María Adela Alvarado pedalea. Desde 2016 ha recorrido más de 1.500 kilómetros en bicicleta en un peregrinaje por el Camino de Santiago junto a su compañera, Mercedes Romero.
Hace más de cuatro años se convirtió en paciente oncológica, pero María Adela no asumió su cruzada sobre dos ruedas para huir del cáncer. Más bien, pedalea para encararlo.
Todo empezó en 2014, cuando la psicoanalista asistió a hacerse una mamografía de rutina. Tras practicarse los exámenes, le dijeron que tenía un cáncer de mama, con presencia de tumores en ambos senos.
Sin embargo, meses después, y luego de varios intentos por dar con el diagnóstico de una pequeña protuberancia subcutánea en las costillas, María Adela descubrió que su cáncer había sido mal diagnosticado.
“En Venezuela me hice varios estudios de vías digestivas, endoscopias y colonoscopias para ver qué tenía y (los médicos) no encontraron nada. Viajé a Estados Unidos a hacerme un examen más sofisticado que aquí no hacen y ahí es cuando descubren que tengo un tumor neuroendocrino, un tipo de cáncer muy raro”, relata la psicoanalista.
Después de hacerse el estudio, los médicos determinaron que María Adela tenía una metástasis en el hígado, en los huesos, el peritoneo y en un ganglio muy cerca de sus pulmones. “Era un cáncer poco agresivo, de lento crecimiento, que los doctores intentan mantener bajo control con inyecciones todos los meses”, explica.
Actualmente recibe su tratamiento en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en la ciudad de Nueva York, uno de los centros oncológicos más importantes de los Estados Unidos, donde se desarrollan investigaciones pioneras para tratar cánceres tan raros como el de María Adela.
Allí, la venezolana descubrió un programa llamado Cycling for survival (pedalear para sobrevivir, en español), una iniciativa para recaudar fondos que sirvan al hospital para hacer sus investigaciones oncológicas.
“Más de 50% de los cánceres que diagnostican en el mundo son raros. Sin embargo, todos los fondos son, lógicamente, para los más comunes: el de mama, próstata o colon. No hay muchos fondos para los raros de no ser por las iniciativas privadas”, cuenta.
Es a partir de ese momento cuando, junto con Mercedes, María Adela se plantea peregrinar con el cáncer por el Camino de Santiago.
“Con el miedo y el cáncer en todo mi cuerpo, la vida me cambió. Me dio la vuelta porque sé que no me queda el mismo tiempo que antes. Hacer el Camino de Santiago era un sueño que siempre había tenido”, afirma.
María Adela no acumulaba mucho kilometraje sobre dos ruedas. Su experiencia en ciclismo se remontaba a su infancia, pero ahora descubrió en la senda de peregrinación católica la oportunidad de convertirse en una ciclista empedernida.
El cáncer no solo llevó a María Adela y a Mercedes a recorrer el camino que siempre habían querido, sino también a escribir un libro que recoge la experiencia de ambas y a crear una plataforma que ayuda a otros pacientes.
En diciembre de 2018, ambas presentaron el libro Más alto, más lejos y continuaron contando su historia en su canal de Youtube, que lleva el mismo nombre, en el que publican contenido referente a los recorridos, entrevistas a médicos especialistas y videos educativos sobre el cáncer. “Siempre nos escribe gente que está pasando por esta misma dificultad”, dice María Adela.
Junto a Mercedes, ya ha recorrido el Camino de Santiago dos veces: en 2016 desde Francia y el pasado 2018 desde Portugal.
María Adela deberá viajar a Nueva York para continuar su tratamiento el primer semestre del año. Sin embargo, a través de su libro y de su canal de Youtube, en el que busca ganar más suscriptores, quiere dar a conocer su historia para recaudar fondos y seguir pedaleando.
Si el tratamiento se lo permite, espera estar de vuelta sobre las dos ruedas para finales de 2019. Si no, en 2020 y sin falta planea hacer el Camino de Santiago nuevamente, esta vez desde la costa norte, reseña Efecto Cocuyo