Los últimos días del billete de 100

cajeros

Los usuarios marabinos de la banca están como “soldados en guerra” ante la falta de efectivo y el colapso de los puntos de venta para cancelar bienes y servicios. Toman previsiones al acercarse el 2 de enero, fecha en la que el Gobierno prorroga la vigencia del billete de 100 bolívares, dentro de la política monetaria implementada para la entrada en circulación del nuevo cono monetario por la incapacidad financiera de la familia de Bolívar Fuerte creada en 2008 con la inflación galopante sobre los tres dígitos.

Yasmín Ojeda/La Verdad

Ayer, en las entidades del sistema bancario nacional, los marabinos abarrotaban las taquillas y cajeros automáticos. Desde temprano se forman para sacar diariamente efectivo. Yuraima Salazar, ama de casa de 46 años de edad, asegura que “hay que ser precavido” y gasta “poco” para mantener en cartera billetes y acercándose la fecha, depositar los billetes de 100 bolívares que perderá vigencia legal.

“Hay que estar como dice el dicho: guerra avisada no mata soldado, y si lo mata es por descuidado”, comenta a metros de retirarse del banco del sector público. Insiste que “cada quien tiene que tomar precauciones”. Desde la semana pasada organizó cómo iría a los cajeros a retirar el dinero.

María Lamús, jubilada de 62 años de edad, está convencida de que la política de control con la moneda de curso legal es “una locura”. Es una medida como “los CLAP, que a nosotros nunca nos ha llegado”, afirma la vecina del barrio María Concepción Palacio, muy cerca del puente de Pomona, “donde era antes El Desespero”.

Con desparpajo critica la gestión gubernamental porque “lo que se hizo con los billetes de 100 (bolívares). Puso a correr a mucha gente”, mientras en los bancos “se hacían depósitos” de la denominación que saldría de circulación, en los “cajeros te daban los mismos. Hubo gente que se enfermó”. Las limitaciones de efectivo y pagos con tarjetas continúan causando “problemas”. Lamús logró resolver. Confía que el inicio de semana sea mejor a la pasada, víspera del 24 de diciembre.

Cerca de tres horas aguanta Énder López, docente de 38 años de edad, en una taquilla del banco para retirar dinero. Aunque le ocupe más de 10 minutos efectuar la operación. Reprocha volver a pasar una Noche  Buena “sin cena” por no tener efectivo y restricciones en las tarjetas. Y es que “los puntos están colapsados” y en los cajeros hay colas que tardan horas.