Malas políticas agrarias elevaron el costo de la vida

La ausencia de políticas que apoyen y estimulen al productor que trabaja y genera empleo en los campos venezolanos influye en el alto costo de la vida que atenta contra el bolsillo de la población, publica El Impulso.

 

José Suárez, presidente de la Asociación de Productores de Papa en Lara, comenta que actualmente existe en ese rubro un desabastecimiento de 50%, pero sostiene que el promedio general en el resto de los rubros alcanza el 60%. Explica Suárez que no existen políticas desde el Gobierno nacional que beneficien al productor. “El productor venezolano no tiene acceso al financiamiento de divisas, todo debemos pagarlos a dólar paralelo y es muy cuesta arriba trabajar de esta manera”.

 

Cree que Venezuela es uno de los pocos países del mundo, tal vez el único, que desarrolla políticas para que los productores nacionales produzcan, sino que entrega los dólares a importadores para que traigan de otros países los productos que se dejaron de elaborar.

“La divisa se le otorga a una élite de personas que compra en el exterior para venderlos aquí. Lo más saludable es que esos dólares se les financiaran a los productores que garantizarían la soberanía alimentaria, crearan empleo y fueran capaces de fabricar en Venezuela parte de las materias primas necesarias, eso abarataría costos, mantendría activa la producción y dinamizaría la economía como ha sido históricamente.

 

“Lo más delicado es que estos importadores son especie de reducidas mafias que desvían esos productos y los venden a un precio más elevado del estipulado. Eso genera mayor inflación y escasez, por esos los diversos alimentos cada vez están más costosos, porque no hay oferta, pero si una demanda exorbitante”.

 

Suárez expresa que el kilo de papa en los mercados está en 300 bolívares, cebolla en 1200, tomate 1000 y el pimentón entre 1000 y 1200. “Esto precios nunca se habían registrado antes”.

 

Lamenta que las maquinarias y sus repuestos no se consiguen por ningún lado. “Entregan divisas a importadores para que compren tractores y su repuestos, pero eso no se ve. Una maquinaria cuyo precio está estipulado en 1 millón 900 mil bolívares se vende en 11 millones, si lo consigues; y los accesorios no hay manera de encontrarlo, esa realidad también tiene paralizado al productor nacional. La John Deere y la New Holland están en manos del gobierno y no producen.

 

En todo el país el 60% de las maquinarias de los productores están paralizadas por falta de repuesto. Estamos trabajando con bueyes.”.

 

Explicó que en los últimos seis años la situación empeoró con la expropiación de Agroisleña y Sisalara. “Ese fue un grave error que nunca debió cometerse Sisalara producía 20 mil pacas de sacos, hoy Fibras de Venezuela, empresa en la que se convirtió tras ser expropiada solo produce 7.500 pacas, las cuales se venden a una elite de revendedores en 5.700 que luego las negocian en 22 mil bolívares. Agropatria también vende a personas que luego revenden a precios inalcanzables”.

 

Considera que esta situación tiene asfixiado al productor y como consecuencia la capacidad laboral en el campo se ha reducido en un 50% en los últimos años, aunque no reveló cifras exactas.