Rafael Ramírez habla de connotados personajes involucrados en corrupción

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Rafael Ramírez habló de connotados personajes involucrados en corrupción.

Muy oportuna será la realización del Congreso del partido, anunciada para el 28 de julio. Es momento para dar una discusión franca, democrática sobre la situación actual del país; las dimensiones de la crisis que padece; reafirmar los principios; y, por, sobre todo, retomar el camino, corrigiendo los graves errores que se han cometido en la conducción del gobierno, durante todo el período posterior al fallecimiento del Comandante Chávez.

El partido debe hacer una evaluación profunda de cuál ha sido su papel en este tiempo de turbulencias; y asumir su rol de vanguardia de la revolución venezolana. Todo ésto pasa por una profunda autocrítica con respecto a su funcionamiento; su silencio ante las evidentes desviaciones del gobierno; y, las pretensiones del madurismo de desplazar de todos los niveles de dirección a los factores revolucionarios, como ya lo han hecho en gran medida. El partido tiene que reafirmarse en su papel de ser el cuerpo conductor de una revolución socialista en Venezuela; no permitir que se siga imponiendo un régimen de gobierno revisionista de derecha que, poco a poco, ha ido despojando a nuestro proceso, de todos los elementos que lo prefiguraban como una revolución.

El partido debe ser el factor garante de la unidad de los revolucionarios, lo cual necesariamente pasa por permitir y estimular en su seno la discusión política, así como, la crítica al gobierno y su actuación, si los mismos contravienen los principios que le dieron nacimiento a nuestra organización. El papel del partido, si es un partido revolucionario, es fundamental en la conducción de una revolución, y en evitar que el gobierno sea el que la asuma. Ahora mismo, los caballos van detrás de la carreta. Es el partido el que se subordina al gobierno, al madurismo. Hasta ahora, el partido sólo aplaude, no conduce, no orienta: el partido debe reasumir su rol histórico.

Desde los quince años de edad, he militado en partidos de la revolución; creo firmemente en la necesidad de su existencia, prefigurando en su seno, la sociedad y los valores, la conciencia que luego ha de irradiarse a toda la sociedad, a través de la acción política. Iniciamos nuestra formación, en el ya legendario «PRV-RUPTURA», por muchos años, duros, pero de gran aprendizaje, estudio, trabajo político en la calle, hasta que la dirección política de entonces se extravió en Cabure, y optó por la disolución de nuestra organización. Luego, insistimos en el intento con la Esperanza Patriótica, desde las montañas de Mérida, pero ya la dispersión era la regla en el campo revolucionario, y la crisis era extendida en el país, hasta que el pueblo se fue solo, espontáneamente a la calle, sin una vanguardia, y lo masacraron en su grito desesperado durante «El Caracazo».

Fue sólo el Comandante Chávez con su acción valiente, a contra corriente de la mayoría de la izquierda y sus partidos ya adaptados al sistema, quien supo interpretar y darle cauce a las legítimas aspiraciones de cambio del pueblo con su acción del 4 de febrero, rasgando por un momento, las tinieblas de la IV República; y el control absoluto, la asfixia, que habían impuesto a un país inmerso en una terrible crisis estructural del capitalismo atrasado, dependiente, mono productor, periférico, que se instaló con el advenimiento del petróleo.

La historia nos enseña, que cuando un partido, o su dirección, se agotan, extravían o éstos son capturados por el sistema que quieren superar, sencillamente se despojan de su carácter revolucionario, se diluyen en el gobierno, sucumben al poder y al final, pierden su esencia crítica y capacidad de conducir los procesos revolucionarios. Se ha hablado bastante del papel del partido, hay mucha teoría. El PSUV, debe discutir cuál ha sido su papel en este período y revisar si ha luchado o nó suficientemente para preservar el legado del Comandante Chávez; si su forma de funcionamiento, ha respetado sus estatutos, la democracia interna, y si es él quien conduce la gestión del gobierno o es al revés.

