Con goles de Daniel Muñoz y Jefferson Lerma, el equipo de Néstor Lorenzo llegó a 21 partidos de invicto y comenzó con victoria su participación en el torneo. Julio Enciso marcó el descuento.
Néstor Lorenzo mantuvo su equipo, los hombres a los que les tiene confianza, para el debut en Copa América. La Selección Colombia salió a jugar ante Paraguay con el mismo esquema y los mismos hombres de todo el proceso del entrenador argentino. Su círculo cercano y con los que ha podido consolidar un estilo de juego.
Camilo Vargas estaba en el arco, en la defensa los dos laterales habituales, Muñoz por derecha y Mojica por izquierda, los centrales Sánchez y Lucumí. En el mediocampo, Lerma con Ríos y John Arias y arriba, los tres de siempre, por el centro Santos Borré, por derecha James y por izquierda, Luis Díaz.
Colombia no tardó en acomodarse en el terreno de juego. El balón siempre llegaba a Díaz que desde los primeros minutos dio problemas a Gustavo Velázquez en la defensa paraguaya. Primero la individual y luego buscando el colectivo con centros desde la izquierda.
Colombia tenía superioridad en el momento de atacar, pero se veía más vulnerable en la parte posterior cuando Paraguay tenía el balón. Especialmente por el lado derecho por donde Cubas, Villasanti y Enciso, el más peligroso, aprovechaban y ganaban la espalda de Muñoz y Lerma. Aunque el equipo nacional generó peligro en el arco de Morinigo, el rival también lo hizo en el de Vargas.
Al minuto 24, una mala noticia para Colombia. Jhon Lucumí no pudo recuperarse tras un golpe y tuvo que salir del partido. Fue reemplazado por Yerry Mina que entró a hacer pareja con Davinson Sánchez. Paraguay no se mostraba débil y Colombia tenía el reto de vulnerarlo y hacerse más fuerte en defensa.
Colombia consiguió definir. Y lo hizo al estilo paraguayo con juego aéreo y una jugada muy bien armada desde el fondo en donde Mojica la comenzó. El defensor la jugó con Lerma, este con Arias y este con James, que desde la izquierda le dio un pase -qué pase hermoso- a Muñoz, que esperaba el balón en el otro lado de la cancha y de cabeza venció a Morínigo.
Nueve minutos después, Colombia amplió el marcador, esta vez de pelota quieta y, de nuevo, con un pase de James que cobró una falta desde el sector derecho y encontró a Lerma, que de cabeza, sí otra vez, marcó el segundo tras levantarse en el área y superar la marca que lo incomodaba.
Segundo tiempo: Triunfo de Colombia
En el segundo tiempo, Paraguay quiso llegar más al arco de Camilo Vargas, tener más el balón en área colombiana y tratar de llevar al equipo de Néstor Lorenzo a un bloque bajo. Sin embargo, Colombia consiguió neutralizar a su rival y defender el resultado.
Aún así, el equipo nacional cometió varios errores a nivel defensivo. Malas entregas en la salida que hicieron que Paraguay generara peligro no por sus virtudes sino por las equivocaciones de Colombia. Tanto Muñoz como Mina cometieron imprudencias a la hora de entregar el balón.
En uno de estos errores, Paraguay consiguió descontar. Primero, el equipo permitió que se levantara un centro desde el sector izquierdo, después, Davinson se confió y no vio que tenía a Enciso tras él luego del centro y tercero, ni Mina ni Mojica tenían claras sus marcas. El delantero paraguayo se encontró el balón solo y con facilidad venció a Camilo Vargas.
Después del gol, Colombia tuvo un nuevo aire y volvió a campo paraguayo. Ya estaban en cancha Jhon Córdoba y Matheus Uribe, que entraron por Jefferson Lerma y Santos Borré. Díaz, Ríos y James se reencontraron y entre los tres llevaron al equipo hacia adelante una vez más.
En la insistencia de Colombia, Yerry Mina llegó al área y en su intento de cabecear recibió una falta que el árbitro decretó como pena máxima. Sin embargo, el juez fue llamado por el VAR para revisar la acción y al final, decidió que no fue falta por parte del jugador paraguayo.
El momento emotivo se vivió cuando Juan Fernando Quintero entró por James Rodríguez y todo el público colombiano que asistió al estadio en Houston, casi todo el aforo, aplaudió sin dudar y con amor al 10 de la Selección.
