Los argelinos salieron a manifestarse por undécimo viernes consecutivo, el último antes del inicio del mes de ayuno musulmán del ramadán durante el cual pretenden seguir protestando para disipar los temores de una parálisis del movimiento.
Sin datos oficiales, la movilización pareció bajar algo en Argel, según periodistas de la AFP. Pero las protestas siguen siendo masivas para exigir la democratización del régimen.
A pesar de la lluvia, la Grande Poste de Argel, edificio emblemático del centro de la capital convertido en epicentro de la protesta, vio congregarse a una multitud que se extendió durante varios kilómetros a lo largo de uno de los principales ejes de la ciudad.
Un mes después de la dimisión del presidente Abdelaziz Buteflika el 2 de abril, bajo la presión de la calle y de los militares tras 20 años en el poder, el movimiento de protesta no ha decaído. En cambio desde esta fecha no ha logrado obtener ninguna otra reivindicación.
Los manifestantes reclaman la salida del conjunto del «sistema» en el poder y rechazan que el aparato heredero del presidente destituido, sospechoso de haber amañado las elecciones desde hace dos décadas, gestione la transición y organice elecciones destinadas a elegir a su sucesor.
«Rechazamos este sistema. Tiene que irse. Este gobierno no puede asegurar la transición», insistió Amine, de 22 años, estudiante en Tizi Ouzou, a 100 km de carretera de la capital.
Apuntan especialmente al jefe del Estado interino Abdelkader Bensalah y al primer ministro Nuredin Bedeui, dos exdirigentes del régimen de Buteflika.
Ninguna parte parece dispuesta a ceder y algunos observadores piensan que el poder ahogará durante el mes de ramadán las protestas iniciadas el 22 de febrero.
«Continuaremos durante el ramadán […] no cederemos», aseguró Zakia Benabdrhaman, de 56 años, quien llegó a Argel con su esposa desde Bumerdés, a unos 40 km al este de la capital.
Para paliar la fatiga, el hambre y la sed, la mayoría de los manifestantes proponen que durante el ramadán las marchas pasen a ser nocturnas, tras la ruptura del ayuno.
AFP