ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, comparte las posibles razones que pueden provocar la reducción de la velocidad de Wi-Fi y algunos consejos para mejorarla.
Investigaciones muestran que en los Estados Unidos un hogar promedio utiliza al menos 10 dispositivos inteligentes, que desempeñan un papel cada vez más importante para la vida cotidiana. Además, el aumento del trabajo remoto implica que sea esencial contar con una buena conectividad inalámbrica para las computadoras portátiles y de escritorio. Desafortunadamente, y por una variedad de razones, esto no siempre es posible ya que las señales de radio Wi-Fi pueden ser bloqueadas, entre otras cosas, por paredes y otros objetos o pueden ser interceptadas por vecinos. ESET, compañía líder en detección proactiva de amenazas, advierte que también hay muchos otros factores que pueden ser responsables de una conexión a Internet lenta, y que el primer paso es diagnosticar el problema para luego poder solucionarlo.
Para comenzar, se debe ser averiguar la velocidad publicada por el ISP que ofrece el servicio y luego verificar el rendimiento actual de Wi-Fi con un test de velocidad. Si hay una disparidad significativa entre los dos números, es momento de analizar la razón. Algunas de las principales causas de una baja velocidad de internet en Wi-Fi según ESET, son:
- Posición del router: puede estar demasiado lejos del dispositivo o bloqueado por obstáculos físicos, lo que significa que las señales inalámbricas no se transmiten adecuadamente. Esta es probablemente la causa más común de un mal funcionamiento de Wi-Fi.
- Antigüedad y estado del router: es posible que el dispositivo necesite una actualización y/o esté ejecutando un firmware obsoleto que también podría afectar el rendimiento.
- Número de dispositivos: la red hogareña puede estar sobrecargada por la gran cantidad de dispositivos que intentan conectarse al mismo tiempo.
- Aplicaciones que consumen mucho ancho de banda: si alguno de estos dispositivos está ejecutando aplicaciones que consumen mucho ancho de banda, como el software de videojuegos, habrá menos para el resto del hogar, lo que resultará en latencia.
- Canales y bandas de frecuencia Wi-Fi: las señales inalámbricas funcionan en diferentes canales y bandas de frecuencia. Si, por ejemplo, los vecinos están sintonizados en el mismo canal, es posible que se haya excedido la capacidad del área. Si el router no lo hace automáticamente, intentar cambiar para reducir la interferencia de la señal. La banda de frecuencia de 5 GHz ofrece más canales Wi-Fi para elegir que el espectro de 2,4 GHz. La cobertura puede ser mejor con el primero, pero la velocidad será mejor en el último espectro.
- Limitación del ISP: algunos proveedores de servicios pueden restringir las velocidades de Internet de los clientes si exceden el uso de datos o si hay una congestión excesiva en la red.
- Ladrones de Wi-Fi: no solo pueden ser vecinos la causa de una baja velocidades de Internet en el hogar. A veces, cibercriminales pueden intentar descifrar la contraseña de la red Wi-Fi de la casa para acceder a Internet de forma gratuita.
- VPN: ayudan a mejorar la privacidad en línea, pero también pueden ralentizar la conexión a Internet, ya que agregan pasos adicionales entre un dispositivo e Internet.
- Malware: si los dispositivos se han visto comprometidos con un código malicioso, es posible que se estén ejecutando en segundo plano, comunicándose con otras máquinas a través de Internet y utilizando la memoria, y todo esto puede afectar el rendimiento.
Según ESET, realizar algunas sencillas acciones puede llegar a mejorar la lentitud de una red de Wi-Fi. Las recomendadas, son:
- Colocar el router en un lugar accesible en el centro de la casa.
- Cambiar la banda de frecuencia o canal de Wi-Fi en caso de que el actual esté sobrecargado de conexiones.
- Analizar en invertir en una red mesh o de malla para el Wi-Fi que aumente la señal a áreas remotas de la casa.
- Reiniciar el router y/o instalar cualquier nueva actualización de firmware disponible. Especialmente esto último es algo que debe hacer de forma regular.
- Considerar reemplazar el router actual por uno nuevo.
- Considerar cambiar de ISP o actualizar el paquete de banda ancha adquirido.
- Verificar cuántos dispositivos se están ejecutando en la red doméstica y desconectar los que no estén en uso.
- Desactivar las aplicaciones y tareas que consumen mucho ancho de banda y que pueden estar ejecutándose en segundo plano.
- Asegurarse de usar contraseñas seguras y únicas para acceder al administrador del router.
- Cambiar la configuración de energía de Windows a «alto rendimiento».
- Si se usa una VPN, considerar actualizar a una versión de VPN más reciente.
“Un malware que se ejecuta de forma encubierta en su PC/dispositivos puede estar monopolizando el ancho de banda y el poder de cómputo de su equipo, degradando el rendimiento. Descubrir cuál es la causa principal de que su Wi-Fi funcione lento puede ser una labor de prueba y error. Pero con una lista de verificación sólida para trabajar, es esperable que su conectividad inalámbrica a Internet pronto vuelva a la normalidad.”, comenta Camilo Gutiérrez Amaya, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica.
Para minimizar el riesgo de que esto suceda, desde ESET recomiendan realizar las siguientes acciones:
- Cambiar la contraseña predeterminada de fábrica para todos los dispositivos.
- Mantener la contraseña de Wi-Fi larga, fuerte y única.
- Usar un software de seguridad de un proveedor de confianza para proteger dispositivos y computadoras portátiles.
- Usar una VPN para conectarse.
- Mantener los dispositivos, incluido el router, actualizados con el firmware más reciente.
- Asegurar que el cifrado de red esté activado (idealmente, WPA2 o WPA3).