Matan al hermano del «Mocho Edwin»

Carlos Felipe Soto Nava, de 45 años, le dispararon en la cabeza cuando le entregaba unas empanadas a sus atacantes. La Policía investiga el crimen como una venganza

Los testigos no quisieron hablar. Todos se aglomeraron frente a la casa 58-52, en la avenida 4 Bella Vista con avenida 5, diagonal al antiguo Cine Uairén, parroquia Olegario Villalobos, luego que asesinaran a Carlos Felipe Soto Nava (45), hermano del reo Edwin Soto, alias el «Mocho Edwin», líder negativo en la cárcel de Sabaneta, quien permanece detenido en Tocorón, Aragua.

Frente a la vivienda, Soto ponía mesas y sillas verdes plásticas, vendía empanadas. El que llegaba era bien atendido, pero esta vez, la visita dejó un «mal sabor» a la familia, comentó uno de los curiosos.

Los desconocidos le pidieron dos empanadas. «Carlos bajó los escalones, les sirvió y al volver al regresar por el refresco, lo tirotearon». Seguidamente huyeron en una camioneta negra y un carro azul pequeño. Eran a las 4.45 de la tarde.

La víctima descendió los cuatro escalones y se desvaneció dentro de la vivienda. Afuera, a solo unos metros del cuerpo, quedaron tres casquillos de bala.

Los motorizados de la Policía regional y Polimaracaibo llegaron al sitio y resguardaron la escena. La Policía científica arribó a las 5.30 de la tarde, cerró la avenida y comenzó a recabar las evidencias. Dentro de la casa, una docena de familiares lloraba mientras que los detectives tomaban fotografías a Carlos y a los cartuchos de bala. Dos estaban por el portón pequeño y el tercero por el grande.

Un familiar, sin identificarse, dijo que «Carlos era una buena persona, pese a sus hermanos ‘rebeldes’, él era sano». Sentenció que era el cuarto de seis hermanos y que minutos antes lo había visto con vida, salió un instante y de regreso lo llamaron para avisarle.

«Si me hubiese quedado, quizás me hubiesen matado a mí también». Hace tres años, frente a esa casa, mataron a «Yose» un sobrino de Carlos.

Uno de los curiosos aseguraba que «algún día iba a caer porque no estaba en ‘vainas’ buenas». A las 6.50 de la tarde, cuando caía la noche, llegó la unidad forense y levantaron el cadáver para llevarlo a la morgue.

Carlos tenía dos trabajos, en la mañana trabajaba como personal de mantenimiento en el Hospital Noriega Trigo y en la noche atendía su negocio. La mayoría de su familia reside en el sector Santa Rosa de Agua. Su asesinato lo investigan como una venganza.

 

José Antonio González/La Verdad