Un policía encubierto sería clave para esclarecer la detención de los 33 en sauna de Valencia

Un funcionario policial encubierto se encontraba en la fiesta gay celebrada el pasado 23 de julio en el club Avalom de Valencia y fue testigo del momento en que una comisión, de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), irrumpió para terminar con el evento y llevarse a todos los asistentes detenidos.

Así lo dieron a conocer este lunes Iván Darío Valera y Alfredo Rodríguez, dos de los detenidos por el caso del “sauna en Valencia”, resaltando que el testigo en cuestión “tiene la certeza que en ese lugar no se cometió ningún acto ilegal”.

Ambos decidieron alzar la voz y pronunciarse ante los medios de comunicación para disipar las dudas y el presunto malentendido con esta situación. Valera, activista en una organización que lucha por los derechos humanos, explicó que la fiesta se desarrollaba con absoluta normalidad hasta que llegó el referido organismo de seguridad.

“Dicen: Manos arribas y todos quietos donde están. En ese momento pensé que era una broma. Creí conocer el país donde vivo, pero hoy lo desconozco”, relató al activista.

Su compañero Alfredo Rodríguez se acercó a uno de los oficiales y tras consultarlo sobre lo que ocurría, este le manifestó que se trataba de una inspección de rutina y que su misión era verificar que el recinto estuviera operando con la permisología reglamentaria.

Fueron 33 las personas que resultaron detenidas esa noche y llevadas hasta la sede de la PNB en el sector Los Guayos para que rindieran declaraciones en calidad de “testigos”. Pero a juicio de Valera Y Rodríguez, fue cuando todo se dificultó.

“De repente inició el psicoterror de parte de la PNB, indicando que estábamos metidos en tremendo problema. Nos damos cuenta de que estamos detenidos, cuando nos empiezan a tratar como unos delincuentes y nos dicen -vamos a tomarles una foto-”, añadió Valera.

Alfredo Rodríguez sostiene que en dicha comandancia también estaba el mismo hombre que avistaron en la fiesta del club Avalom, motivo por el cual sostiene que puede ser testigo garante de que en ese sitio no se estaba cometiendo ningún delito.

“Él podía ser testigo garante que ahí no se cometía ningún tipo de delito o ultraje al pudor, como se dijo en una denuncia que parece ser anónima”, expresó el denunciante.

Frustración

El dirigente Iván Valera alegó que tras su llegada a la comandancia sintió tristeza y vergüenza, aun cuando estaba seguro de que no había hecho nada mal. Aseguró que entre sus compañeros de celda vio que muchos estaban desesperados, indignados y hasta con actitudes suicidas.

Los dos coinciden que hubo irregularidades en todo el proceso de aprehensión e imputación. No obstante, el Ministerio Público acusó a 30 personas por el delito de ultraje al pudor y contaminación sónica, mientras que a los tres restantes (que aún siguen detenidos) se les atribuye “agavillamiento”.