María de los Ángeles lucha doble: contra el cáncer de seno y la falta de medicamentos

A María de los Ángeles Valecillos Páez, de 32 años de edad, le cambió la vida el miércoles de ceniza de este 2015.  Ese día, el mismo que marca el inicio de la cuaresma de los católicos, le diagnosticaron un tumor maligno en el seno izquierdo. Desde entonces, lucha no solo contra enfermedad, también acceder a un tratamiento que en teoría el Instituto Venezolano de Seguros Sociales (Ivss), a través de las farmacias de alto costo, brinda de manera gratuita.

De los 60 fármacos que necesitó para sus siete primeras sesiones de quimioterapia, le entregaron tres en la sede de Barinas, ciudad donde reside y se desempeña como organizadora de eventos. El resto debió comprarlos en farmacias privadas a precios elevados o los recibió a través de donaciones de terceros. “La falta de medicamentos no es como la de harina Pan; que si no hay, consigues harina Juana o comes pan. Estos medicamentos son de vida o muerte”, confió resignada a través del teléfono desde su terruño este lunes, 31 de agosto.

Como en su ciudad no hay oncológicos, debió ir a Carabobo a hablar con expertos y, finalmente, después de confirmar el diagnóstico la oncóloga Liliana Castillo, del Instituto Venezolano de Mastologia de Naguanagua, le indicó el tratamiento y le firmó la ficha para solicitar los medicamentos en el Seguro Social. Valecillos, convencida de que se los darían, se inscribió en la única farmacia de alto costo del Ivss de Barinas, tras hacer una cola de varias horas. Su primera sesión debía ser a finales de abril, pero por trámites burocráticos le informaron que su pedido no le llegaría sino hasta después de un mes. “No me puedo dar el lujo de esperar, tengo dos hijos que me necesitan; uno de 3 años y otro de 7 años”, le dijo en esa oportunidad a la farmaceuta que la atendió.

Decidió ir a establecimientos privados como Locatel y a la Fundación Badan para conseguir los ocho fármacos que le recetaron, esperando que para la próxima sesión sí obtendría sus medicinas. Por siete de ellos desembolsó Bs. 15 mil, pero por el Cardiosan, desaparecido en cualquier farmacia, dio Bs. 10 mil en el mercado negro. El 30 de abril se trasladó a Valencia a recibir su primera quimioterapia, donde además tuvo que pagar Bs. 10.040 por la aplicación.

Veintiún días después, ya con los efectos adversos del tratamiento, se preparó para la segunda sesión y fue a la farmacia del Seguro Social el día que le corresponde según el terminal del número de cédula. “Hice una cola como de 200 personas y al llegar me informaron que no había ninguno de los fármacos“, dijo. Le tocó volver a Badan, a Locatel y el mercado negro. Para esa vez el Cardiosan ya estaba en Bs. 15 mil y el resto le salió en Bs. 16 mil. “Tengo la suerte de contar con el seguro de mi esposo, porque sino no hubiese podido costear esos montos”, agregó.

A mediados de mayo, volvió por tercera vez a la farmacia de alto costo e hizo cola bajo la lluvia desde las 7:00 am hasta las 12:00 m. Al llegar recibió solo dos de los ocho medicamentos de la lista: palonosetron y ciclofosfamida. Según informó, sumados cuestan cerca de Bs. 3 mil en las privadas. El resto, como acostumbraba, los adquirió por su cuenta y gastó poco más de Bs. 28 mil. Para la siguiente sesión el temido “no hay” se repitió y otra vez debió ingeniárselas para costear su tratamiento. El Cardiosan había subido a Bs. 16 mil y en total su compra superó los Bs. 30 mil.

Para las próximas cuatro tandas de quimioterapia le cambiaron el tratamiento y otra vez tenía que inscribir la ficha en el Seguro Social, lo que implicaba perder un mes. “Estos medicamentos son difíciles de conseguir”, le advirtieron antes de la búsqueda y así fue: uno de los nueve fármacos recetados: Docetaxel, no lo consiguió en ningún lado. Afortunadamente, un conocido le donó las dos ampollas que necesitaba (cada una cuesta cerca de Bs. 7.500).

Otra de las sorpresas fue  llegar a Badan y descubrir que el Trastuzumab costaba más que la suma de todos los anteriores: Bs. 33.040. Para que el seguro privado le reembolsará lo gastado debía presentar una constancia del Seguro Social que evidenciara la falta del medicamento, pero se lo negaron. “Además ya empezaba a comerme el seguro de mi hijo, cosa que me angustiaba”, dijo.

Para la sexta sesión, María de los Ángeles estaba débil y debió ir su esposo a la farmacia de alto costo. En vez de darle alguno de los nuevos fármacos le entregaron uno de la lista anterior, lo que le generó un pesar inmenso. La molestia, frustración y decepción la impulsó a ir al día siguiente para hablar con la directora y denunciar la situación, apenas le habían dado dos de las decenas de medicamentos que necesitaba.”Me reiteró que nada podía hacer, porque no había esos medicamentos que yo solicitaba”, contó.

La séptima sesión es este miércoles 2 de septiembre y no ha conseguido Lenbograstin. El Trastuzumab se lo llevará un amigo desde Punto Fijo hasta Valencia, porque solo en esa sede de Badan consiguió disponibilidad y el Seguro Social le dio el Docetaxel y tiene fe en que el seguro privado le cancele el resto de los medicamentos que compró. Lo que más le preocupa a María de los Ángeles es lo que viene: tienen que operarla y luego  debe tener 18 sesiones de radioterapia con un medicamento que no se consigue.

Gracias a Dios yo tengo ayuda y puedo costear esto; pero el resto de la gente que no ¿cómo hace? Son muchos niños que quedarán sin madre”, dice con pesar.

María de los Ángeles comparte un mensaje: “Qué triste que en un país donde un presidente tan amado por muchos y odiado por otros, murió de cáncer y no se consigan los medicamentos para combatirlo”.

Desde la Fundación de Lucha contra el Cáncer de Mama (Funcamama), Luisa Rodríguez, expresó durante la protesta realizada este 27 de agosto que llevan 3 años con dificultades, pero 2015 ha sido especialmente crítico: “En estos momentos, no están disponibles las quimioterapias orales en el interior del país, ni tampoco los que combaten la metástasis ósea, que es una complicación que sufren muchos pacientes”, dijo en relación con los más urgidos de tratamiento. Denunció además que a 230 pacientes en el interior del país les suspendieron sus intervenciones quirúrgicas por falta de sangre.

por Maria Laura Chang | @marilachang/ http://www.efectococuyo.com/