Ricardo Sucre: ¿Todo anda bien en el PSUV?

Estoy en el grupo de analistas que considera que el PSUV es un partido cohesionado. Como he escrito en varios artículos para el portal, El Cooperante, la tensión que identifico dentro del PSUV no es la famosa “pelea entre Maduro y Diosdado” sino tensiones en torno a la dirección que lleva el proyecto chavista y de la base frente a la cúpula por más participación y porque los cuadros en el gobierno no sean mediocres.

En la juramentación de la nueva dirección del PSUV ocurrida el día 23-4-22, Maduro se dirigió a alguien dentro del partido. Fustigó la distinción que algunos hacen entre “el chavismo y el madurismo”. Si se analiza la nueva dirección nacional del PSUV, la figura que no repitió ni quedó con cargos es Elías Jaua, quien desde hace unos años mantiene una educada diferencia con el gobierno. A lo mejor Maduro sin nombrarlo se dirigió a Jaua. Este, en un reciente libro, caracterizó al gobierno de Maduro como uno neoliberal, alejado de las premisas fundamentales del proyecto de Chávez. La dirección del PSUV se enmacolla en torno a Maduro y a Cabello, y Jaua hace públicas sus diferencias programáticas con el ejecutivo ¿Esta educada diferencia entre los dos sectores dentro del PSUV se manejará o la cohesión se resquebrajará?

Mucho se habla de las diferencias que existen dentro del mundo oficial. En mis análisis, soy distante de esa visión no porque no haya, sino porque me luce un “wishful thinking” en la onda del “quiebre de la coalición dominante” más que un análisis de la vida interna dentro del chavismo.

Claro que hay tensiones internas. Identifico dos de tipo estructural. La primera, hay una tensión por el giro que Maduro ha dado al proyecto chavista. Algunas voces señalan que el presidente “traicionó el legado de Chávez” y avanza en un proyecto “de derecha y para enchufados”.

La segunda, la tensión entre la base y la cúpula por los grados de democracia interna y, más recientemente, por las capacidades y honestidad de los cuadros políticos que van para el gobierno. El chavista también reciente y padece la mediocridad de los cuadros gerenciales del gobierno.

De las dos tensiones, la segunda es “histórica” porque viene desde Chávez. Es una resistencia que el propio comandante reconoció y resolvió, al menos en el discurso, a favor de las bases. Este fue el diálogo de Chávez en el Aló Presidente Teórico Nº 1 del 9-6-2009. Veamos:

“Bueno, ¡pero el Partido no puede adueñarse, cuidado!, de los Consejos Comunales, no, no. ¿Verdad que no?

“Asistentes: ¡Nooo!

“Presidente Chávez: no, no lo permitan ustedes.

“Asistentes: [aplausos].

“Presidente Chávez: el Consejo Comunal no puede ser un apéndice del Partido, estaríamos matando al bebé. ¿Cuál es el bebé? Los Consejos Comunales. ¡Estaríamos produciendo un aborto, ustedes no lo permitan, no lo permitan! ¡El Partido ayuda, tiene que ayudar; ¡el partido impulsa, tiene que impulsar!

“Asistentes: [aplausos].

“Presidente Chávez: ¡El Partido forma cuadros! ¡Los Consejos Comunales no pueden ser apéndices de las alcaldías, no pueden ser, no deben ser, no se dejen!

“Asistentes: [aplausos].

“Presidente Chávez: ¡Los Consejos Comunales, ¡las Comunas no pueden ser apéndice de gobernaciones, ni del ministerio!

“Asistentes: [aplausos].

“Presidente Chávez: ¡Ni del Ministerio de las Comunas, ni del Presidente Chávez: ¡ni de nadie, son de pueblo, son creación de las masas, son de ustedes!

“Asistentes: [aplausos]”.

En esta tensión cúpula-bases gira mucho la vida interna del chavismo, con Chávez y Maduro. Es una constante. La dirección busca “adueñarse” de los movimientos sociales y éstos luchan porque no sea así.

