En el mayor cementerio de Brasil, sepultureros llevan propia cuenta de muertos por coronavirus

Mientras Oswaldo dos Santos observaba a varios hombres con trajes protectores cavar una tumba para su hijo de 36 años, su dolor se mezcló con el miedo: ¿Qué pasaría si tuviera el coronavirus? ¿Y si todos lo tuvieran?

Dos Santos vivía con su hijo, quien el domingo fue hospitalizado con graves problemas respiratorios. Como muchos que ahora llenan las tumbas en el cementerio más grande de Brasil, su hijo murió antes de obtener los resultados de una prueba de coronavirus.

“Creo que tenía la enfermedad”, dijo Dos Santos a Reuters, parado entre más de 1,5 millones de tumbas del cementerio municipal de Vila Formosa, en las afueras de Sao Paulo, donde filas recién cavadas se llenan con los cuerpos de los infectados, registrados o no, por el virus.

El entierro tomó 10 minutos, bajo las nuevas pautas para limitar las multitudes y el contagio.

Los sepultureros de Vila Formosa están trabajando a un ritmo agotador, ya que su carga se ha duplicado a casi 60 entierros por día. Los enterradores están convencidos de que el coronavirus está matando silenciosamente mucho más de lo que muestran las estadísticas oficiales.

“Esa hilera de tumbas debía durar tres meses, pero sólo duró uno”, dijo un trabajador, señalando una sección recién cubierta de tierra.

Cinco sepultureros dijeron a Reuters que la cantidad de entierros aumentó con la cantidad de personas que murieron antes de recibir sus resultados de las pruebas de coronavirus.

Esos casos no se cuentan de inmediato en las estadísticas oficiales de Brasil, que el jueves informó un alza a casi 300 muertos y 7.910 casos confirmados, la mayor cantidad en América Latina.

“Los números en los periódicos están muy equivocados”, dijo un cavador de tumbas. “El número real es el doble, quizás el triple”.

El ministro de Salud de Brasil, Luiz Henrique Mandetta, reconoció el miércoles que los casos de coronavirus probablemente no se informan debido a demoras en las pruebas.

La agencia de servicios funerarios de la ciudad de Sao Paulo, que supervisa el cementerio de Vila Formosa, no respondió a una solicitud de comentarios ni a consultas sobre el número de entierros.

El personal del cementerio pidió no ser identificado por temor a represalias, pero mostró certificados de defunción que identifican a algunos fallecidos que posiblemente hayan tenido el coronavirus.

Los cuerpos de aquellos con coronavirus no confirmado se tratan de la misma manera que aquellos con diagnósticos confirmados. Los restos están envueltos en plástico. Los sepultureros usan equipo de protección. No hay ceremonia formal.

La cremación es poco común en Brasil, donde las tradiciones católicas son profundas. La ciudad de Sao Paulo opera 22 cementerios pero sólo un crematorio público.

Reuters