La historia poliamorosa entre dos polacos y un venezolano

Una relación en Argentina llamó la atención en redes sociales: esto debido a que está conformada no por dos, sino tres personas. En concreto, se trata de una relación poliamorosa.

Mateusz y Krzyś solían viajar alrededor del mundo como mochileros y a así fue como llegó a sus vidas Will, su ahora novio venezolano, que entonces trabajaba como voluntario en un albergue en Chile.

“Se suponía que debíamos quedarnos allí dos o tres noches. Al final, estuvimos casi un mes y luego comenzamos a hacer voluntariado en la misma ciudad para estar cerca de él. Unos meses después nos mudamos juntos y tras un año y medio comenzamos a viajar juntos para finalmente establecernos en Argentina, donde vivimos ahora”, sostiene Mateusz.

Ya en suelo argentino Morawiec se unió a una segunda tríada, con lo cual suma cuatro parejas. Estos últimos hombres, al igual que Will, no tenían experiencia previa en el poliamor. Sin embargo, afirma, la relación crece cada día.
Sobre su intimidad detalló que existen muchos prejuicios al respecto: “No es necesario ser poliamoroso para tener relaciones sexuales con múltiples parejas. En ese caso, el término adecuado sería “relación abierta” o “swingers”, que es bastante popular hoy en día”.

Sin embargo, afirma que lo suyo no es lo mismo, ya que “el poliamor va un paso más allá y se pone el acento principal en crear fuertes relaciones afectivas, es una forma de familia ampliada”.

El polaco cree que el rechazo de la sociedad a relaciones como la suya recae en que es algo que resulta, para el resto, desconocido. “Lo que no entendemos nos asusta y nos pone a la defensiva”, comprende.

Mateusz Morawiec y sus parejas solían viajar por el mundo como mochileros. Gentileza Mateusz Morawiec.
Mateusz Morawiec y sus parejas solían viajar por el mundo como mochileros. Gentileza Mateusz Morawiec.

Mateusz asegura que no suele enfrentarse a demasiados prejuicios respecto a su modo de vivir el amor, y contesta amablemente cada pregunta aún anticipando la violencia que se puede desatar: “Cientos de personas escribirán comentarios muy agresivos en este artículo”. Y para evitar esfuerzos en vano, añade: “Nunca leo comentarios en las entrevistas”.

Para él, “esto es algo que no merece ni la más mínima atención. La ilusión del anonimato y el miedo a lo desconocido hacen que la gente sea bastante agresiva. Las reacciones directas son mucho más moderadas y, en su mayoría, positivas”.

Dicho esto, Morawiec destaca que vivir en una gran ciudad como Rosario, donde la diversidad es moneda corriente, hace la diferencia.

“Vengo de un país muy conservador y homofóbico donde incluso ser gay conlleva el riesgo de ser golpeado en la calle o recibir amenazas frecuentes. Cuando alguien me mira con desaprobación o dice algo como ‘el poliamor es demasiado para mí’ realmente no lo percibo como un prejuicio porque estoy acostumbrado a otras agresiones, no sólo a las pasivas”, comenta.

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