Como miembro fundador del PSUV, he formado parte de su dirección política, he sido Vicepresidente para el Oriente del país, donde obtuvimos importantes victorias, sobre todo cuando recuperamos el Estado Sucre para la revolución; luego Vicepresidente en el Occidente (Zulia-Los Andes), donde logramos una sorprendente y resonante victoria en Mérida.

Desde la «Batalla de Santa Inés», en 2004 hasta la última contienda electoral del Comandante Chávez en 2012, fuí el jefe de movilización y logística de nuestro movimiento. Conozco al partido; a sus dirigentes nacionales, medios, a las bases, organizaciones populares; respeto mucho a toda la militancia, porque me consta que han acompañado al esfuerzo revolucionario, transformador, con lealtad; siempre han luchado para mantener la voz de Chávez en el corazón del pueblo.

Sabe el partido que he sido objeto de una feroz persecución interna, un linchamiento moral, y que han tratado de cambiar la historia; mintiendo y horadando mi nombre y reputación, porque he mantenido desde siempre una voz crítica ante lo que ha venido sucediendo en el país, y ante los graves errores que nos han llevado a esta situación. Yo he asumido mi responsabilidad y he pagado un alto costo. No se me ha dado derecho a la defensa: a exponer mis argumentos, se me ha sacrificado en un proceso inquisitorio impensable hace tan solo pocos años, a la par que se ha destruido una de las obras fundamentales del Comandante Chávez y de nuestra Revolución, como era PDVSA y nuestra Política Petrolera.

No ha habido sensatez, se ha hecho una política desde las «tripas». Mientras estuve ocupando mi posición en las Naciones Unidas, las pocas veces que pude viajar al país, conversé con varios miembros de la Dirección Política del Partido; de la Dirección Militar del País; manifestando mis preocupaciones, de todo tipo, y advirtiendo que se me estaba acorralando y preparando en mi contra una «operación de aislamiento», e incluso de entrega al enemigo. Siempre se me aconsejó «calma», «paciencia». Perdimos la oportunidad de atajar ésto a tiempo, el chavismo entrega su revolución sin disparar un tiro.

Debo decir, que, para sorpresa mía, el presidente sí ha convertido estas diferencias políticas en un tema personal, con mucho resentimiento, y ha utilizado todo el poder que tiene como Jefe de Estado para hacerme daño en lo personal: resulta insólito, que un jefe de gobierno utilice sus poderes para perseguir y dañar a un ciudadano y más aún, a quien estuvo junto al Comandante durante tanto tiempo, hasta los últimos momentos de su vida, ocupando altas responsabilidades en el Estado y la Revolución.

De mi parte, siempre he defendido mis posiciones políticas de izquierda, no las oculto, no las tranzo; mi visión del tema petrolero, económico: siempre hago un ejercicio efectivo y a tiempo de la crítica y autocritica revolucionaria. Es preocupante que el presidente insista en este abuso de poder, así, en su última alocución en PDVSA, ya asoma nuevas falacias, campañas, ahora, en lo personal. Cosa extraña que debe poner en alerta a todo el país, porque demuestra falta de equilibrio en el tratamiento de los asuntos de Estado. En mi pueblo, por allá en Trujillo, la palabra tiene mucho peso y el honor de los hombres también.

Durante el último congreso del partido en el que pude participar, año 2014, expuse a la Plenaria de los delegados, en el Teatro Teresa Carreño, la situación económica del país; las perspectivas de caída del precio del petróleo (siempre andaba con mi reporte de precios en la mano, mostrando con preocupación la tendencia de caída en todas las instancias), lo que debíamos hacer. Recuerdo que quien conducía el debate me indicó, luego de recibir una llamada, «que se me había terminado el tiempo», e incluso practicó con cierto entusiasmo un «mini cacerolazo» de copita y cucharita, a lo que el Congreso reaccionó con indignación: de pié exigieron que continuara la exposición.

Los que estaban allí presentes, seguro recuerdan ese episodio y la presentación. Yo la conservo. Por eso, el presidente miente cuando afirma que «nuestros expertos petroleros no previeron la caída del precio del petróleo». No sólo es falso, sino que conservo copia de los informes que le preparé como Ministro de Petróleo y como Vicepresidente Económico, advirtiendo innumerables veces sobre la caída del precio del petróleo, las consecuencias que habría para el país, y las medidas económicas que habrían de ser tomadas antes de que ésto se produjera y, por supuesto, para prevenir los efectos que hoy, lamentablemente, estamos viendo.

