Su vecino lo aplasta con un camión 750 por maldecirlo

Los Fuenmayor advirtieron que si un tribunal no condena al anciano por el asesinato de Alvino, ellos aplicarán la ley guajira. La comunidad detuvo a René Palmar y lo entregó a los oficiales de la Policía nacional

A una grosería, otra peor. Esa actitud condujo a la muerte a Alvino Fuenmayor, de 28 años, quien contestó groseramente a René Palmar, un adulto mayor residente de Palo Negro, luego de que este también lo ofendiera. En represalia, el anciano aplastó con su camión 750 al joven, denunció la familia del occiso en la morgue forense.

El pasado sábado a las 10.00 de la noche, Fuenmayor estaba sentado en una tanquilla que está cerca de la avenida principal, conversaba con unos amigos. Todo transcurría como cualquier otra noche de ocio hasta que Palmar llegó al lugar.

El anciano, quien estaba ebrio, lanzó una pregunta grosera a todo el grupo: «¿Están sosteniendo relaciones sexuales o se están drogando?». Esto enfureció a los muchachos y Fuenmayor le dijo: «Salí de aquí, maldito borracho». Palmar no reprendió al joven, solo se dio la vuelta en silencio y caminó media cuadra. Se detuvo en donde tenía estacionado el camión. Abrió la puerta, lo abordó y lo encendió, le contaron los testigos a la familia.

Los jóvenes no le prestaron atención y siguieron con su conversación, hasta que vieron cómo el vehículo se acercó a toda velocidad y se llevó por delante a Fuenmayor y lo arrolló. Murió en el sitio.

Palmar intentó huir, pero los amigos del occiso alertaron a la comunidad sobre lo sucedido y entre todos impidieron el escape. Lo bajaron del camión y le llamaron a la Policía Nacional, los oficiales lo detuvieron y lo trasladaron a la sede de la Policía científica, debido a que el arrollamiento fue premeditado.

Los Fuenmayor explicaron que trabajaba como albañil y no tenía hijos. Advirtieron que de no obtener una condena justa en contra del anciano por parte de la ley venezolana, aplicarían la ley guajira para administrar justicia en contra del homicida.

 

José Manuel Sánchez/La Verdad