Hoy diría que el gobierno logró insertar a una cantidad de movimientos sociales del chavismo en la estructura del Estado. Algo como auxiliares de la burocracia pública. Con el sistema patria, ser parte de la estructura del Estado se extendió a públicos no chavistas. En un sentido, si quieres existir para el Estado o disfrutar de ciertos subsidios para poder llevar el costo de la vida, hay que estar en patria. El precio de estar en patria es la información que el Estado recibe de la persona. La minería de datos.

Pero también hay un chavismo crítico que observo en redes sociales y seguramente en movimientos sociales que “no serán televisados”. Críticos no quiere decir “salta talanquera”. Por eso la tensión con la dirección del PSUV. Tirantez que se observó en las primarias de 2021. Principalmente en las primarias para los gobernadores.

En otro asunto en donde veo diferencias en la dirección es en cuál tratamiento para figuras de la oposición. Cabello y Jorge Rodríguez me parece quieren una acción rápida para encarcelar a dirigentes de la oposición. Maduro me luce que quiere un proceso político y luego una acción desde la justicia del sistema autoritario. No veo claridad en la dirección del PSUV sobre cómo actuar frente a dirigentes de la oposición. Es otra tensión interna. Eso explica ese ir y venir de amenazas y no amenazas, que convive junto a los reclamos de la base chavista que quiere dirigentes de la oposición presos ya y no un largo proceso político que culmine en una detención. En la cúpula del PSUV hay acuerdo en acciones contra figuras de la oposición, las diferencias son en el cuándo y en el cómo.

Fuera de estas tensiones y diferencias, la dirección chavista la veo cohesionada, con disciplina, y con una división del trabajo entre sus cuadros más relevantes en la que cada cuadro respeta la esfera de actividades del otro cuadro, y no hay choques.

No obstante, hubo dos hechos que me pusieron a pensar sobre los cambios y tensiones dentro del PSUV. Por eso el título del artículo “¿Todo en orden dentro del PSUV?”.

Los dos hechos que me hacen pensar sobre dinámicas que tocan tensiones internas es el cambio de ministros anunciado por Maduro el día 22-4-22 y la conformación de la nueva dirección del PSUV comunicada el día 23-4-22.

Maduro anunció dos cambios en su gabinete. Salió Biomorgi de Industrias y entró Juan Arias, quien viene de ser Viceministro de las zonas económicas especiales.

Cuando Biomorgi fue designado me pareció como un ministro “muy sifrino” para el estilo de Maduro, pero a lo mejor el gobierno quería dar una imagen de apertura con ministros con apariencia técnica. Hay que recordar que Biomorgi sustituyó a Arreaza cuando fue postulado como candidato del PSUV para Barinas en diciembre de 2021. Es decir, Biomorgi apenas duró 4 meses en el cargo.

Biomorgi no pegó con el estilo del gobierno en general y a lo mejor fue cambiado por eso. También puede ser porque el ejecutivo empujará la ley de las ZEE y quien mejor que Arias para esa tarea como ministro de Industrias. Trabajó el tema antes de ser ministro. Además, Arias es del “grupo Maduro”. Tiene química con el presidente. Es posible, entonces, que el gobierno quiera darle impulso al tema de las industrias y a las ZEE. Se recuerda que las ZEE es una propuesta bandera del gobierno, pero perdió fuelle en lo que va de 2022. Quizás por la reforma judicial que es una prioridad.

Entró Juan Carlos Loyo a Pesca. Loyo fue ministro de agricultura de Chávez entre 2010-2012. Fue un ministro polémico porque fue designado en un momento de expropiaciones de tierras, principalmente en Zulia, en las que Loyo apareció armado en una toma de tierras al Sur del Lago el día 17-12-2010.