Pero el presidente desestimó estas advertencias, así como, nunca leyó los documentos de Giordani, ni los de Merentes. Es otro el problema, es un problema de comprensión y responsabilidad en la conducción del país. Tal vez tenía ya para ese entonces, otros «asesores», escuchaba otras voces que no eran las del Chavismo.

En el penúltimo Congreso, a principios de 2015, los delegados me eligieron como parte de la Dirección Política del PSUV, pero jamás fui convocado. Una sola vez pude viajar y aparecer de repente, para sorpresa de varios de los presentes. No había la intención de que pudiese ejercer las responsabilidades que me confirieron los delegados. Luego me enteré que la Dirección realmente no funcionaba, se instaló un «equipo político», que desde entonces ha secuestrado las decisiones del partido y la conducción del país.

Volviendo al Congreso del Partido, quiero por esta vía, pedir un derecho de palabra en el Congreso, que se me permita hablar, para exponer mis puntos de vista, explicar lo que haya que explicar y hacer mis planteamientos y ofrecer mi experiencia de trabajo, para contribuir a salir de esta severa crisis en todos los órdenes que sufre el país. Este Congreso puede ser una oportunidad para poner las cosas en su sitio, superar el odio y la mentira, recomponer las filas del Chavismo; que podamos volver los que estamos exiliados, que sean escuchados los que están presos, que podamos reencontrarnos con Chávez, su esencia y su palabra.

Varios temas debería abordar el partido en sus discusiones:

El primero de todos, es revisar si seguirá siendo un partido socialista. Debe analizar la vigencia del Socialismo del Siglo XXI y del Plan de la Patria como documento programático de nuestra revolución. Yo creo que sí, y que necesita ser reafirmado por el Partido. Una pregunta motora para esta cuestión, sería una muy sencilla, que siempre hacía el Comandante Chávez: Dónde está el Socialismo? , si el partido se reafirma como socialista y el Plan de la Patria es nuestro Plan, entonces estamos hablando del partido de Chávez.

Podríamos comenzar por allí: ¿Dónde está el socialismo en este gobierno? ¿Dónde está en la economía? ¿Dónde están los programas sociales, las Misiones, la democratización de la sociedad, los niveles de escolaridad, la salud, la alimentación, la pobreza, la equidad? ¿Dónde está el socialismo en las empresas del Estado, en la creación de trabajo, en los valores y la ética del gobierno? ¿Dónde está el Socialismo en el Arco Minero, en PDVSA, en las Empresas Básicas? ¿Dónde está el Socialismo en el Petro, en las cajas Clap?

No sé si recuerdan que, durante el gobierno del Presidente Chávez, éste hizo muchos esfuerzos para explicar al pueblo el carácter socialista del mismo, y de manera insistente preguntaba en todos los espacios, dónde estaba el socialismo. Sobre todo, insistía en el hecho de que el socialismo debía ser «humanamente gratificante»; un principio: el «vivir bien» como un concepto espiritual, que abarcara mas que únicamente las necesidades materiales; que, por supuesto, el socialismo debía estar en capacidad de atender.

Este gobierno no es socialista. Usa el término y lo que ha logrado es un extendido y profundo rechazo a la sola idea, porque el pueblo la asocia a la crisis que estamos viviendo. La primera tarea del partido entonces será, retomar el socialismo; no en la consigna, en el título, nó. En su esencia liberadora, creadora, de trabajo, de justicia social, de alternativa para la humanidad.

Hoy día lo que campea en la economía y las relaciones sociales, espirituales, es un capitalismo brutal; expropiador del valor del trabajo, de nuestros recursos naturales, empobrecedor del pueblo, donde prevalecen las salidas individuales, donde no hay Estado que defienda ni intervenga a favor del ciudadano, donde impera la ética del despojo, del malandraje, y se diluyen los conceptos de solidaridad, soberanía, integridad, patria.

