Por sexta vez desde mediados de enero, los principales sindicatos franceses salieron a las calles en un día de huelga general contra la reforma a las pensiones presentada por el Gobierno de Emmanuel Macron. Los sindicatos consideran que esta ha sido la jornada con mayor convocatoria y califican de «éxito» la paralización de buena parte del país.
Los sindicatos ya lo tildan de día «histórico» en su lucha contra la aprobación de la nueva reforma pensional que pretende sacar adelante el Gobierno de Emmanuel Macron. Cientos de miles de franceses salieron a las calles este 7 de marzo para alzar su voz contra los planes del Ejecutivo alentados por las movilizaciones masivas de todos los sindicatos del país galo.
Según la CGT, 3,5 millones de personas se manifestaron en toda Francia y 1,28 millones, según el recuento realizado por el Ministerio del Interior; una participación ligeramente superior a la del 31 de enero, la mayor movilización contra esta reforma con 1,27 millones de manifestantes.
Se estima que las protestas se han extendido a más de 300 ciudades y poblaciones en todo el país, siendo la más numerosa la de París.
En la capital hubo alrededor de 700.000 manifestantes, según el sindicato CGT. Una cifra que contrasta con la de la policía de París que, por su parte, calculó que se congregaron 81.000 personas.
Sin embargo, el objetivo inicial de los sindicatos de «paralizar Francia «parece no haber funcionado, si bien se ha conseguido paralizar parcialmente varios de los sectores estratégicos del país.
Las centrales obreras concibieron esta sexta jornada de huelga general como fundamental para redoblar la presión sobre Emmanuel Macron y su gabinete, que hasta el momento se han negado a negociar la reforma y pretenden aprobarla en los próximos días en el Senado.
Incluso, algunas fuentes señalan que durante este mismo 7 de marzo se podría llegar a un acuerdo parlamentario en lo que concierne al artículo séptimo de la reforma, que es el que habla sobre el retraso de la edad de jubilación.
Manifestantes bloquearon gran parte del transporte
La convocatoria de la huelga general de este 7 de marzo era vital para los intereses de los sindicatos frente a la postura rígida del Gobierno. Este se ha negado en todo momento a negociar otra propuesta de reforma pensional. Por ello, las principales centrales obreras —CFDT, CGT y FO— plantearon una paralización masiva en el transporte.
A la huelga de este martes se sumaron los camioneros de todo el país, quienes fueron los encargados de cortar algunas de las principales carreteras. Su movilización ha sido clave para frenar el transporte de productos por tierra en ciudades como Lille, Perpiñán, Rennes, Saint Brieuc o Cannes.
Reuters tuvo acceso a los testimonios de algunos camioneros en la localidad de Saint-Nazaire, donde Mickael Lormeau, de 50 años, aseguró que no quiere trabajar «hasta los 64» y que «la sociedad francesa está luchando para no perder sus derechos».
El seguimiento también ha sido masivo en el sector ferroviario, uno de los más movilizados históricamente, ya que solamente el 20% de los trenes de alta velocidad operaban con normalidad y las conexiones internacionales fueron suspendidas por completo.
Una situación similar a la de los aeropuertos, donde la huelga de los controladores aéreos ha hecho que entre el 20 y el 30% de los vuelos sean suspendidos en ciudades como París, Burdeos, Lille o Lyon.
En el sector energético, se consiguió retirar de la red un total de 9,9 gigavatios de producción de electricidad de centrales nucleares, térmicas e hidroeléctricas, según un portavoz del operador EDF EDF.PA, lo que equivale a aproximadamente el 18% de la producción total. Pese a ello, se registró un 41,5% de adhesión a la huelga, inferior al 45% registrada el 19 de enero, pero superior al 40% del 31 de enero.
Otro de los sectores donde más se ha extendido la huelga es el de la educación, donde una multitud de clases fueron suspendidas, pocos alumnos fueron a las aulas y se estima que más del 30% del profesorado no acudió a su puesto de trabajo.
La unidad sindical, clave en el éxito de la jornada
Este éxito de convocatoria, a pesar de ser la sexta huelga en un mes y medio, se debe especialmente a la inusual unidad del movimiento sindical. Los principales sindicatos del país, encabezados por la CFDT —de carácter más moderado—, la CGT y el FO —el más radical de los tres—no han mostrado fisuras hasta el momento en el rechazo a la reforma pensional.
Las principales centrales obreras se mantienen firmes en la necesidad de una huelga indefinida hasta que el Gobierno decida sentarse a la mesa a negociar, ya que consideran su actuación como «injusta».
Tras la jornada de hoy, los sindicatos se sentarán a la mesa para negociar cuáles son los siguientes pasos, aunque los líderes de la CGT y el FO ya han adelantado que «en algunos sectores los líderes sindicales ya se están organizando para continuar de forma indefinida la huelga a nivel local».
Eric Sellini, representante sindical de la CGT en TotalEnergies, confirmó a la agencia Reuters que se esperaba que la huelga, que actualmente bloquea por completo la refinería de petróleo de Gonfreville, en Normandía, se prolongara hasta el jueves, y la de la refinería de Donges, en el oeste de Francia, hasta el viernes.
La CFDT, por el momento, no se ha comprometido a acciones tan drásticas y sigue teniendo como opción principal la del modelo de huelga rotatorio, como se ha seguido hasta el momento. Sin embargo, la presencia de este sindicato en sectores como el energético o el de transportes es mucho menor.
¿Qué busca la polémica reforma a las pensiones en Francia?
La controversial reforma de las pensiones tiene el objetivo de retrasar la edad de jubilación desde los 62 a los 64 años y pretende que para cobrar la totalidad de su pensión los franceses deban cotizar 43 años en lugar de 42 a partir de 2027, un adelanto a lo previsto anteriormente, que era el año 2035.
El Ejecutivo defiende la medida como «necesaria» para garantizar la viabilidad del sistema pensional, que durante las próximas décadas enfrenta el gran desafío del envejecimiento de la población en Francia y el interrogante de si las futuras generaciones podrán sostener tantas jubilaciones.
«Puedo entender que no mucha gente quiera trabajar dos años más, pero es necesario para garantizar la viabilidad del sistema», dijo la primera ministra, Elisabeth Borne, a ‘France 5 TV’.
El Gobierno no tiene la mayoría necesaria para sacar la ley por sí mismos en el Senado, pero confía en que una buena parte de Los Republicanos (LR) se adhieran al voto positivo después de las negociaciones.
Los sindicatos, por su parte, tienen como referente lo que ocurrió en el año 1995, durante el Gobierno del conservador Jacques Chirac, cuando varias jornadas de huelgas masivas paralizaron los intentos de reforma pensional incluso cuando Los Republicanos tenían mayoría absoluta en el Parlamento.
Con información de AFP, Reuters y EFE