Matan a palazos a su sobrina

Valeria Ortiz, de cinco años, llegó al Hospital Hugo Parra León, en Miranda, llena de sangre. Tenía moretones y botaba sangre. Amarelis Aponte (40) y su esposo Henry Ortiz (47) tenían una denuncia por maltrato en la sede de la Lopna. A la sobrina que criaban la agredían a diario

Con visibles signos de tortura ingresaron a la emergencia del Hospital Hugo Parra León, del municipio Miranda, a la pequeña Valeria Ortiz, de cinco años. Sus tíos, Amarelis Aponte González, 40 años, junto a su esposo Henry José Ortiz Peña, de 47, la criaban. A diario la golpeaban con un palo de escoba. El pasado lunes, a las 10.00 de la mañana, recibió su última paliza.

La Policía contó que Valeria era golpeada, con un palo de escoba, por su tía materna. Amarelis recibió a su sobrina recién nacida, luego que su hermana se la regalara por carecer de recursos para mantenerla. Los vecinos, testigos de varias golpizas, contaron que nadie la defendía.

«Solo se escuchaban los golpes y la niña pidiendo que no le pegaran más», en una de las calles del sector El Carmen del municipio. Recordaron que el lunes la niña se orinó en la cama y «como de costumbre», su tía la golpeó para reprenderla. Al parecer la niña sufría de complicaciones en los riñones y casi a diario amanecía orinada.

En esa oportunidad, los golpes en la cabeza y la espalda pasaron factura. Cuando Aponte dejó de agredirla, Valeria se desplomó. No podía levantarse y su corazón dejaba de latir. La pequeña sangraba en el suelo de la habitación, al no responder, la tía la llevó con su esposo al centro de salud y una hora más tarde les notificaron su muerte.

Los efectivos de la Guardia Nacional que custodian el hospital los detuvieron rápidamente, mientras que llegaba una comisión de la Policía científica. Se conoció que sobre Amarelis, antes de su detención, reposaba una denuncia por maltrato en la sede de la Ley Orgánica de Protección del Niño, Niña y Adolescente (Lopna) de la localidad costeña, formulada por una de las vecinas.

Agregaron además que, en ocasiones, hasta el esposo de Amarelis la golpeaba con los puños, cuando llegaba de tomar. Los detectives trasladaron a los detenidos hasta un comando policial para declarar los hechos. Quedaron a la orden del Ministerio Público, en asuntos de maltrato infantil.

 

Jolitze Isea García/La Verdad