El Congreso debe pedir cuentas al gobierno, ¿por qué se han deteriorado tanto las condiciones de vida del pueblo?, la disfuncionalidad del país es tal que no hay transporte público, el pueblo va en camiones para transporte de animales, no funcionan las telecomunicaciones, no hay medicinas, no hay alimentos, no hay salario que pueda comprar, aunque sean los alimentos mínimos, no hay producción de insumos, ni de petróleo, no hay internet, estamos desconectados por vía aérea, no hay luz, no hay agua, no hay gas, hay hiperinflación, los venezolanos huyen del país como pueden.

Entonces ¿Qué pasa con el gobierno? Todo tiene una excusa, nadie asume ni hace su trabajo, no se sirve al pueblo, el pueblo no participa, no tiene cómo. Entonces allí está fallando el partido. Es una falla grave no acompañar al pueblo en sus necesidades, en sus aspiraciones. Se está dejando el campo abierto a otros actores políticos, pareciera que no existe la suficiente conciencia del partido ante el sufrimiento del pueblo.

La economía debe ser otro gran tema. Primero, hay que prohibir las excusas en la discusión. Hay que asignarle a las sanciones y la llamada guerra económica, un peso, un porcentaje, pero ya. No todo es guerra económica, ni sanciones. Es mentira, es parte de la manipulación mediática del gobierno, que tiene todos los medios para desinformar. Ya no hay excusa para no hablar de la economía. Les ofrezco retomar las medidas propuestas por nosotros al presidente, cuando estábamos en la Vicepresidencia Económica y comenzar por allí: por el último Congreso, la discusión en el Teresa Carreño. Muchas cosas hay que revisar y actualizar, porque en economía, si no se toman decisiones a tiempo o no se toman de ninguna forma (que fue lo que pasó), los problemas se agravan exponencialmente. La confianza es básica en economía y ella se obtiene cuando se toman decisiones, que sean correctas, que atiendan a un Plan.

Los problemas siguen vigentes: la política cambiaria, la hiperinflación, el desabastecimiento, el contrabando, el mercado paralelo, el «bachaqueo», el trabajo, la producción, la especulación financiera, las cuentas fiscales, la deuda.

El gobierno debe explicar al Congreso cuál es su Plan para el rescate de la economía, explicar al partido quiénes son sus «asesores», cómo es esa alianza con la derecha especuladora con el tema del Petro, que pasó con el Arco Minero, qué pasa en PDVSA, cuál es la Política Petrolera que seguirá el Gobierno, dejar de lado las fantasías de las conspiraciones contra la producción dirigida desde afuera. ¿Vamos acaso a abandonar la Política Petrolera del Comandante Chávez, la Plena Soberanía Petrolera? ¿Por qué se entrega PDVSA a las transnacionales, a empresas de maletín? ¿Por qué se está privatizando PDVSA, qué va a hacer la Junta Directiva? ¿Cuál es la situación de todo el parque industrial del Estado, de las Empresas Básicas, las cementeras, los insumos de alimentos? ¿Cómo está la producción agrícola, las tierras recuperadas, están produciendo?, ¿los insumos para la producción, fertilizantes, semillas?

Otro tema a discutir seriamente es el de la corrupción. Primero, hay que dejar de lado la mentira y su utilización como arma de persecución política para desaparecer a los contrincantes. No se puede aceptar que la corrupción sea un fenómeno inherente al Chavismo y menos, a PDVSA. NO es verdad. Se le ha hecho un profundo daño al Chavismo con este tema. No ha imperado ni la objetividad ni la sensatez. Los que creían que era un excelente argumento para perseguir y destruir PDVSA, son unos insensatos que han acabado con la empresa mas importante del país y el instrumento mas efectivo del Estado, en términos de recursos y apoyo para la democratización de la sociedad; la batalla contra la pobreza y la exclusión; y, sobre todo, para preservar la soberanía económica.

