Paula Martínez, una joven argentina de 23 años que denunció haber sido víctima de una violación en grupo, fue encontrada sin vida este domingo en su casa de Florencio Varela, Provincia de Buenos Aires, tras esperar cinco años para que comenzara el juicio contra los diez acusados.
Según informó El Radar del Sur, el cadáver de Martínez, que fue encontrado por un tío, estaba colgado con una cadena, pendiendo de un ventilador de techo. Desde el momento de la agresión sexual, la mujer ya había protagonizado varios intentos de suicidio y recibido algunos tratamientos psiquiátricos. Ahora, la Justicia penal debe investigar las circunstancias del fallecimiento.
Abuso en ‘manada’
La denuncia de Martínez se remonta al 10 de diciembre del 2016, cuando asistió a la fiesta de cumpleaños de una vecina. Se trataba de una amiga de la infancia, con la cual se había cortado el vínculo por un tiempo.
Según su relato, un primo de la anfitriona le habría dado una bebida con algún tipo de estupefaciente. A partir de ahí, empezó a sentirse mareada y a perder el control de su propio cuerpo.
También señaló que fue subida a una camioneta y trasladada hasta otro domicilio, donde se habría producido la violación en ‘manada’. Además, dijo que hay registros fílmicos del abuso, que habrían sido grabados por los propios agresores.
Tras acudir a las autoridades argentinas, la joven atravesó reiteradas situaciones incómodas, y también hostigamiento. De hecho, el mismo día en que hizo la denuncia inicial, señaló que los presuntos victimarios la estaban esperando en el lugar: «No sé quién les avisó, ni qué fueron a hacer», decía públicamente en el 2017.
Además, los funcionarios que registraron su declaración no habrían actuado con la sensibilidad requerida: dejaron asentado que estaba «alcoholizada», cuando ella manifestó haber sido drogada. Tampoco aceptaron su pedido para ser revisada por una mujer, criticó Martínez ante los medios locales, y fue examinada por un médico varón.
«No entiendo cómo la Justicia sigue sin hacer nada»
Luego de los hechos, sostuvo que recibió muchas amenazas, las cuales denunció en unas 30 oportunidades. Cuando alertaba públicamente esta grave situación, remarcaba que tenía a su cargo a tres hijos y cuatro hermanos menores de edad.
«Desde ese momento, ellos están libres y se siguen manejando con total impunidad en el barrio, mientras yo estoy hace un año con siete criaturas adentro, corriendo peligro de vida. Y no pueden ir ni siquiera al jardín», advertía.
El año pasado, mientras daba un reportaje a Telefé, la nota tuvo que ser suspendida porque los familiares de los posibles agresores la intimidaron en vivo. «Esto es lo que sufro siempre, constantemente. Es inhumano vivir así. No entiendo cómo la Justicia sigue sin hacer nada», lamentaba Martínez.
A cinco años de la denuncia de violación, el juzgamiento formal no comenzó y de los diez involucrados, uno se encuentra prófugo. Por su parte, la joven afirmó que reconoce a cinco de ellos, quienes ya se negaron a declarar en al menos una oportunidad. Si el caso avanza según lo previsto, el juicio oral debería empezar en marzo del 2022. RT