Colombia volvió a ganar, James volvió a ser el eje y el líder del equipo, Richard Ríos ganó importancia en el mediocampo y el ataque con movilidad y apertura de espacios, Luis Díaz se llevó marcas en el área, especialmente en el primer gol y Camilo Vargas, como siempre respondió en el arco.
Brasil sin goles ante Costa Rica
Empate agridulce de la ‘Canarinha’ en su debut contra Costa Rica. Rodrygo baila sin Vini en el estreno de Endrick en una gran competición.
No hubo nueva era porque no hubo Vini, o no como se esperaba. Neymar ya lo auguraba en la previa del partido, y acertó de lleno. Heredando el diez del propio Ney o de otro mito como Pelé, Brasil bailó al ritmo de un Rodrygo omnipresente. Mientras el siete era víctima del juego duro de Costa Rica, el diez se robó el show en Los Ángeles. Brasil se deja en el SoFi Stadium dos puntos que podría lamentar en el futuro. En el grupo más difícil de toda la Copa América, la Canarinha aún tiene trabajo por hacer.
Nada más arrancar, Raphinha dejó claras las intenciones de Brasil. No venían a hacer amigos. La Canarinha pronto se hizo con el partido. Jugaba y apretaba a los Ticos en su campo, no dejaba nada al azar. Ahogaba, pero sin apretar la cuerda. Los centroamericanos centraron su atención en parar a Vinicius sin saber que el peligro lo monopolizaría el otro crack del Real Madrid. Mordieron el anzuelo de Dorival. Rodrygo jugaba liberado por todo el campo. Rebosaba confianza y se dejaba llevar. Era imparable.
De una forma u otra, Rodrygo colocaba en jaque el rigor defensivo de Alfaro. Ya sea por un pase en largo a la espalda de la defensa, que Raphinha desaprovechó en el mano a mano, por una prolongación de cabeza en el gol anulado de Marquinhos -el propio central en fuera de juego-, o probando suerte con disparos cruzados. El mejor Rodrygo fue el ángel de Brasil en Los Ángeles. El Rodrygo de los partidos históricos con el Madrid, el de las noche históricas en el Bernabéu contra el City. El verdadero heredero de Neymar, como la propia afición brasileña en el SoFi Stadium lo hacía saber.
Brasil lo intentó de todas las formas posibles en la primera parte, pero los fantasmas del pasado volvieron a aparecer. Arriba la Canarinha fallaba en exceso. Dejaba con vida a una Costa Rica que, ya sea por el VAR o por la falible puntería de los sudamericanos, seguía en el partido. Los Ticos se encerraban atrás mientras Alfaro pedía cabeza a los suyos. Pero Rodrygo volvió a dejar su sello al filo del descanso. Un disparo potente por encima del travesaño que dejó a Costa Rica aturdida, pero no noqueada.
Endrick vuelve a hacer historia
Rodrygo volvió al campo como lo dejó, encendido y con ganas de rock and roll. En una conexión made in Real Madrid, el diez tuvo la más clara del partido nada más arrancar el segundo acto. Dejada de Vini al corazón del área para la llegada en segunda línea del ex del Santos que, de no ser por la zaga Tica, hubiera supuesto el primero de Brasil. Instantes después, Paquetá estrelló un balón en la madera. Costa Rica volvía a salir ilesa para sorpresa de los merengues y del propio Dorival. El balón no quería entrar.
Cuando el partido más se atascaba, una nueva esperanza se cambiaba en la banda. El minuto 70′ de este debut en la Copa América será especial para el de Taguatinga. Endrick volvió a escribir otra página más en la historia de Brasil. La grada se lo agradeció a Dorival con una ovación que resonó por todo el estadio. El nueve, que entraba por un Vini de más a menos, supera a Pelé como debutante más joven en la historia de la Seleção en la Copa América, solo superado por Agostinho Fortes Filho, un récord con más de un siglo de vida -1919-.
El partido estaba hecho para Endrick, pero puede que fuera demasiado tarde. Brasil se desinfló en el último cuarto. Con la pila ya agotada, Rodrygo dejaba el protagonismo para un Endrick que lo intentaba. El delantero se movía entre líneas, intentaba arrastrar defensas para crear espacios a sus compañeros, pero Costa Rica no iba a soltar tan fácil un botín tan peleado. Los nervios estaban a flor de piel. Bruno Guimarães tuvo la que sería la última sobre la bocina. Los fantasmas de Brasil volvieron a aparecer. Un debut agridulce donde se hizo todo bien menos una cosa, la más importante, marcar.
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