Radicales se infiltraron amenazando la cumbre del G-7

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Biarritz se convertirá en una fortaleza prácticamente inexpugnable. Las medidas de seguridad se han extremado de cara a la reunión del G-7, que congregará en la localidad vascofrancesa a los líderes de las principales potencias económicas del mundo. Pero ni siquiera el amplio despliegue policial preparado para la ocasión está exento de “agujeros”. Lo avisó este jueves Fernando Grande-Marlaska, quien, durante la constitución en San Sebastián del Centro de Coordinación Operativo (Cecor), reconoció que grupos de izquierda radical o anarquista como los llamados chalecos amarillos tratarán de ganar protagonismo durante la celebración de la cumbre. Reseñó ABC

El Ejecutivo francés anunció, de la mano de su ministro de Interior, Christophe Castaner, que en torno a 13.200 agentes y gendarmes velarán para que nada ocurra durante los próximos días en el territorio galo. Contarán con el apoyo de las Fuerzas de Seguridad españolas, que desplegarán otros 2.810 efectivos preparados, subrayó este jueves Marlaska, para garantizar la seguridad y los derechos y libertades de los ciudadanos.

También el Gobierno vasco ha facilitado policías para preservar la seguridad durante el G-7. En total, 4.000 agentes de la Ertzaintza, que a su vez contarán con el apoyo de los servicios de emergencias, la Cruz Roja y la Dya. Tanto los vascos como el resto de efectivos serán coordinados a través del centro Cecor de San Sebastián.

No hay ninguna improvisación, puntualizó el titular español de Interior, que en una comparecencia de prensa celebrada en la capital de Guipúzcoa incidió en que los agentes españoles están «formados y preparados para prevenir» los «hechos violentos» que puedan producirse en un evento de tal naturaleza. Ataques que pueden proceder, dijo, de elementos «infiltrados» pertenecientes a grupos de izquierda radical y anarquistas. Entre ellos, los «chalecos amarillos», que en los últimos meses han protagonizado diversos actos de violencia como protesta por el incremento del precio de los combustibles y la pérdida de poder adquisitivo.