Si hay hechos de corrupción, hay que abordarlos como el que aborda una enfermedad. Ver todo el panorama, revisar todo el cuerpo del Estado. Entender que justamente en un país petrolero como el nuestro, con un capitalismo «vivito y coleando» donde ingresaban mas de 120 mil millones de dólares al año al torrente de la economía, sin capacidades productivas de absorción de esta renta y sin mecanismos de ahorro de los excedentes, la apropiación de la renta es un peligro permanente, un factor que, aunado a los mecanismos intactos de especulación o erradas políticas monetarias (como mantener el control cambiario), potencian la posibilidad de corrupción y la extienden a todos los niveles de la sociedad. La corrompe hasta los huesos.

No es un fenómeno único de una institución, el que crea eso, es un pendejo. La corrupción está en PDVSA, en la Fiscalía, en el Poder Judicial, en los cuerpos policiales, en el sistema penitenciario, en la Tesorería de la Nación, en Miraflores, en el círculo íntimo del madurismo, en Cencoex, en Cadivi, en los Puertos, en el ámbito militar, en la Banca, en el Petro, en el Arco Minero, en el SENIAT, en las Empresas Básicas, en el BCV, Ministerios de Infraestructura, Transporte y Comunicaciones, Alimentación, Cancillería, en los Sindicatos, Gobernaciones, Alcaldías, en los partidos de la oposición, en las empresas importadoras, en los privados, en las contratistas, constructores y un largo etc.

No es verdad que las transnacionales están a salvo de este fenómeno, ni el sector privado, ni la derecha. No es verdad, como torpemente lo ha difundido el madurismo, que el Chavismo es corrupto. No es verdad que existen empresarios buenos y malos, que los empresarios que hoy día merodean a los líderes del madurismo, les mantienen sus gastos, estilo de vida, sus viajes, sus adquisiones, su poder, que esos empresarios, que habría que hacer una lista larga, sean buenos, mientras que otros son los malos. Por cada corrupto de la Administración Pública hay por lo menos cinco agentes del sector privado. Ésto sin hablar de los «grandes señores y apellidos», que tienen una especie de «patente de corso» para hacer en este país lo que les venga en gana.

No se pueden hacer esas torpes distinciones, hay connotados personajes que, es público y notorio, se han involucrado en corrupción, por las fortunas y bienes que detentan en el exterior, que las exhiben, que nadie se atreve a mencionar o bien porque son los «panas», amigos del grupo de alguien que se mantiene en el poder, o porque hacen lo que el madurismo quiere que haga. NÓ, la realidad es que, para mantenerse al margen de la corrupción en un país como el nuestro petrolero, con un capitalismo especulativo intacto, hay que tener mucha integridad moral, ética, compromiso y conciencia. Y esa es la discusión que hay que dar, la moral y ética que acompañan a la revolución, al socialismo y los mecanismos de prevención y combate a este flagelo, el cual todo revolucionario y hombre honesto debe rechazar.

Pero ésto no puede abordarse haciendo «razzias», como han hecho SÓLO en PDVSA, destruyéndola, desprestigiándola, se ha hecho un show político del madurismo, una «vendetta» del Fiscal con las detenciones sensacionalistas, sin el debido proceso, sin el derecho a la defensa, parece que alguno de esos «asesores» del madurismo; los mismos del partido «ni fu ni fa»; los que dejaron a Chávez estampado en una camiseta estilo hindú, hubiesen recomendado hacer, de la PDVSA Roja Rojita, pasto del malandraje y tumba del sentimiento y moral Chavista. Eso sí es corrupción. Sería muy interesante que los cerca de 100 trabajadores de PDVSA presos hablaran, pudiesen defenderse, dar sus argumentos, explicar. Que los empresarios contra los que ha habido un ensañamiento personal del presidente que los ha llevado hasta la cárcel llamada la «tumba», los militares, los Chavistas presos por razones políticas, acusados de cualquier cosa, tuviesen un debido proceso, derecho a la defensa, un trato legal, tipo Banesco, tipo Chevron o tipo preso de la oposición.

