El Santiago Bernabéu siempre sintió predilección por la explosión del talento joven. Fue justo lo que ocurrió, en horario no apto para menores. La aparición de Eduardo Camavinga en el eje del centro del campo junto a Valverde aceleró el paso de un Madrid rejuvenecido que vivió una noche espléndida. Asensio respondió como lo hacen los profesionales, con juego, acierto y ganas; Benzema guió al grupo y se destacó como Pichichi, y el grupo de Ancelotti disfrutó a conciencia. Colaboró a la causa el Mallorca, que acudió mermado en defensa y bien que se notó. Del primer minuto al último, los bermellones se vieron expuestos a la goleada.
Los goles señalaron a Marco Asensio como estrella del duelo. Falta que le hacía al balear, que no festejó ninguna de sus tres dianas ante su ex equipo. Hacía meses que no se sentía tan cómodo sobre el césped, con la pelota y sin ella. Tuvo libertad como centrocampista y campo por delante para llegar una y otra vez. Así convirtió sus tres dianas, llegando desde segunda línea, con chispa en el primero, con una clase indiscutible en la espuela con que se orientó el segundo, y con la precisión milimétrica de su golpeo con la zurda. Ancelotti le sustituyó, decisión discutible con un futbolista en trance, pero le permitió recoger el cariño del graderío en pie. Uno más para la rotación de Carletto.
No hubo dudas de lo que iba a ofrecer el partido. Ni dos minutos se llevaban cuando Gayá, novato como central, resbaló con Benzema en los alrededores. Claro, el francés aprovechó el regalo, se fue directo a puerta y batió a Reina de tiro cruzado. No es costumbre en los últimos tiempos abrir tan pronto los partidos, pero el Madrid aprovechó la ventaja sin concesiones. Y mira que el Mallorca trató de dar réplica temprana. Luis García Plaza pobló la medular de futbolistas creativos que se dejaron ver, primero Kubo con un remate cruzado y después Lago Junior, con un remate seco que se fue cerca de la escuadra. Pero en el intercambio de golpes, el Madrid tenía todas las de ganar.
Cayó el segundo, con Asensio atento al rechace de Reina tras un centro de Rodrygo. Respondió con rapidez el Mallorca aprovechando un desajuste defensivo blanco, con un tanto excelente de Kang In Lee, con la zurda tocadita junto al palo, pero la diferencia era abismal. Camavinga ocupó el eje derrochando energía y buen toque. Fue el origen de la mayoría del juego junto a Valverde, exhuberantes ambos. Antes de la media hora, el partido quedó liquidado con el 3-1, una jugada exquisita entre Benzema, cesión milimétrica, y Asensio, con un control de espuela de clase pura que le puso en ventaja frente a Reina.
Al recién ascendido Mallorca se le hizo larguísimo el duelo. Entre otras cosas porque el Madrid desbordó ilusión hasta el final. Buena culpa tuvieron Vinicius y Rodrygo, persistentes por las bandas. El último sirvió un tanto anulado a Benzema por derribar a Sastre al cruzarse, sin ninguna voluntad. El VAR advirtió de la circunstancia, aunque no consideró relevante un agarrón al propio Rodrygo en un córner. Esas cosas difíciles de entender, afortunadamente sin trascendencia por el despliegue blanco.
Cayó el cuarto, de nuevo por cuenta de Marco Asensio, con una resolución muy suya, zurdazo ajustado al palo. Y como todo fueron buenas noticias, los sustitutos tuvieron su cuota de brillantez. Anotó Benzema poco antes de irse y redondeó la cuenta Isco, tan atinado en ese remate como en un caño a Lee espectacular. No se crean que el Mallorca dejó de intentarlo, hasta forzar alguna parada de mérito al final de Courtois, pero no fue su noche. A los blancos les salió todo. El Madrid coge carrerilla.