Repsol ha decidido adentrarse en las aguas turbulentas de África. La multinacional energética ha anunciado su regreso a Libia tras trece años de ausencia en el país.
También está haciendo lo propio con Venezuela, un país con vastas reservas petroleras pero que también tiene un clima político de alta volatilidad.
Luego de la muerte de Gadafi en octubre de 2011, Repsol ha estado viviendo una situación de constantes idas y venidas. Pero a finales de enero, la compañía alcanzó un acuerdo con el Ejército Nacional Libio para retomar su carrera por el oro negro en el yacimiento de El Sharara.
La petrolera también pretende desarrollar una campaña exploratoria que abarca hasta seis pozos en la denominada cuenca de Murzuq, explica El Economista.
Venezuela, en la mira de Repsol
La llegada de Repsol a Libia también se produce cuando la empresa está en plena expansión en Venezuela, donde ha alcanzado varios acuerdos para aumentar su producción.
Para tener una idea, el 21 de marzo Repsol había logrado los permisos necesarios de Estados Unidos para operar en el país.
Actualmente, la petrolera ha estado negociando con la estatal venezolana PDVSA la posibilidad de aumentar la duración de las concesiones respecto al yacimiento Petroquiriquire hasta el año 2046.
Según datos de Repsol, Petroquiriquire opera «en los campos de Quiriquire, del estado Monagas, y Mene Grande y Barúa Motatán, en los estados Zulia y Trujillo».
La energética también se encuentra en el epicentro de un pacto alcanzado el 17 de abril donde PDVSA entregó los pozos de Tomoporo y La Ceiba como forma de hacer frente a la deuda existente.
Según El Economista, ambos yacimientos sumarán 20.000 barriles diarios de petróleo y pretenden convertirse en la fórmula de la compañía española para recuperar parte de su deuda pasada sin aumentar su exposición financiera al país.