Mientras dormimos, el cerebro atraviesa procesos vitales para el descanso, pero la realidad es que factores como la ansiedad y el estrés a veces interfieren con la posibilidad de tener un sueño reparador. En este contexto, surge un fenómeno intrigante: «se te suba el muerto». Explorar el significado de esta experiencia puede proporcionar una comprensión más profunda de la conexión entre el descanso y la mente.
La expresión «se me subió el muerto» es utilizada para describir un fenómeno espontáneo que, en realidad, corresponde a la parálisis del sueño. Contrario a creencias supersticiosas, no se trata de una invasión maligna, sino de un estado de inmovilidad temporal al despertar o conciliar el sueño. Este trastorno, común entre aquellos con horarios cambiantes como médicos, enfermeras, vigilantes de seguridad o soldados, se explica científicamente como parte natural del ciclo del sueño.
La parálisis del sueño, según la Gaceta de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), genera inmovilización o incapacidad para hablar al intentar conciliar el sueño o al despertar. Esta afección se atribuye al hecho de que el cerebro se encuentra en otro estado de conciencia mientras los músculos del cuerpo permanecen activos, lo que dificulta la establecer una «conexión» para enviar las señales de movilidad al resto del cuerpo.
Que se te «suba el muerto» suele durar entre 1 y 10 minutos, sumerge a las personas en un estado de «pánico» debido a la falta de comprensión de lo que está ocurriendo. Esta experiencia, vinculada con seres sobrenaturales, ha llevado a diversas interpretaciones culturales y mitológicas a lo largo del tiempo. Aunque científicamente se entiende como un fenómeno natural, la asociación con lo paranormal persiste, creando una mezcla de misterio y ansiedad en quienes lo experimentan.
Para prevenir la parálisis del sueño, sigue las recomendaciones de la UNAM: asegúrate de dormir bien, con un mínimo de 7 u 8 horas diarias, evita el uso del celular antes de dormir, abstente de consumir cafeína o sustancias energéticas antes de descansar, realiza ejercicio de manera regular y evita dormir boca arriba, ya que esta posición puede dificultar la respiración. Estas prácticas ayudarán a reducir las posibilidades de experimentar este fenómeno durante el sueño.