Salen a protestar en un apagón y los mata la Policía regional

Las víctimas trabajaban para una empresa de seguridad. Acompañaron a los vecinos en su manifestación porque tenían cuatro horas sin electricidad

El corte eléctrico de cuatro horas en el barrio Teotiste de Gallegos, en la parroquia Coquivacoa al norte de Maracaibo, originó entre los vecinos descontento. Su protesta terminó con dos muertos, al parecer, los ultimaron dos oficiales de la Policía regional. A José Luis Araujo Sulbarán (20) y a su amigo, Jimmy Pérez (21) «los policías los mataron por la espalda» durante la manifestación.

Keila Sánchez llegó a la morgue a esperar la entrega del tercero de sus cuatro hijos. Con un paño en el hombro se secaba las lágrimas. Recostada a un pilar, frente a la puerta, esperó minutos para que la atendieran. Entró para llenar los documentos respectivos. Respiró profundo y contó lo que sabía.

«En el barrio no había servicio eléctrico, eran las 12.20 de la medianoche y comenzaron una ‘guarimba’. Trancaron calles y quemaron cauchos. La policía llegó a mediar y un grupo de manifestantes como que lanzaron piedras a la patrulla, esta se regresó para perseguir a los implicados».

Los testigos contaron a Sánchez que ellos se iban a meter en una casa cuando los policías les dispararon por la espalda. Keila se enteró al escuchar las detonaciones, a una calle de donde vive, salió y al llegar «los funcionarios recogían las balas del suelo y movían la patrulla».

Tomó una pausa. Respiró hondo y añadió: «Ellos me dijeron que se trataba de un homicidio». Los policías insistían en que había sido un asesinato. Sin medir que era «extraño» que en cuestión de minutos ella llegó y ya los uniformados estaban en la escena y sin ningún detenido. «Si es un homicidio las balas las dejan en el sitio».

Contó que su hijo y su amigo trabajaban instalando cámaras de seguridad y cercos eléctricos en una empresa privada. José dejó a su mujer embarazada. Explicó que llevaría denuncias hasta la Policía científica y la Fiscalía al salir de los trámites y el funeral de su hijo.

 

José Antonio González/La Verdad