Crisis humanitaria: el calvario para encontrar medicamentos

Ante la escasez de medicinas, los venezolanos se las ingenian todos los días para intentar conseguir sus tratamientos. Hoy, a partir de las 9:00 am, el sector salud y organizaciones no gubernamentales convocaron a una concentración en Plaza Venezuela para exigir atención. Donativos a través de redes sociales y fundaciones son alternativas que tienen pacientes

A un mes de la declaración de la Asamblea Nacional sobre la crisis humanitaria de salud por la falta de insumos, el deterioro de la infraestructura sanitaria y el desabastecimiento de medicamentos, el gobierno solo ha respondido con la creación de un “motor farmacéutico” que impulse la producción nacional de medicinas, cuya escasez alcanza 80% de los fármacos.

El diputado José Manuel Olivares, presidente de la subcomisión de Salud del Parlamento, viajó a Washington la semana pasada para solicitar apoyo a la Organización Mundial de la Salud con la crisis. En opinión del parlamentario asegura que los laboratorios tardarían 60 días como mínimo para reactivarse, mientras que con la ayuda humanitaria se recibirían medicamentos para distintas patologías en 15 días. Las farmacias siguen con los anaqueles vacíos y los pacientes continúan inmersos en la desesperación por no encontrar los fármacos que los mantienen con vida.

Hoy, a partir de las 9:00 am, el sector salud y organizaciones no gubernamentales convocaron a una concentración en Plaza Venezuela para movilizarse hasta la Defensoría del Pueblo y exigir atención. La actividad se mueve en las redes con la etiqueta #CrisisHumanitariaEnSalud.

La peregrinación de farmacia en farmacia no garantiza hallar los medicamentos. Las redes sociales se han hecho eco de los llamados de auxilio de pacientes y familiares. Fundaciones y grupos de personas solidarias han creado perfiles en Twitter, Instagram o Facebook para servir de alternativa y ser un puente que vincula donantes de medicinas con pacientes que las necesitan. A continuación una guía de las principales alternativas.

 

Diana Sanjinés/El Nacional