La bailarina, cantante, actriz y activista de derechos civiles nacida en Estados Unidos, Joséphine Baker se convierte este martes 30 de noviembre en la primera mujer afrodescendiente en ingresar al mausoleo de personajes históricos venerados en el Panteón de Francia, casi medio siglo después de su muerte.
Baker hace historia como la sexta mujer y la primera afrodescendiente en ser honrada en el templo secular a los «grandes hombres» y, tardíamente, a las grandes mujeres de la República Francesa.
Este martes tendrá un sepelio simbólico en el mausoleo del Panteón de París, un lugar reservado para las más grandes figuras de la nación.
Baker está enterrada en Mónaco, donde permanecerá su cuerpo. Sin embargo, durante la ceremonia el simbólico ataúd contendrá puñados de tierra de cuatro lugares donde vivió la icónica artista: la ciudad estadounidense de St. Louis (Misuri) donde nació; Paris, su «segundo amor»; el Château de Milandes, donde vivió en el suroeste de Francia; y Mónaco.
El ataúd será llevado al edificio por miembros de la Fuerza Aérea de Francia, en conmemoración de su papel en la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial.
Baker también se convierte en la primera artista en ser inmortalizada junto a personajes como Victor Hugo, Emile Zola y Marie Curie.
La «panteonización» de la primera superestrella afroamericana del mundo, y nacionalizada francesa, culmina años de campaña de la familia de Baker y sus admiradores para darle el inusual homenaje póstumo.
El presidente Emmanuel Macron aceptó la solicitud el pasado agosto para reconocer el hecho de que la «vida entera de Baker se dedicó a la doble búsqueda de la libertad y la justicia», ratificó su oficina la semana pasada.
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Escapar de la segregación
Macron pronunciará un discurso y algunos de los familiares de Baker leerán breves textos que fueron escritos por la artista.
El nombre de Baker también se agregará pronto a la denominación de la estación de metro Gaîté, junto al teatro Bobino en el sur de París, donde apareció por última vez en el escenario unos días antes de su muerte en 1975.
Nacida como Freda Josephine McDonald en la pobreza extrema, en Missouri, en 1906, Baker dejó la escuela a los 13 años.
Después de dos matrimonios fallidos, tomó el apellido Baker de su segundo marido y logró conseguir un lugar en uno de los primeros musicales con artistas afroamericanos en Broadway.
Como muchos artistas afrodescendientes en Estados Unidos en ese momento, se mudó a Francia para escapar de la segregación racial de su país de origen.
La mujer apodada la «Venus Negra» conquistó París con sus exuberantes espectáculos de danza que captaron la energía de la Era del Jazz.
Primera estrella afrodescendiente en entrar al Panteón de Francia
Uno de los momentos decisivos de su carrera llegó cuando bailó el Charleston en el salón de cabaret Folies Bergère, vestida solo con un collar de perlas y una falda hecha de plátanos de goma, en una sensacional representación de fantasías coloniales sobre las mujeres afro.
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La actuación marcó el comienzo de una larga historia de amor entre Francia y el ícono del estilo de espíritu libre, que tomó la nacionalidad francesa en 1937.
Al estallar la Segunda Guerra Mundial, se unió a la Resistencia contra la Alemania nazi y se convirtió en subteniente en el cuerpo auxiliar femenino de la Fuerza Aérea francesa.
También se convirtió en espía del líder francés en el exilio en tiempos de guerra, el general Charles de Gaulle, obteniendo información sobre el entonces dictador italiano Benito Mussolini y enviando informes a Londres ocultos en sus partituras con tinta invisible.
«Francia me hizo quien soy», dijo más tarde. «Los parisinos me lo dieron todo (…) estoy dispuesta a darles mi vida».
Baker, además, luchó contra la discriminación y adoptó a 12 niños de diferentes orígenes étnicos para formar lo que llamó una «tribu arcoíris», en su castillo en la región de Dordoña.
Murió a los 68 años el 12 de abril de 1975 por una hemorragia cerebral, días después de ofrecer su último espectáculo de cabaret en París, con el que celebró medio siglo de su carrera artística.
Es la segunda mujer que ingresa al Panteón durante el Gobierno de Macron, después de la exministra Simone Veil, quien sobrevivió al Holocausto y luchó por el derecho al aborto y la unidad europea.
En una muestra del indiscutible afecto con el que Francia aún recuerda a Baker, no hubo críticas públicas a la decisión de honrarla, incluidos los partidarios de la extrema derecha que generalmente son mordaces en los gestos antirracistas. AFP