David Bonyuet: La peor de todas las guerras

Cuando Maduro ordenó armar a las milicias, el número de asesinatos de inocentes venezolanos se incrementó. Desde que Diosdado anunció que los conductores de vehículos no deberían aceptar bloqueos en las autopistas, el número de atropellos contra marchas opositoras aumentó. Cuando Aristóbulo ordenó a colectivos paramilitares atacar al pueblo, desde entonces no han cesado los ataques a zonas residenciales. Es obvio que en las dictaduras se promueve la masacre de inocentes, pero por más que lo intenten jamás podrán doblegar a un bravo pueblo. 

 

El secuestro y posterior asesinato de Reinaldo Herrera y del voluntario de la cruz verde Paul Moreno demuestra que nadie esta a salvo, sin importar su actividad, ni cuánta protección o recursos puedan tener, la permanencia del chavismo solo nos garantiza peores crímenes. El chavismo es sinónimo de desgracia, muerte y fracaso, por eso todos ellos tienen que irse, por eso mismo hay que sacarlos a todos.

 

Con más de 300 civiles procesados y encarcelados por cortes militares solo hay una conclusión: ¡estamos en una guerra! Pero esto no es una guerra convencional, sino una de las más miserables, donde no respetan hospitales, ni escuelas, ni ancianatos, ni edificios residenciales, ni colegios, ni iglesias, ¡el chavismo no respeta nada!Las Fuerzas Nazi-chavistas no perdonan niños, ni mujeres, ni ancianos, ni madres, ni monjas, ¡razón tienen los soldados de decir que son chavistas! Cuando vemos a militares disparando a inocentes civiles, podemos entender que no hay tribunales militares, sino jaurías de inquisidores cumpliendo órdenes. Hasta en la peor de las guerras se respetan las leyes, se cumplen los derechos humanos y no se prohíbe la entrada de ayuda humanitaria.

 

A pesar de las claras evidencias de muertes y graves heridos debido al disparo indiscriminado y salvaje de bombas lacrimógenas contra las multitudes, los militares siguen con la práctica criminal con la evidente intención de causar una tragedia. Esos militares traidores no pueden ser venezolanos y si lo fueran son de la peor calaña posible. Hasta en la peor de las guerras se permite la atención médica de heridos, no se asaltan a las brigadas médicas, ni se meten presos a los que alimentan a los presos políticos.

 

Un verdadero récord de inconsistencia son los 17 diferentes ministros de salud que han pasado en estos 18 años; ¿alguien cree que existe un plan de salud coherente en ese desorden de ministerio? Sin duda el plan de la dictadura es buscar al más incompetente para aumentar la crisis médica en todo el país. Hasta en la peor de las guerras la salud pública es una prioridad, pero no en la patria bonita.

 

Hay mucha hipocresía cuando piden no instigar a los robolucionarios en el extranjero que disfrutan del dinero mal habido, pero ¿cómo es posible que no les duela la muerte, tortura o prisión de nuestros hijos en el país? Nadie va a ir contra niños, pero muchos de esos adultos saben que derrochan fortunas mal habidas en un país que se muere de hambre. Es preferible denunciarlos a las autoridades competentes para que confisquen sus fortunas mal habidas, pero la justicia no suele llegar a los que con profunda dedicación destruyeron un país y las leyes no cubren casos de capitales escondidos en paraísos fiscales. Si esos chavistas no se manifiestan ahora contra la dictadura y retornan lo robado, entonces están del lado de la tiranía y deberán ser sometidos al escarnio público por ser cómplices del saqueo a Venezuela. No se busca el ataque fisico, sino restregarles en sus caras los crímenes cometidos. Obviamente nadie los denunciaría si ellos se van a Cuba a disfrutar de la isla de la felicidad, pero ¡que curioso que a los chavistas les encanta ir al imperio!

 

Simón Bolívar ya lo dijo: “maldito el soldado que apunta su arma contra su pueblo”.  Hoy las calles se llenan de los gases lacrimógenos que intentan bloquear la libertad, pero esa tenue barrera la derrotaremos con el pueblo marchando sin retorno.  Aquí nadie se rinde: ¡abajo la dictadura!

David Bonyuet   @DBonyuet