Por mensajes telefónicos y las redes sociales se organizaron las mujeres para cruzar la frontera

“Si tenemos que volver a cruzar la frontera, lo haremos porque qué vamos a hacer, aquí no se consigue nada”, dijo Ana Belén Rodríguez, una de las más de 500 mujeres ureñenses que el pasado martes 5 de julio en la mañana, a empujones rompieron el piquete de guardias nacionales que bloqueaban el paso y atravesaron el puente internacional Francisco de Paula Santander hacia Cúcuta en busca de alimentos, leche para niños, artículos de higiene y otros productos que escasean en Venezuela, publica La Nación.
Después de lo ocurrido el día anterior, este miércoles los pasos peatonales autorizados por dicho puente internacional fluyeron de manera normal; y a la altura de la Aduana Subalterna de Ureña, donde se ejerce el control, no se observó reforzamiento militar. Estaban apenas los efectivos del Ejército y de la Guardia Nacional  encargados de chequear a las personas con salvoconducto que entran y salen.

Gente que frecuenta la avenida que conduce hacia el puente Francisco de Paula Santander, moradores de Ureña y por supuesto también las protagonistas, comentaban lo ocurrido el pasado martes.

 fronteramujeres

“Yo llevé 30 mil Bs y compré bastante”

Ana Belén Rodríguez, una profesora jubilada con cuatro nietos, dos de ellos muy pequeños, uno de ocho meses y otro próximo a cumplir dos añitos, para quienes no tenían leche ni azúcar para el tetero,  dice que jamás en su vida se imaginó encontrarse “en una cuestión de estas”, refiriéndose al acontecimiento del pasado martes en la mañana.

“Eso lo organizó un grupo de muchachas de las comunidades, de las juntas vecinales. Nosotras acudimos al llamado de ellas porque en realidad estamos desesperados porque aquí no se consigue nada; yo particularmente tengo cuatro nietos y para ellos no teníamos ni leche ni azúcar. En vista del desespero de que aquí no se consigue nada,  decidí unirme a este grupo de muchachas y dije ‘vamos a echarle pierna a esto’, porque si no nos unimos no vamos a tomar fuerza. Y así ocurrió, el martes en la mañana me levanté, convidé a mis tres yernas, a mi hija y les dije ‘vamos porque esto es de mujeres, vamos a ver qué podemos hacer para buscarle comida a estos niños, porque  qué vamos a hacer’”, repitió.

-Un kilo de azúcar que allá cuesta mil bolívares aquí lo venden en 2 mil bolívares –comparó la mujer–, pero la leche de los niños no se consigue aquí ni repagada. La gente está trayendo de allá para  revender aquí.

“Usted sabe que el dinero de nosotros allá no rinde, pero la mayoría  compró azúcar, arroz, leche en polvo completa y de fórmula, aceite, harina, jabón en polvo y de lavar platos, desodorante, papel higiénico, champú, galletas, lentejas, garbanzo, arveja. A pesar del cambio, sale más económico que comprar aquí a los bachaqueros.  Yo llevaba sólo 30 mil bolívares y traje todo eso que le estoy nombrando;  aquí, mi esposo trae una bolsita con tres cositas y dice que gastó 20 mil bolívares. Hasta un caucho para la moto de mi hija traje, aquí cuesta 45 mil y allá nos salió en 30 mil bolívares”, comentó.

“Nos salió más barato que a los bachaqueros”

fronteraPor su parte, Blanca Nubia Rinso, ama de casa y otra de las participantes, también narró que entre varias mujeres se pusieron de acuerdo para llevar a cabo la acción y poder cruzar la frontera “porque aquí no se  consigue nada y lo poco que hay está súper caro, mientras que en Cúcuta, a pesar del cambio que está tan bajo,  podemos comprar más barato que a los bachaqueros de aquí de Venezuela. Yo gasté como 80 mil pesitos que tenía (casi 30 mil bolívares al cambio actual) y compré productos de primera necesidad: arroz, azúcar, panela, aceite, mayonesa, jabón y otras cosas que uno necesita, de a poquito pero alcanzó”.

Dijo que el mercado que  hicieron no va a durar mucho tiempo  y  afirmó que tendrán que ponerse de acuerdo para volver a pasar. Abren frontera o dejan pasar a hacer mercado, esa es la única solución.

“Rompimos la barrera”

El cruce forzado de la frontera por el puente Francisco de Paula Santander, según indicaron varias de las participantes, comenzó a organizarse desde la semana pasada, haciendo la convocatoria a través de mensajes telefónicos y redes sociales, para no alertar a las autoridades militares que controlan el paso. Fue organizado desde el jueves, cuando comenzaron a “correr la voz”.

El martes en la mañana, las mujeres se concentraron en la plaza Bolívar de Ureña y de allí se trasladaron hasta la alcabala de la Guardia Nacional, donde se ejerce el control para pasar por el puente. Inicialmente un grupo de damas estuvo dialogando con los militares para que voluntariamente les permitieran pasar hacia Cúcuta. Esperaron un rato pero ante la demora, forzaron la barrera militar y lograron cruzar.

Las protagonistas recordaron que la Guardia Nacional siempre opuso resistencia para que pasaran, de hecho hubo algunas mujeres que sufrieron empujones, “pero tuvimos que romper la barrera. Habíamos gran cantidad de mujeres y algunos hombres nos dieron aliento desde lejos, ellos no se metieron pero nos decían ‘ustedes pueden, ustedes van a pasar, rompan la barrera’”, relataron.

“Rompimos la barrera porque quienes estaban al frente eran muchachas jóvenes y fuertes, y empujaron a los guardias y nos metimos. A lo que se abrió la barrera, en avalancha fuimos todos. Y  resultó un éxito, pudo más la voluntad del pueblo que la Fuerza Armada. Fuimos y compramos y regresamos con nuestros alimentos y le dijimos a la Guardia: nosotros comemos, nuestros hijos comen y por lo tanto así lo hicimos”, agregó Ana Belén Rodríguez.

Autoridades colombianas no se opusieron

Recordaron que después de superar la alcabala de la Aduana y llegar a la mitad del puente, allí solo se encontraron tres guardias que se quedaron sentados porque qué iban a hacer contra tantas mujeres. Por parte de las autoridades colombianas, no hubo resistencia sino buen trato. “Ellos nos aplaudieron cuando entramos y nos dijeron: ‘Esto tenían que haberlo hecho desde hace tiempo’. Eso nos dijo la gente de Colombia que estaba ahí como esperándonos, añadió una de las participantes.

Según ellas, en el comercio de Cúcuta mientras realizaban las compras las trataron bien, incluso al ver a las mujeres venezolanas, algunos comerciantes pensaron que habían abierto la frontera ya. Aseguran que de regreso hacia Venezuela, no tuvieron mayor impedimento por parte de las autoridades para entrar. “De manera muy cívica cantamos el himno y regresamos”, acotaron.

José G. Hernández