Una hipótesis para explicar el regreso de Loyo es que Maduro quiere darle participación a un chavismo crítico pero no salta talanquera. El motivo puede ser que Maduro quiera sumar a chavistas críticos para su candidatura en 2024 o el gobierno observa tensiones internas dentro del chavismo que ataja.

En su programa del 20-4-22 Cabello puso videos de Chávez en los que éste habló de la lealtad, de la “revolución”, etc. No es que estos videos sean nuevos en el programa del diputado, pero en ese programa en particular, fue llamativa la insistencia en los mensajes de Chávez sobre la lealtad. En el aire quedó que Cabello se dirigía a alguien dentro del chavismo ¿Sería al grupo Jaua?

El día 23 de abril fue la segunda plenaria del V congreso del PSUV. Maduro justificó las designaciones de Arias y Loyo porque los dos “son economistas y socialistas”. Para el presidente esto es importante ¿Por qué?

Mi hipótesis es que tal vez Maduro ve que la economía se recupera, y quiera hacer una corrección hacia la izquierda con dos personas que no son Giordani pero tampoco son aperturistas o neoliberales. A lo mejor fue el caso de Biomorgi, más aperturista, y por eso Maduro lo quitó. La corrección es para atajar las críticas internas que señalan que “Maduro se fue a la derecha”, y cambió dos ministros por otros que comunican la estética y valores chavistas de manera más clara.

En una actividad del día 11-5-22 Maduro expresó que con Loyo intercambia sobre la economía, incluso desde antes que el segundo fuera nombrado ministro. Afirmó que lo escucha y el presidente expresó su preferencia económica: el “modelo chino”, del cual Loyo, por su intervención ese día, comparte. Maduro indicó que el ajuste económico “lo llevamos a pulso” y “por etapas”. De manera que Loyo puede ser una persona con la que Maduro sienta afinidad para hablar de economía y llevar su “modelo chino” a la venezolana. Por cierto, el presidente comentó que su preferencia por el “modelo chino” viene desde 2004. Ahora desde Miraflores, ensaya la versión venezolana del “modelo chino” y Loyo entró en el juego, principalmente porque comparte la visión de Maduro y por lo que Loyo comunica como figura chavista y exministro “del comandante”.

En el acto del PSUV del día 23-4-22 cuando se juramentó la dirección nacional de este partido, Maduro dejó ver que dentro del mundo oficial pudiera haber grupos que están en su contra y se organizan. No para tumbarlo, sino posiblemente para criticar sus políticas que ven alejadas del “legado de Chávez”. Es decir, grupos conservadores en lo que al proyecto chavista se refiere. Es lo que Maduro dejó ver cuando habló de quienes hacen la distinción entre “el madurismo y el chavismo”. Sin nombrarlo, Maduro se dirigió a alguien.

A lo mejor los cambios en el gabinete tienen que ver con esto. Nombrar a dos “economistas socialistas” para decirle a los sectores conservadores que la “apertura a lo Maduro” no es “neoliberal”. Es la simbología que comunica Loyo, con la camisa del Ché durante las expropiaciones de 2010. Arias comunica ser más curtido, más político, pero al igual, viene del mundo socialista, no es solo un técnico. La gran pregunta es ¿a quién se dirigió Maduro? ¿Sería al grupo Jaua?

Veamos el siguiente Cuadro que describe cómo quedó la dirección nacional del PSUV entre 2018 y 2022:

Repiten 2018-2022: 26

Nuevos dirección 2022: 14

Mujeres en 2018: 13

Mujeres en 2022: 12

Abreviaciones:

R = Repite

NR = No repite

F = Fallecido

CPN = Comité Político Nacional

De manera rápida y descriptiva, el PSUV renovó solo un tercio de la dirección nacional. Uno de cada 3 integrante de la dirección es “nuevo”. Las 2/3 partes repitieron en 2022. La proporción de mujeres se mantiene dentro de la dirección la que, también, es un tercio. El número de gobernadores y alcaldes bajó con respecto a 2018. De 6 pasó a 4. Si bien no es una disminución muy grande, puede ser por lo afirmado en el boletín Nº 290 del PSUV, el cual reseñó que una de las demandas de la base en el V congreso, fue que se separara el ejercicio de cargos de elección regional de cargos políticos dentro del partido. Es decir, el gobernador o alcalde son solo eso, no jefes del partido. Tal vez la dirección atendió esta demanda y bajó la representación de los cargos regionales que son integrantes de la dirección del PSUV al mismo tiempo, de 6 a cuatro.