Otro tema que el Congreso debe abordar, es el respeto a los derechos humanos, el fin al Estado policíaco de terror e intimidación en que se ha convertido el gobierno. El abuso que se ha hecho del poder del Estado, de los cuerpos de inteligencia, la violación sistemática de los Derechos Humanos, las detenciones arbitrarias, secuestros, sin derecho a la defensa, al debido proceso, es un acto grave, que ya no se le puede achacar a una actuación aislada, puntual, de un funcionario. Nó, ha sido una política sistemática de esta Administración, reivindicada por el madurismo que nos retrotrae a los peores tiempos de la IV República y con ello se viola la Constitución y la ética de una Revolución, donde se supone que el ser humano es el centro de todas las preocupaciones.

El Fiscal debe renunciar o ser removido, porque ha permitido, ha sido protagonista y partícipe de la violación a los derechos humanos. Una ausencia del debido proceso, la instigación al odio, el silencio cómplice ante crímenes de todo tipo, el haberse convertido en un agente de un grupo de poder que utiliza la majestad del Estado para violentar los Derechos Humanos.

¿Dónde están las voces de los defensores históricos de los de Derechos Humanos en el país?, ¿al partido no le da vergüenza que, en nombre de Chávez y del socialismo, se tengan presos políticos incomunicados, sin juicio, secuestrados, en condiciones deplorables?, ¿no se supone que una revolución chavista, debe diferenciarse de los métodos y códigos de regímenes autoritarios de derecha? ¿No se parecen mucho los jefes policiales y sus métodos, a los utilizados por los jefes policiales de la dictadura y de la IV República?, ¿en verdad les parece normal meterle un cohete a un grupo rodeado por soldados y policías?, ¿no debería el partido hacer una revisión de qué está pasando en «la tumba», y otras prisiones del país, preguntarse cómo es que mueren quemados vivos mas de 67 presos comunes en Carabobo y que nadie dé la cara?, definitivamente, este es un gobierno autoritario y necesita que alguien lo controle y le ponga coto a esta actuación. Esa es parte de la discusión en el Congreso, el partido no puede guardar silencio cómplice ante esta actuación represiva, ésto desvirtúa la naturaleza del socialismo.

Finalmente, el Congreso debe revisar en perspectiva cuál es la política hacia el resto de los sectores del país, de los partidos políticos y cómo restablecer el Estado de Derecho, el ejercicio de la política con «P» mayúscula. Todos los números indican que el PSUV es, afortunadamente, la principal fuerza política del país, esos ensayos financiados y promovidos por el madurismo como el partido «ni fu, ni fa», no tuvieron éxito ni arraigo en los sectores populares. Aunque ésto es cierto, también lo es, como lo indica el último proceso electoral, que la mayoría del país no se expresó políticamente. Hay que saber interpretar el comportamiento de esos amplios sectores de la sociedad.

Dejar atrás el sectarismo, rescatar la unidad y cohesión del Chavismo en torno a las banderas programáticas del PSUV, el socialismo, el Plan de la Patria, restablecer la democracia interna, cesar la persecución de los cuadros revolucionarios, acabar con el «pranato» político, asumir el rol de conductor de la revolución, preparar un programa de discusión abierta, democrática para abordar la solución de la terrible crisis del país, restablecer la moral y ética chavista, revolucionaria, la verdad y el trabajo, impedir que el madurismo siga asfixiando a nuestra organización, detener la entrega del petróleo y luchar por defender nuestra soberanía e integridad territorial, defender nuestras conquistas políticas y sociales, son algunos de los retos de este Congreso.

He asomado sólo algunos temas de discusión, ojalá se profundice un proceso necesario de debate y discusión política. Reitero mi solicitud de participar en el Congreso, que se me garantice la posibilidad de asistir y discutir, aportar, se deje de lado la amenaza, la persecución, la utilización de todo el poder del Estado contra un ciudadano, se restablezcan mis derechos políticos.

Siempre con el corazón en la patria, vaya mi saludo fraterno y revolucionario a todos los patriotas, hombres y mujeres de bien y de trabajo, a los jóvenes, estudiantes, obreros, campesinos y soldados, allá en el barrio, allá en la Faja o en el Lago. A todos los Bolivarianos, militantes del PSUV que aman a nuestro país. Con Chávez Siempre ¡Venceremos!