Demanda Pública: Cuando lo correcto es ser opositores de la oposición y del chavismo

A propósito de la llamada a una consulta popular en Venezuela por parte de la oposición venezolana entre 5 y 12 de diciembre, con finalidad desconocida e incomprensible, al menos para los abajo firmantes, y que contendrá, según las fuentes opositoras oficiales que se confunden con oficialista, las siguientes preguntas:

1. Consulta a los venezolanos si exigen “el cese de la usurpación de la Presidencia de parte de Nicolás Maduro y convoca la realización de elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables”.

2. “¿Rechaza usted el evento del 6 de diciembre organizado por el régimen de Nicolás Maduro y solicita a la comunidad internacional su desconocimiento?”.

3. La tercera pregunta plantea a los ciudadanos si “ordenan hacer las gestiones necesarias ante la comunidad internacional para activar la cooperación, acompañamiento y asistencia que permitan rescatar nuestra democracia, atender la crisis humanitaria y proteger al pueblo de los crímenes de lesa humanidad”.

A las tres interrogantes, los ciudadanos podrán responder “Sí” o “No”.

Ante semejante burla, y a falta de instancia competente, queremos demandar públicamente, por Daño Moral, Psicológico y Pecuniario (si, económico), a la Oposición Venezolana.

Nos atrevemos a soñar mediante este escrito, con una justicia posible, capaz de sentenciar objetivamente la falta transparencia, de seriedad, la incongruencia, la burla y la destrucción emocional y moral de los ciudadanos del país caribeño que desde el año 1999 (sí, desde hace 21 años), protestan en contra del modelo Gobierno-Estado instaurado por Hugo Chávez (QEPD) y continuado por Nicolás Maduro.

La historia de consultas, referéndums, elecciones, protestas, calle, calle y más calle, es larga, dolorosa pública y notoria.

Acláreme usted señor juez: ¿Es necesario consultar públicamente a un país en el que casi el 90% de sus habitantes corren el riesgo de morir de hambre y mengua, sobre si quieren y les da beneplácito la continuidad del gobierno que los tiene sumidos en la peor de las miserias desde hace 22 años? ¿Es esto en serio o, asumiendo la desesperación y el buen ser, nos siguen tomando el pelo? ¿Qué ocurrirá el día después de la consulta, cuando el resultado (ya conocido) sea publicado en los medios de comunicación y expandido en cada una de las redes sociales? ¿Habrá un avance concreto ante una respuesta sin ninguna base legítima y sin que pueda accionar ninguna medida legal o, solo sirve para que los líderes de la oposición puedan darse palmaditas triunfantes en la espalda mientras pregonan “estamos más que nunca muy cerca de terminar esta pesadilla”?

Cifras no oficiales indican que hay al menos ¡cinco millones! de familias divididas, falta de medicinas, trastornos emocionales en cada punto cardinal del globo terráqueo, (como consecuencias directas de las distintas medidas del (des) gobierno) y todavía no sabe la abusiva y descarada oposición venezolana ¿qué es lo que quieren los venezolanos?, no nos ¡jodan! O ellos son tontos o los pendejos somos nosotros (y nos inclinamos más por la segunda).

Si existiera un universo paralelo, donde la justicia estuviese de nuestro lado y fuese posible demandar civilmente a ese grupo que dice representar el interés de la mayoría, y considerando:

  • Que hemos atendido todos y cada uno de los llamados electorales, consultivos, verbenas de apoyo moral y hasta económico, siendo la última burla aquella consulta popular del 2017 donde más de siete millones de personas dentro y fuera de Venezuela se manifestaron claramente en contra de lo que no quieren;
  • Que nos han mentido, al asegurar públicamente que no se reunían con el gobierno, cuando sí lo hacían (sin juicio de valor sobre si era necesario o no, fue una mentira);
  • Que siguen mintiendo mientras declaran unidad cuando la mitad de los actores políticos dicen lo contrario; prueba inequívoca que no hay unidad sino un montón de agendas personales y algo en común: Una ambición desmedida por el protagonismo en los medios de comunicación; los “likes” en Instagram y ser “TT” en Twitter;
  • Que recaudaron un total de $2.351.812 de ayuda económica en un circo musical (bonito y emotivo, eso sí) donde nadie supo que paso con ese dinero; es decir, sin ser aún gobierno ya se creen plenipotenciarios, sin que sea necesario rendir cuentas a la ciudadanía;
  • Que mintieron declarando con bombos y platillos la posesión de 30 toneladas de oro perteneciente a las reservas del Estado, en un banco inglés, petición que fue anulada por parte de un tribunal británico el pasado mes de octubre;
  • Que han engañado continua y repetidamente al asegurar que el cese de la usurpación estaba cerca, cuando todos sabíamos que era falso;
  • Que han nombrado representación diplomática paralela cuya utilidad es comparable con la de cualquier jarrón de porcelana, y no por las capacidades de los nombrados, ya que hay gente excepcionalmente buena que, creyendo que podían aportar, cayeron en la trampa.

Todo lo anterior destruyendo la moral y las esperanzas de seres humanos que sueñan con un cambio tangible.

Y no nos engañemos, la situación de Venezuela es compleja, (intentando simplificar, en una palabra). Venezuela es impredecible, manejada sin escrúpulos y donde aparentemente (no nos consta) hay intereses más oscuros de los que podemos leer en las noticias. No somos ilusos. Pero no puede ser, señor juez, que la locura y la desesperación sea el combustible que usa la falsa oposición para manipular, mentir, engañar y jugar con los sentimientos y las esperanzas de una muy abusada población. No es aceptable, no es justificable y no es perdonable.

Solicitamos, señor juez, los haga pagar los daños emocionales y psicológicos causados por la absoluta falta de verdad; por las noches de insomnio, las lágrimas continuas al descubrir que no pasa nada, las rabias, estrés y depresiones que han causado enfermedades múltiples, dentro y fuera del país

Ser opositor de la oposición no significa de ninguna manera que apoyamos al (des)gobierno venezolano, ¡no! Es simplemente asumir una posición crítica para exigir un respeto que nos merecemos.

Siéntase libre, cualquier ciudadano de unirse a esta demanda, que merece ser colectiva para dar valor y fuerza a una voz que está hastiada de ser ignorada.

 

23 de noviembre de 2020

A. Brus: Abogado, egresada de UCAB, Activista, Co-Fundadora de la plataforma Venezolanos Unidos en Holanda

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E. Guzmán: Experto en estrategias de gerencia y gobernabilidad de datos. Co-Fundador de la plataforma “Venezolanos en Holanda”

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