Si se compara la dirección nacional de 2022 con la dirección nacional de 2018, de los 40 integrantes no repitieron 6 gobernadores, 5 ya no son, 1 es –Miguel Rodríguez de Amazonas, pero ya no forma parte de la dirección nacional- dos dirigentes fallecieron (Istúriz y Darío Vivas), y 3 dirigentes pasaron al Comité Político Nacional –que es como un cuerpo asesor- Gerardo Márquez, Isis Ochoa, y Mayerling Arias. No repitieron ni quedaron en el CPN Gladys Requema, pero fue designada por la AN inspectora de tribunales el día 26-4-22; es decir, tampoco quedó por fuera, en la lógica que el “chavismo no abandona a sus dirigentes, sino que los mueve”, Aloha Núñez, y Elías Jaua. Núñez y Jaua son los que no repitieron, porque Requena fue acomodada en el TSJ. Sin embargo, Núñez es diputada a la AN y Vicepresidenta de pueblos indígenas del PSUV. Jaua es el que no tiene un cargo formal.

Desde hace unos años Jaua mantiene una educada diferencia con el gobierno de Maduro, principalmente de tipo programática. El exministro de Chávez escribió un libro publicado en 2021 que se llama “Venezuela Siglo XXI: transformación, conflicto, y agenda para el porvenir” (Caracas, Trinchera, PP. 64). En la cara posterior del libro, se lee que, “Aproximarse a esta obra debe tener como premisa que, si bien el gobierno bolivariano ha sobrevivido frente al asedio creciente del imperialismo, no cabe dudas que la agresiva política de éste ha conllevado claros efectos en la vida de la nación venezolana, y en el proceso de transformación operada en ella desde inicios de este Siglo XXI. De una u otra forma, se ha afectado el modo de vida, las conquistas económicas y sociales conseguidas durante los primeros años del proceso bolivariano” (subrayados míos) ¿A quién se dirige Jaua?

El libro tiene un capítulo con un sugerente título, “Contradicciones programáticas en el seno del chavismo”. En este capítulo, Jaua caracterizó el “ajuste a lo Maduro” –así lo llamo- como uno cercano a un ajuste neoliberal. Escribió el sociólogo (página 44) que, Si concordamos que una política neoliberal persigue de manera prioritaria alcanzar un deficit cero y lograr la reducción de la inflación a un digito, mediante una drástica contracción de la liquidez monetaria que limite la capacidad adquisitiva de los trabajadores y trabajadoras, en el marco de la implementación de medidas orientadas a la liberación financiera y comercial, la flexibilidad laboral, la privatización de la gestión y/o propiedad de los activos públicos y la desregulación del mercado en general (Ramírez René, 2020); debemos concluir que la dinamica económica en la Venezuela de este tiempo, tiene un marcado rasgo neoliberal, con algunas variantes en el ámbito social”. Jaua citó a Miliband para sugerir que el gobierno de Maduro es “reformista” y que “lo posible” es definido por una “adaptación a la comunidad de los negocios”.

El dirigente socialista agregó que, “Toda esta situación, ha generado un debate creciente en el seno de las fuerzas chavistas, en la izquierda y en la sociedad en general. El debate va, desde quienes argumentan que son medidas pragmáticas, para enfrentar el bloqueo económico; pasando por quienes lo explican desde la confusión ideológica, de quienes hoy toman decisiones; hasta los que sostienen que se trata de un viraje ideológico, para consolidar una nueva élite política y económica”.

