Prestaciones pierden su valor en economías inflacionarias

Los altos índices de inflación impiden que los venezolanos disfruten de sus ahorros, tal y como lo desearían. El dinero que logren reunir, al pasar el tiempo, no cuenta con el mismo valor, pierde poder de compra y por tanto de goce.

Visto el Sistema de Prestaciones como un régimen de ahorros que permita a los venezolanos hacer uso de este tras culminada la relación laboral con el patrono, pareciera que también pierde su valor nominal e importancia entre la población venezolana.

Cada vez es más frecuente, que los trabajadores realicen adelantos de esta figura, a fin de realizar compras o pagos básicos. El ritmo de vita diario y la aceleración con que suben los precios, les impide tener capacidad de ahorro, con lo cual se disipa el valor de las prestaciones.

Al respecto, el abogado especialista en materia laboral, Domingo Salgado, señaló que dichos sistemas pierden fundamento en economías inflacionarias.

«El Régimen de Prestaciones Sociales que en Venezuela se desarrolla desde los años 70, y que es ampliamente modificado en los años 91, 97 y 2012, se agotó”, manifestó Salgado, quien indicó que este pareciera haber estado diseñado para un país con mínimos índices de inflación, razón por la cual, en la actualidad se emplea, a través anticipos, en gastos diarios o básicos.

Expresó que Venezuela presenta una inflación anual, que como mínimo, supera el 100%, por lo cual, cualquier régimen de ahorro de este tipo resulta ineficaz. «Lo que el trabajador percibe al final de la relación de trabajo, por prestaciones sociales está solapado por la inflación”.

Acotó que años atrás era posible adquirir con estas un vehículo o parte de una casa, sin embargo, en la actualidad el dinero acumulado durante décadas de trabajo, alcanza para muy poco.

En tal sentido, recordó que las prestaciones sociales fueron creadas como una garantía en su cesantía o desembolso, cada vez que dejara de trabajar temporal o permanentemente.

Los cambios necesarios

El abogado laborista considera que la legislación venezolana, en vez de aplicar estas figuras, debe garantizar una «verdadera” seguridad social, que permita gozar de servicio de salud, vivienda y régimen prestacional de empleo, a fin de asegurar que el trabajador percibirá la prestación monetaria suficiente para suplir sus gastos en momentos en que no trabaje, por razones de vejez o salud, o que pueda adquirir una vivienda, producto de su trabajo, sin pertenecer a una misión o programa gubernamental.

El Impulso