“En la década de 1990 dirigí una operación para capturar al narcotraficante más importante del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán”, recordó.
(Guatemala, EFE).- Con el rostro cansado pero intentando mantener la compostura, el expresidente de Guatemala Otto Pérez Molina compareció hoy frente a un juez por segundo día consecutivo, acusado de corrupción, en una audiencia en la que hasta el narcotraficante mexicano Joaquín “El Chapo” Guzmán fue nombrado.
El general retirado de 64 años, quien dimitió en la madrugada del 3 de septiembre, señalado de dirigir una millonaria estructura de corrupción, trató de mantener el semblante incluso minutos después de que el Juzgado B de Mayor Impacto decidiera enviarlo a prisión provisional hasta el próximo martes.
“Estoy muy triste”, dijo Pérez Molina escuetamente al final de la audiencia, pese a advertirle a docenas de periodistas que por recomendación de sus abogados no se pronunciaría sobre el caso.
La jornada empezó temprano para el expresidente, quien arribó a la Torre de Tribunales del Organismo Judicial (OJ) guatemalteco horas antes de su cita, bajo estrictas medidas de seguridad, ataviado con una corbata azul, una camisa celeste y un saco negro.
El exgobernante repitió hoy su misma rutina del jueves y saludó con la mano a guardias, oficiales del juzgado y hasta la Fiscalía, compuesta por abogados del Ministerio Público, además de juristas de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG).
“Dormí poco, pero mejor que el miércoles”, aseguró el mandatario, a quien el MP y la CICIG acusan de comandar un red de corrupción aduanera bautizada como “La Línea”, en supuesta complicidad con otras 28 personas.
HASTA “EL CHAPO”
Con más de 15 cámaras de vídeo siguiendo cada uno de sus gestos, Pérez Molina se mantuvo tranquilo en la audiencia junto a sus abogados César Calderón y Moisés Galindo, defensores también del exgeneral retirado acusado de genocidio, Efraín Ríos Montt.
La sala del juzgado, situada en el piso 14 del edificio, recibió a más de medio centenar de periodistas guatemaltecos y extranjeros, quienes junto a unos 30 guardias del Sistema Penitenciario y agentes de seguridad del organismo escucharon la primera declaración de Pérez Molina.
“En la década de 1990 dirigí una operación para capturar al narcotraficante más importante del mundo, Joaquín “El Chapo” Guzmán”, recordó el exmandatario, quien tomó posesión en enero de 2012 como el presidente 48 en la historia de Guatemala.
“Lo traigo a colación, señor juez, porque ya se imagina usted lo que hizo ‘El Chapo’ y su gente cuando lo capturamos”, añadió el militar retirado.
Pérez Molina continuó su defensa, que se extendió durante alrededor de 45 minutos, y advirtió que el narcotraficante mexicano intentó sobornarlo.
“El ofrecimiento de ‘El Chapo’ era 10 veces más de lo que me acusa el MP y la CICIG de haberme apoderado. Según sus suposiciones, me hubieran tocado 800.000 dólares en “La Línea”. No pondría mi dignidad por esa cifra ni por ninguna”, subrayó.
LOS GRITOS NO FALTARON
El magistrado Miguel Ángel Gálvez, a cargo del juzgado, escuchaba con atención mientras realizaba apuntes, y no perdió la compostura ni cuando el abogado de Pérez Molina, César Calderón, lo acusó a gritos de estar predispuesto a condenar al exmandatario.
“De las 88.000 escuchas telefónicas grabadas trajeron una donde mi patrocinado aparece. Las demás son ajenas a su persona”, destacó Calderón, apuntando sus palabras a la Fiscalía.
El exmilitar escuchó la defensa de su abogado sentado junto a Calderón y un ventilador, instalado hoy para refrescar a Pérez Molina del sofocante calor que inundaba la sala.
Al filo de las 16:00 hora local (22:00 GMT), tras casi ocho horas de permanencia en la sala, el juez Gálvez decidió suspender la audiencia y programar su continuidad para el próximo martes, día en que Pérez Molina sabrá si es ligado a proceso judicial por el caso de “La Línea”.
Mientras tanto, el exgobernante recibirá desde la prisión del cuartel militar Matamoros las noticias este domingo sobre las elecciones generales del país, esas mismas que ganó hace casi exactamente cuatro años junto a la exvicepresidenta Roxana Baldetti (2012-2015), quien hoy día permanece también en prisión.
EFE