Venezolano tras asalto que lo dejó en silla de ruedas: “Creí que moría cuando me dispararon”

Una bala le perforó su escápula (omóplato), sus dos pulmones, fracturó dos vértebras de su columna y la onda expansiva ocasionó un daño en su médula espinal que, hasta ahora, le impide caminar.

Al borde de la muerte estuvo Gianluigi Romano el 14 de marzo de 2015.La herida que le produjo el proyectil le ocasionó la pérdida de un 80% de su sangre. La hemorragia que apagaba paulatinamente sus signos vitales no fluyó hacia afuera, sino que invadió el interior de su cuerpo.

Desde entonces, este venezolano de 33 años se encuentra en silla de ruedas, aunque con el entusiasmo intacto, feliz y agradecido por “la segunda oportunidad de vida” que Dios, por alguna razón, le ha concedido. Lejos de preguntarse “por qué yo”, Romano no mira hacia atrás, sino que vive su presente con optimismo y mira con idéntica actitud hacia el futuro.

Así, Romano está enfocado en recobrar la movilidad de sus piernas a través de un programa de fisioterapias que comenzó en Venezuela, pero que ahora sigue desde hace unos 10 meses, contra viento y marea por los elevados costos económicos, en Miami.

Romano fue víctima de un asalto, blanco de esa inseguridad que azota cada vez con más fuerza al país. Aquel día, cerca de la 1:00 pm, y tras salir del gimnasio, condujo acompañado de su novia hasta La Boyera, en Caracas. Allí, estacionó su vehículo frente a una mueblería y tras salir del carro fue abordado por un sujeto que se desplazaba en una motocicleta para robarle el celular. El agresor le disparó tres veces, aunque solo una bala dio en el blanco. Esa misma bala fue la que le causó la lesión medular que le impide moverse desde el pecho hacia abajo.

“Todo fue muy rápido”, recuerda Romano, quien fue socorrido por algunas personas que por el lugar se encontraban. “Empecé a desmayarme y creí que allí quedaba”. 

 

Pero no quedó allí. Al despertar de un día de coma, Romano, consciente de lo que había pasado, celebró poder seguir entre sus seres queridos. “Volví a nacer. Me alegré mucho de estar vivo porque pensé que moriría cuando me dispararon. Pero aquí estoy y es por algo. Dios así lo quiso”.
Un día después, fue informado por el equipo médico que por el tipo de lesión probablemente no volvería a caminar.  “Lo primero que pregunté fue si podía tener hijos. Me informaron que sí, que no tendría problemas. Me voy a casar pronto y formaré una familia”. 

Caminar, trotar, jugar fútbol sala y clases de TRX eran parte de la rutina de Romano en la capital venezolana.  Competir o participar en un triatlón estaba en su agenda de aspiraciones por cumplir, aunque todavía sigue estando allí anotado, solo que suspendido en el tiempo con un asterisco.

Graduado de ingeniería de producción en la Universidad Metropolitana y con experiencia en el mantenimiento eléctrico y plomería, Romano se sometió por mes y medio a una serie de terapias en Venezuela. Sin embargo, comenzó a investigar y decidió ir más allá.  Miami se convirtió entonces en su próxima (y actual) parada. En la sureña ciudad del estado de Florida, en un centro especializado está en cuerpo y alma involucrado en un plan intensivo de rehabilitación y de fisioterapias, desde junio de 2015.

Unas cuatro horas al día dura cada cita con los expertos (…) y la tecnología también. 

“Un especialista aquí (Miami) me dijo que tengo mucha oportunidad (de caminar) porque la médula no fue completamente seccionada y, por lo tanto, hay una parte que está viva”. 

El esfuerzo que comenzó en Venezuela y ha continuado en EE UU ha tenido sus frutos. “He tenido recientemente nuevas sensaciones. Ahora logro mover un poco el dedo gordo del pie derecho. Para mi condición es algo clave porque por allí comienza todo”.

Las terapias buscan despertar en Romano los músculos del pecho hacia bajo mediante el estímulo del movimiento. Adicionalmente, sirven para que se mantenga en forma, algo muy importante para las personas en su condición.

 

 

 

“Cuando uno está en sillas de ruedas tiene que hacer transferencia hacia la cama o hacia el carro. Para ello,  se necesita control de tronco, brazos y manos. Hay técnicas para el movimiento que las he aprendido”.

Romano cuenta que hace muchos abdominales en las terapias y que en enero pasado comenzó a hacer ejercicios en la piscina. “Al estar debilitados los abdominales, uno se vuelve como una gelatina, en consecuencia, la columna trabaja bastante y la espalda me duele constantemente”.

La decisión de hacer maletas ha tenido, no obstante, sus consecuencias económicas. Romano y su familia tuvieron que vender casi todo en el país para poder financiar los tratamientos en el “Lois Pope Life Center”, “Home of the Miami Project to Cure Paralysis”.

El régimen médico secó el bolsillo de Romano y el de los suyos, pero detenerse nunca fue una opción. Al estudiar distintas alternativas, decidió crear una página web para la recaudación de fondos (www.gofundme.com/gianluigi). En una primera etapa, sumó unos 20 mil dólares, aunque no son suficientes.

 

 

 

Entre manutención, medicinas y sondas se va parte de los gastos. Estas últimas, por cierto, son desechables y cada una cuesta algo más de un dólar. En Venezuela (cuenta Romano) no se consiguen o asignan unas 10 por personas.

 

“Las lesiones medulares son muy complicadas, no tienen predicciones. Las oportunidades que tengo de caminar otra vez están basadas en las terapias. Uno se puede sorprender con los resultados”.

Con un aparato parecido a un robot que le sostiene las rodillas, y como parte del tratamiento en el centro especializado, Romano logra caminar, ayudado además con una andadera.

 

 

“Mi meta es caminar de nuevo. Lo voy a lograr, pero al estar tan comprometida parte de la médula, hay músculos que son difíciles de mover, así que creo que las terapias serán de por vida. Debo mantenerme en forma siempre y tratar de despertar esos músculos poco a poco”.

La familia ha sido pilar fundamental para Romano en el camino que sigue. “Me han ayudado en todo sentido. Sin ellos me sentiría solo”. 

Gianluigi Romano le recomienda a las personas que estén en una situación igual o parecida a la de él, que busquen ayuda, que sean dinámicos para que el cuerpo entienda que no es algo fijo.  “El cuerpo está vivo; todo se puede mover, aunque no llegue de inmediato”. 

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