El excanciller concluyó que, Lo cierto es que el rumbo económico de Venezuela dista hoy día de algunos fundamentos programáticos originarios de la Revolución Bolivariana, expuestos en el primer Capítulo de este ensayo, a saber: lucha contra la desnacionalización, freno a la privatización de bienes públicos y reivindicación del papel regulador del Estado en la economía” (subrayados míos). Para Jaua, el Plan de la Patria “quedó desdibujado”.

El exvicepresidente durante Chávez reconoció que el “bloqueo” creó situaciones inéditas “Pero, cualesquiera sean las razones, es un hecho fáctico que los objetivos iniciales de la Revolución Bolivariana están bajo graves desafíos, en un contexto donde los espacios de discusión y deliberación, a lo interno del chavismo y de la sociedad en general, son bastantes limitados; en tanto la dirigencia gubernamental y partidista ha incrementado sus suspicacias, frente a cualquier crítica o interpelación, bajo el principio de que ‘estamos en guerra’. Lo cual, también, es cierto” (subrayados míos).

Jaua observó que el espacio para discutir dentro del chavismo es limitado por la “suspicacia” de la dirección porque “estamos en guerra”. Curiosamente, el mismo motivo da cierta oposición a quienes no están de acuerdo con la estrategia de la presión y el quiebre. No hay “suspicacia” sino acusaciones: “colaboracionistas”, “tarifados”, “alacranes”, “gusanos”, “vendidos”, y se exige no cuestionar nada porque “estamos en guerra” (contra “el régimen”), so pena de ser penalizado en las redes sociales de la oposición.

Es evidente que Jaua se dirige al gobierno de Maduro. Quizás por estas críticas, salió de la dirección del PSUV. Luce que la dirección nacional del PSUV de 2022 es una más del grupo de Maduro y de los otros “planetas” -como dice Maduro- o “familias políticas”. Repitió Cilia Flores, entró su hijo Nicolás Maduro Guerra, y entró Jorge Arreaza. Si se saca un porcentaje, los Maduro Flores tienen como familia casi el 10% de la dirección, y los Chávez casi el 5% de la dirección nacional. Es una dirección más “enmacollaíta”.

Con sus cuadros importantes, el chavismo no los anula, sino los “castiga” o los envía “de vacaciones” pero los vuelve a poner en puestos. Jacqueline Farías fue removida de la gobernación del DC, pero luego designada para dirigir las obras de recuperación de la UCV y ahora está en la dirección nacional del PSUV. Así con Erika Farías. Renunció a la alcaldía de Caracas en vísperas de las elecciones regionales de 2021 para no afectar la campaña de Meléndez Rivas, pero repitió en la dirección nacional.

Un detalle interesante es que Lacava no está en la dirección de 2022. Pero tampoco estuvo en la de 2018. Se puede especular por qué un gobernador popular para cierto público y cercano a Maduro, no está en la dirección nacional. Puede ser que Lacava no quiera, pero puede ser que el PSUV tampoco lo desee. Tengo una hipótesis algo arriesgada para explicar lo anterior: que Maduro puede ver en Lacava a un candidato presidencial para el PSUV. Igual creo es la situación para Héctor Rodríguez. Todo dependerá de la coyuntura interna y externa ¿Y si Maduro ve a Lacava como un candidato para 2030? Es lo que no sé ¿Si Maduro y Cabello acordaron algo como “tenemos el poder”, y ahora “vamos a formar a los relevos para 2030 en adelante”?

Poner a Lacava en la dirección quizás no vaya con este objetivo (o a Héctor Rodríguez, aunque está en la dirección nacional del PSUV, lo que cuestiona mi hipótesis). Es mejor que crezca como figura política fuera de la dirección nacional del PSUV. Es decir, no hay diferencias, sino el presidente y el diputado del PSUV preparan sus relevos y el partido aceptó que los dos serán poder dentro de la organización más allá de los cargos formales que puedan tener. Lacava como un Díaz Canel del “proceso” y Maduro y Cabello como los Raúl Castro. O algo así.

