Muere en España el primer venezolano por Coronavirus tras cinco días de fiebre alta

Un hombre de 69 años murió el pasado 20 de marzo, en su domicilio de Alicante tras haber estado cinco días con fiebre y esperando una asistencia sanitaria que nunca llegó tras tres llamadas a emergencias en cuatro días, según aseguró ayer a diarioINFormacion.com un hijo del fallecido, Gabriel Orozco, quien considera que «lo de mi padre es una negligencia y el claro ejemplo de que el sistema no tiene capacidad de respuesta».

El periodista Héctor Samoli de La Prensa de Lara, confirmó en Twitter que Jesús Enrique Orozco Romero es oriundo de Barquisimeto, a pesar de que tenía ya más de 30 años viviendo en Alicante. Aunque no se le realizó un test debido a la falta de disponibilidad del sistema sanitario español, el venezolano presentaba todos los síntomas que corresponden al COVID-19.

Aunque no estaba confirmado oficialmente que estuviese afectado por el coronavirus, lo que aclarará Sanidad en 24 horas, sí presentaba previamente síntomas y por ello el levantamiento del cadáver y su traslado se realizó extremando las medidas de protección para evitar contagios, mientras que la mujer y dos hijos del fallecido se quedaron confinados en la vivienda sin que nadie les hiciera prueba alguna. Los servicios funerarios les advirtieron de que debían permanecer en cuarentena todas las personas que tuvieron contacto con él.

Los servicios de emergencia fueron alertados aproximadamente poco después de las ocho de la mañana. Efectivos de la Policía Local y dos ambulancias del SAMU y de Soporte Vital Básico (SVB) se personaron inicialmente en el inmueble, situado en la calle Montengón, en el Casco Antiguo de Alicante. Sin embargo, los sanitarios solo pudieron confirmar el fallecimiento.

La Policía Nacional fue avisada del fallecimiento y al lugar acudieron efectivos de la Policía Judicial. También se personó un furgón funerario y el personal del tanatorio La Siempreviva adoptó medidas de protección personal y procedió trasladar el cadáver con medidas adicionales de prevención para evitar la propagación del virus. Para ello usaron un doble sudario e introdujeron el cuerpo en un féretro, cuando lo normal es usar únicamente un sudario. Al ser muerte natural la comisión judicial no acudió.

Familiares de la víctima confirmaron a la Policía que presentaba síntomas compatibles con el coronavirus y llamaron al 112, donde le recetaron paracetamol y le indicaron que darían aviso a Sanidad y que en 48 horas les atenderían, algo que no ocurrió.

Gabriel Orozco, uno de los hijos de Jesús que reside en Inglaterra, relató ayer a este diario que su padre comenzó a tener fiebre el pasado 15 de marzo y al día siguiente llamaron a los teléfonos de emergencia, pero cada vez que lo hacían les indicaban que llamase en 48 horas. Así hasta que ayer empeoró y falleció sobre las ocho de la mañana. Seis horas antes contactaron con una médico porque estaba agonizando y le prescribió antibiótico por llevar tantos días con fiebre, pero no se recuperó.

El levantamiento del cadáver se alargó cuatro horas porque ningún médico se personó para certificar la defunción, a pesar de que el Centro de Salud Santa Faz está cerca. Al final la funeraria lo llevó al Hospital de Sant Joan para que un médico expidiera dicho certificado.

Gabriel considera que «han dejado morir a mi padre como a un perro». Desde Inglaterra Gabriel contactó con el Centro de Salud pero le indicaron que allí no acudiera y que llamara al teléfono para los casos de coronavirus, pero nadie respondía. «Le dijeron que si no tenía tos que no se preocupara», se lamentaba ayer el hijo del fallecido.