Sale de la cárcel a matar policías

Al reo Julio Uzcátegui (25) lo beneficiaron con el régimen de trabajo, se marchaba de La Quinta, buscaba a su mujer, Virleidys González, y se iban a cazar oficiales en la parroquia Manuel Dagnino

Paola Hernández/La Verdad

La vía principal del sector Los Dulces, colapsó. Al menos 15 patrullas cerraban la calle. Una comisión del Eje de Homicidios de la Policía científica se enfrentaba contra Julio José Uzcátegui Orozco (25), alias el «Negrito»; y su mujer, Virleidys Yesenia González Martínez (20). A la pareja se le acusaba de matar al detective Eduardo José Soto Villadiego (24) y al oficial Rony José Maldonado Marín (39), adscrito a Polimaracaibo.

Los detectives buscaban un Aveo LS beige, placa AF452BV, desde el pasado jueves en la noche. Los asesinos de su compañero de trabajo huyeron en ese carro.

En las investigaciones, los funcionarios corroboraron que el vehículo le pertenecía al «Negrito». Hace un mes, un tribunal le otorgó el beneficio de régimen de trabajo y lo remitieron desde la cárcel de Tocuyito, en el estado Carabobo, hasta el centro de reclusión La Quinta, en Maracaibo. «Salía todos los días y se presentaba de noche», comentó un oficial.

La salir de la cárcel se dedicó a amenazar a los oficiales de la barriada donde creció, en la parroquia Manuel Dagnino. Quienes lo conocieron detallaron a los policías que desde hace días decía que quería liberar su comunidad de funcionarios.

Balacera

Los funcionarios avistaron ayer, a la 1.30 de la tarde, el Aveo LS beige, en el sector Los Dulces. Le exigieron al conductor que se detuviera, pero este desobedeció la orden y aceleró. Se inició una persecución que culminó en la vía principal hacia Planta C.

Los delincuentes disparaban mientras escapaban, durante el enfrentamiento las balas perforaron el vehículo, lo que provocó que se detuvieran a un lado de la carretera. El «Negrito» y su pareja descendieron del auto y balearon a los funcionarios con una pistola Glock, calibre 17 y una pistola Prieto Beretta, 9 milímetros, detalló un funcionario.

En la balacera quedaron heridos y los trasladaron hasta el Centro de Diagnóstico Integral más cercano, pero ingresaron muertos. Los detectives llegaron al sitio y recolectaron la evidencia, al analizar la pistola accionada por Uzcátegui determinaron que era la misma utilizada para matar al detective y al polimaracaibo. El arma estaba solicitada por robo y hurto en la Delegación Maracaibo.

Sin conexión 

Un detective explicó que los homicidios no tienen relación. Presuntamente a Julio Uzcátegui le habrían ordenado asesinar, el pasado viernes 30 de octubre, al oficial de Polimaracaibo, en el sector 15 de Enero del barrio Los Andes, cuando llegaba a su residencia donde funciona un puesto de comida.

La pareja había llegado dos horas antes en un Aveo, beige, cuando un compinche de nombre «Leonardo» los dejara en el lugar, fingieron ser clientes para luego cometer la fechoría. El oficial detalló que el «Negrito» habría dicho que «él se dedicaba a matar solo gente del Gobierno». Los detectives aún investigan el motivo del crimen y si alguna banda dio la orden.

Con el detective Eduardo Soto usó el mismo modus operandi, pero por motivos personales. Cuando el funcionario conversaba con una vecina y dos amigos, en el frente de su vivienda en el barrio Bello Monte. Uzcátegui llegó junto a sus dos compinches y le disparó 13 veces, la mayoría de las veces en el rostro. Los vecinos lo llevaron al Hospital General del Sur, pero ingresó sin vida.

Los detectives determinaron que al parecer ambos se conocían desde pequeños por vivir en la misma barriada, al crecer cada uno hizo su vida de manera distinta, al criminal no le gustó que Soto se volviera funcionario y lo tenía amenazado con matarlo si seguía viviendo en la zona. El detective no le prestó atención y el pasado jueves el «Negrito» cumplió su palabra.

Herméticos

Los Soto Villadiego se mantuvieron herméticos con los medios. Alegaron desconocer los motivos por los que asesinaron al cuarto de cinco hermanos. Dijeron que el joven tenía cuatro años en el organismo y estaba adscrito al área de experticias. No tenía hijos y jugó fútbol antes de ser detective.

Los vecinos lo describieron como un muchacho tranquilo y muy agradable, pero creen que un pleito el pasado 29 de octubre fue lo que sentenció la muerte del oficial. Presuntamente durante un open organizado a unas cuadras de su casa se inició una discusión y «casi se van a las manos, pero no pasó a mayores», desde entonces quedó «la culebra», explicó una amiga de la víctima.