Marc Soler ganó la 5° etapa de La Vuelta a España Irún – Bilbao rompiendo una racha adversa, habían pasado 669 días desde la última vez, un total de 121 etapas de sequía desde que Ion Izagirre ganó el 24 de octubre de 2020 en Formigal, en la sexta jornada de La Vuelta.
Una larga y árida travesía por un desierto que parecía infinito. Cinco grandes rondas íntegras sin ver a ningún español alzar los brazos como ganador. Y un poco más. Se ha hecho eterno, esa es la verdad. Pero ya es historia. Marc Soler, un corredor tan talentoso como irregular, rompió el maleficio en un lugar privilegiado, Bilbao, una cuna del ciclismo que estos días hierve en fiestas. Soler y el pelotón español también están de celebración.
⏪ 5º día y 5º líder de la CG. ❤️ @Rudymolard es el nuevo portador del jersey de La Roja.
❤️5th day – 5th different CG leader. Check out @GroupamaFDJ’s Rudy Molard taking ownership of the red jersey #LaVuelta22 @CarrefourES #CarrefourConLaVuelta pic.twitter.com/H18B2W0vAF
— La Vuelta (@lavuelta) August 24, 2022
El runrún mañanero anunciaba una jornada propicia para la fuga, en un recorrido de media montaña que incluía dos subidas por el Vivero, una tradicional ascensión que ha escrito bellas páginas de ciclismo, especialmente aquel retorno de la carrera al País Vasco después de 33 años de ausencia, con la victoria de Igor Antón en la puerta de su casa. Aquel 9 de septiembre de 2011, la Vuelta y Euskadi se hicieron justicia mutua y se reconciliaron tras un largo divorcio que nunca tenía que haber ocurrido. Ahora, su presencia se ha normalizado. Y cada edición que pisa por tierras vascas es una fiesta.
Los aires de escapada se cumplieron, aunque costó lo suyo. La etapa tuvo una salida trepidante, a 50 kilómetros hora, y no tocó el freno hasta que se formó por fin un grupo al gusto de todos. El Jumbo dio luz verde a la fuga con el consentimiento implícito de la cesión del maillot rojo. Por gentileza de Primoz Roglic. Después de cuatro días de alternancia y jugueteo, el liderato salió del Jumbo. O mejor dicho, lo dejó ir. El francés Rudy Molard, de 32 años, se embutió una prenda que ya había lucido durante cuatro jornadas en 2018, tras clasificarse cuarto en la meta. El esloveno figura ahora quinto en la general, a 4:09 minutos, con recorrido de sobra por delante para recuperar la túnica prestada.
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