Yaxis Aristigueta: Primaria legitimadora

Yaxis Aristigueta

La legitimación de una opción tomando como base el apoyo popular genera reconocimiento, funda un espacio para la construcción, genera poder. El poder se fundamenta en la continuidad del yo en el otro, pero no a través de la violencia, es precisamente la falta de intermediación, de comunicación, de proyección del si mismo en el otro lo que conlleva a la violencia. Si no puedo convencerte te obligo. El poder, dice Byung Chul Han, para ser poder necesita un espacio que lo porte, que lo afirme y legitime.

Hoy no hay una alternativa de poder que represente un mayor peligro para el gobierno que la elección primaria. Este proceso es espacializador, está gestando un espacio para el entendimiento, para la construcción de un referente democrático, para la inclusión, para la rectificación de errores, pero sobre todo para el reconocimiento. Del mismo modo, la primaria se está revistiendo de legitimidad, todo va a depender de la capacidad de movilización el 22 de octubre, si es que ésta logra llevarse a cabo. Muchos son los factores internos y externos que pudiesen jugar en contra de dicho proceso. El segundo de los casos tiene su mayor ejecutor en la figura del gobierno nacional.

Los ataques a distintos líderes de la oposición en los últimos días, son un claro mensaje de que la primaria preocupa al gobierno, lo preocupa demasiado. Tener a lo largo y ancho del territorio nacional distintos actores políticos, agitando, movilizando y organizando a la población es un peligro para quien detenta hoy el poder. Es por ello que harán todo lo posible por torpedear el proceso organizativo que representa la elección del 22/10. Pero no sólo van a tratar de incidir en ese evento, también lo harán para el del año 2024.

Con la altísima posibilidad de que se nombre un CNE espanta votos, la elección presidencial del año 2024 comienza a verse influenciada por la administración de Maduro. Todos saben que hoy por hoy el gobierno nacional le teme a un evento de votación masiva, nombrar a un hombre o mujer de su confianza al mando del máximo ente electoral generaría en la población sospechas en el sistema electoral, lo que en otrora expusieron como tesis algunos políticos para justificar sus derrotas, hoy el PSUV lo pone en práctica para afianzar la tesis de parcialidad en el poder electoral.

El sabotaje a la primaria, no es sólo un ataque a las organizaciones políticas, sino a la organización y movilización ciudadana, un ataque a la libertad de asociación. Un posible escenario es que el TSJ obligue a que las primarias se hagan organizadas por el nuevo CNE y sin los candidatos inhabilitados. Eso no abortaría el proceso de primaria pero lo hiere de muerte. Ese hecho sobrevenido

no sería otra cosa que una invitación a la frontalidad, al enfrentamiento más extremo, en suma a la polarización en su máxima expresión. En ese escenario de máxima polarización el partido de gobierno resultaría vencedor de una u otra forma, bien sea por el uso permitido de la fuerza o el no permitido, resultaría ganador en el campo de la violencia institucional, en la violencia simbólica y en la violencia de calle.

El amedrentamiento como instrumento para hacer política les ha funcionado en multiplicidad de ocasiones. La condena de los 6, la intervención a la Cruz Roja y al Partido Comunista son pequeñas muestras de lo que son capaces de hacer. El proceso de primaria es un espacio político que puede terminar constituyéndose en una fuerza aglutinadora de movilización y cambio; y es que hasta hoy ese proceso agrupa a una cantidad de fuerzas ciudadanas y políticas que sobrepasan al tradicional G4.

La primaria genera ese espacio que afirma y legitima una opción real para vencer al gobierno, pues esta está impregnada de un espíritu democrático, de gente dispuesta a transformar esta nefasta realidad a través de la vía electoral. Esa misma ciudadanía es legitimadora de una opción de poder. Pero esa opción no debe se vista como un hombre o mujer per se, ni en la figura mesiánica de siempre, ese poder debe ser contemplado como un movimiento en donde actuar juntos sea prioridad. En éste sentido una muy acertada H. Arendt indica que «El poder surge no solo de la capacidad que tienen los hombres para actuar o hacer cosas, sino también para concertarse con los demás y actuar de acuerdo con ellos.

En ese orden de ideas, puedo decir que para que la elección primaria se configure como un espacio de poder se debe ir más allá del entendimiento y del mutuo acuerdo. Se debe lograr una organización superior para blindarla, defenderla, mantenerla viva; así mismo se debe gestar una estrategia efectiva que garantice su éxito y el cumplimiento de los convenios, pues lo político no se puede reducir solo a un actuar en común, sino al acuerdo basado en transigencias recíprocas lo que, en cuanto equilibrio de poder, constituye el actuar político, como bien indica Byung Chul Han.

Yaxis. Aristigueta