Para el presidente de Ron Santa Teresa, Alberto Vollmer, es necesario el entendimiento entre los venezolanos para una nueva integración para construir un mejor país.
Darvinson Rojas/Especial
«El perdón requiere mayor valentía que la venganza. La venganza no arregla nada, solamente empeora. De hecho, en Alcatraz tenemos un dicho que dice que “la violencia sólo genera más violencia”», expresó el empresario en el podcast Conversaciones de Alejandro Puglia.
El proyecto Alcatraz comenzó en el año 2003, en El Consejo del estado Aragua, luego que tres hombres ingresaron a la hacienda Santa Teresa para robar y la seguridad de la propiedad logró capturar a uno de ellos. «Le dimos dos opciones, una era trabajar sin pago, pero con un techo y comida durante tres meses o entregarlo a la policía», contó Vollmer.
«Pasados dos días capturamos al segundo jefe de la banda, él también accede a trabajar y nos pregunta si podemos incorporar a tres más. Cuando tenemos la reunión resulta que era la banda completa. Ahí nos dimos cuenta que si no reclutábamos a la banda enemiga los tendríamos como enemigos», agregó el empresario que con su iniciativa logró que los dos grupos rivales hicieran las paces.
«Todo el mundo merece una segunda oportunidad. Hoy en día tenemos más de 2.000 muchachos jugando rugby, usado como una herramienta de transmisión de valores. Nos enfocamos en cinco colores que son el respeto, la disciplina, el trabajo en equipo, el espíritu deportivo y la humildad», detalló sobre el plan que también está presente en las cárceles.
El presidente de Ron Santa Teresa considera que las soluciones tienen que ser sostenibles en el largo plazo. «La única forma de que aquí tengamos una solución duradera a largo plazo es ponernos de acuerdo, hablando, es ponernos en los zapatos del otro aunque sea desagradable. Muchas veces uno tiende a poner una etiqueta a tu adversario», manifestó.
Recordó que en en el mes de febrero del año 2000, parte de los terrenos de la Hacienda Santa Teresa fueron invadidos por 500 familiares. «Llegamos a un acuerdo con los invasores, donde nosotros aportamos las tierras, aportamos el proyecto urbanístico, ellos aportaban la mano de obra, la gobernación aportaba la infraestructura, y juntos conseguimos el financiamiento para estas casas, para que no se convirtiera en una invasión porque era imposible sacarlos de ahí. Esa invasión nos hizo pensar diferente, en función del futuro. Partía de un pensamiento que era “tú me invades las tierras y yo te invado el cerebro”, que básicamente era invadir el cerebro con valores, educación, con una visión, con sueños y ahí empezó toda una tendencia dentro de la compañía de transformar esa crisis en oportunidades», expuso Alberto Vollmer.
«Cuando nos invadieron, el líder de la invasión era un exoficial que había participado en el golpe junto con (Hugo) Chávez en el año 92, y por supuesto la etiqueta era “invasor” y todos los adjetivos peyorativos que quisiera, pero cada persona también tiene un potencial positivo y resulta que después de ponernos a trabajar juntos en una solución, resulta que salió una relación de respeto, de compadres. Yo después lo mande a (la universidad de) Harvard a hacer un curso de negociación, él me pidió para ser el padrino de su hijo, y siete años después de eso en la fundación Santa Teresa estábamos buscando una persona con unas competencia bien particulares y lo terminamos reclutando a él y él hoy en día trabaja en la fundación con nosotros desde hace más de 10 años y es un baluarte importantísimo. Y si eso lo extrapolamos a Venezuela, al final la solución sólo puede venir con la suma de todos», resaltó.