importantes, con anuncios de BMW y Stellantis, entre otros.

«Se acabaron los días en que el CES se centraba exclusivamente en televisores, computadoras portátiles y electrodomésticos», señaló Thomas Husson, analista de Forrester.

«Ahora que el software está integrado en todos los dispositivos, las marcas están mostrando innovaciones en vehículos eléctricos, robótica e inteligencia artificial aplicada», dijo.

Presupuestos ajustados

En medio del pesimismo económico, las empresas deberán asegurarse de que los precios atraigan a consumidores que sufren la inflación y están cansados de vivir en línea durante la pandemia.

La CTA estima que el gasto en productos electrónicos y servicios de consumo en Estados Unidos este año caerá a 485.000 millones de dólares, por debajo del récord de 512.000 millones en 2021.

Aún así, si bien «la inflación y la recesión que se avecina pesarán en los presupuestos de los hogares», «los ingresos de la industria tecnológica se mantendrán alrededor de 50.000 millones de dólares por encima de las cifras antes de la pandemia», señaló la organización en un comunicado.

Muchas empresas tecnológicas florecieron durante la pandemia gracias a los confinamientos, y contrataron en masa. Con el regreso a la normalidad, comenzaron los despidos y el ajuste de presupuestos.

El miércoles, el gigante del comercio electrónico Amazon anunció que eliminará más de 18.000 puestos de trabajo, incluso en Europa, en el recorte de personal más grande de su historia.

Más temprano, el grupo Salesforce anunció que suprimirá 10% de su plantilla, o casi 8.000 puestos de trabajo.

Para Koenig, esta realidad no debería, sin embargo, ocultar el verdadero problema: la falta general de mano de obra calificada.

«Hace 20 años, la tecnología era un plus para una empresa. Hoy, el plus son las personas», resumió.

«Los antiguos empleados de los gigantes tecnológicos encuentran trabajo fácilmente en otros lugares, porque otras empresas necesitan sus habilidades», dijo Avi Greengart, analista de Techsponential.

Para las start-ups, sin embargo, «puede ser más fácil encontrar talento, pero se ha vuelto mucho más difícil recaudar fondos», debido al alza de las tasas de interés, indicó.

La cadena de suministro de semiconductores también sigue siendo motivo de preocupación.

«Los costos de envío están bajando y hay menos demoras en los puertos de todo el mundo», apuntó Koenig, «pero basta mirar lo que está sucediendo en China para comprender cómo la situación sigue siendo incierta». AFP