Puigdemont es detenido en Cerdeña

Carles-Puigdemont

Carles Puigdemont, que fue presidente del gobierno regional catalán durante la declaración fallida de independencia de 2017, fue detenido en la isla italiana de Cerdeña (oeste) tras cuatro años huido de la justicia española.

«El President Puigdemont ha sido detenido a su llegada a Cerdeña, donde acudía como eurodiputado», anunció en Twitter su abogado, Gonzalo Boye, al precisar que su detención se produjo en cumplimiento de una orden europea de detención del 14 de octubre de 2019.

Puigdemont, actualmente eurodiputado, está establecido en Bruselas desde 2017 y viajó a Alguer, Cerdeña, para un festival cultural, explicó el responsable de su oficina, Josep Lluis Alay.

«Cuando ha llegado al aeropuerto de Alguer, ha sido retenido por la policía fronteriza italiana», explicó Alay en las redes sociales.

«Mañana (viernes) el presidente será puesto a disposición de los jueces de la corte de apelación de Sassari, que es competente para decidir su puesta en libertad o su extradición», añadió Alay.

El gobierno español de Pedro Sánchez, inmerso en un proceso de diálogo con el gobierno catalán, se limitó a comentar que la detención obedece a un procedimiento judicial en curso que aplica a cualquier ciudadano en la Unión Europea que debe responder de sus actos.

En las redes sociales aparecieron llamamientos independentistas a manifestarse ante el consulado italiano en Barcelona, y otro líder independentista, Quim Torra, pidió a sus correligionarios estar en alerta máxima porque la posible extradición del presidente Puigdemont sería catastrófica, en declaraciones a la televisión catalana TV3.

Puigdemont, de 58 años, llegó inesperadamente a la presidencia del gobierno regional catalán en 2016 desde la alcaldía de Girona, por la renuncia de Artur Mas, después de figurar en puestos lejanos a la cabeza en las listas de las elecciones regionales.

A él le correspondió liderar un movimiento independentista en plena efervescencia que no estaba dispuesto en 2017 a conformarse con menos que la secesión.

Tras proclamarla, y suspenderla en espera de negociaciones, el gobierno español de Mariano Rajoy intervino la administración regional y convocó elecciones autonómicas, invalidando así la tentativa.