Provoca una explosión para matar a su mujer

Los vecinos intentaron entrar, pero un mueble obstruía el paso, luego de empujar varias veces la puerta la derribaron. Al entrar, Linares se encontraba arrodillada con los brazos en la cabeza a un lado de la cama, su esposo estaba boca arriba en la cama

Se escuchó una explosión y luego el silencio. Los vecinos salieron a ver qué ocurría. El siniestro era en la casa 25-256 del barrio El Manzanillo, en San Francisco. Carlos Enrique Hernández Caldera (44) roció a su esposa, Thais Chiquinquirá Linares (45), para asesinarla y luego suicidarse.

Ayer, a las 4.40 de la mañana, en una de las piezas que alquilan en la casa verde, de portones blancos, el olor a gasolina alertó a la comunidad. Los vecinos intentaron entrar, pero un mueble obstruía el paso, luego de empujar varias veces la puerta la derribaron.

Al entrar, Linares se encontraba arrodillada con los brazos en la cabeza a un lado de la cama, su esposo estaba boca arriba en la cama. Aún respiraba. Lo sacaron y lo llevaron al Hospital General del Sur, allí lo remitieron al Coromoto debido a las quemaduras de tercer grado que presentó en su cuerpo. Su estado es crítico, comentaron los curiosos.

Presuntamente, Hernández se levantó sin hacer ruido en la madrugada. Colocó uno de los gabinetes en la puerta principal y roció toda la habitación con combustible. Cuando los vecinos lograron abrir la puerta, Thais tenía una hora y media muerta, informó la Policía.

Ningún familiar acompañaba a Carlos en el hospital. Mientras los médicos lo estabilizaban, en el barrio El Manzanillo, los oficiales del Cuerpo de Bomberos del sur resguardaban la casa y el cadáver de la mujer.

Una cinta amarilla prohibía el acceso al callejón que daba a la pieza. Los Linares empezaron a llegar en grupos. Se daban el pésame y se abrazaban. Algunos se mostraron herméticos con los medios.

Una sobrina de la víctima declaró que la mujer “estaba cansada de él”. Al parecer el día anterior le había comentado a ella que tenía planes de dejarlo. Solo tenían cuatro meses viviendo juntos y un año de relación.

Los funcionarios de la Policía científica manejan como móvil el pasional, sin descartar algún otro. En la escena recolectaron una caja de fósforos y una pimpina de gasolina.

No era la primera vez

Los Linares explicaron que Carlos la había agredido anteriormente. La mujer trabajaba vendiendo ropa en un local de Las Playitas. “Allí trató de golpearla varias veces y los conocidos la defendieron”. Las hijas de la víctima se negaron a dar declaraciones. Describieron a Hernández como un hombre celoso. Trabajaba como chofer de tráfico y desconfiaba de todo.

 

Paola Hernández/La Verdad