Son especulaciones las que conjeturo, pero parece que algo se mueve dentro de las “familias políticas” del gobierno. Probablemente la lucha es porque los críticos internos ven que Maduro se consolida, sienten que tiene un proyecto que no es totalmente chavista –en los puntos que señala Jaua- reaccionan, Maduro se dio cuenta, y comenzó la “guerra de los mensajes” y también política: conformar una dirección a dos entre Maduro y Cabello con figuras cercanas a cada uno, y los críticos como Jaua quedan fuera.

Maduro y Cabello hacen llave frente a los críticos ¿Estos se manifestarán en público más allá del libro de Jaua? Este ¿mantendrá las críticas en el plano programático o buscará influir dentro de su partido? No veo a Jaua como un “salta talanquera”. Quizás es lo que le ha complicado a la dirección cómo tratar su caso o, posiblemente, lo que hay es un acuerdo para llevar la disputa sin romper. Los tres -Maduro, Cabello, y Jaua- estuvieron en la famosa reunión con Chávez en Cuba en enero de 2013 poco antes de que éste regresara a Venezuela, en la que el comandante les demandó mantener la unidad del socialismo y evitar “el maleficio de la traición”.

Para los tres, este compromiso ante Chávez es un punto de honor cosa que, por cierto, subestimó la oposición en su tesis del “quiebre”. Si alguna vez la oposición analiza porqué no se dio el “quiebre” como esperó entre 2013-2020, una causa importante fue este compromiso entre los 4 hecho en Cuba. No será algo muy racional en la tesis de “los incentivos” -que encanta en la oposición- pero como sugieren Kahneman y Tversky, no siempre somos los actores racionales que buscamos “maximizar la utilidad”. Hay variables no racionales que influyen mucho en política. Este compromiso en Cuba es una, más allá de los “costos y beneficios” e “incentivos”. Quizás Maduro, Cabello, y Jaua entienden que, pese a las diferencias, deben honrar este compromiso que hicieron frente a Chávez en enero de 2013. Hay mensajes, hay indirectas, hay críticas, pero no ruptura o el famoso “quiebre de la coalición dominante”.

La paz en el campo chavista fue el tema del programa de Cabello del día 11-5-22, como fue en el programa del 20-4-22 ya comentado. El del día 11 de mayo fue con un tono más bajo, más cercano. Cabello dijo que “tenemos que blindarnos dentro del chavismo”, llamó a los descontentos “a venirse para acá”, y alertó sobre lo que pudiera pasar si el chavismo deja el poder, alerta que no es nueva.

Lo que esto revela es que el gobierno está consciente que hay diferencias y tensiones internas, pero quiere llevarlas con mano izquierda, con conversaciones dentro de los grupos. Pudiera ser el caso con Jaua. No quedó en la dirección nacional del PSUV, pero tampoco hay acciones o discursos en su contra, y viceversa. El día 12-5-22 Jaua debió presentar su libro, pero no ocurrió. A lo mejor las diferencias internas se llevan por canales políticos. Las “trompadas estatutarias” dentro del PSUV que todos aceptan pueden darse, sin romper o “saltar la talanquera”. Jaua critica el “neoliberalismo” del “ajuste a lo Maduro” y éste anunció que entre el 5 al 10% de las acciones de empresas del Estado se cotizarán en la bolsa. Hay un contencioso programático que se lleva dentro del PSUV entre la dirección y Jaua.

Lo cierto es que el cambio en la dirección nacional del PSUV recoge las críticas de quienes desde el chavismo afirman que el “ajuste a lo Maduro” es neoliberal, y han quedado fuera del partido -al menos sus figuras más visibles- y la dirección luce una más cohesionada en torno a Maduro y a Cabello.

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