Piratas del Lago matan cinco pescadores

Piratas del Lago asesinan a 5 pescadores
De los cinco primos desaparecidos el pasado domingo, encontraron en horas de esta mañana a cuatro, flotaban en el estuario marabino, tenían heridas de bala en la cabeza

Edwin Aldrin Charry/La Verdad

Cinco pescadores zarparon en la lancha Cruz santo, desde la playa Yojanito en la calle larga del sector La Ensenada, parroquia Chiquinquirá del municipio La Cañada de Urdaneta, para pescar camarones, llevarlos a la procesadora y recibir el pago. Xavier Jesús Urdaneta Díaz (30), Francisco José Parra Vílchez (24), Nerio Elís Barrios Morillo (40), Luigi José Churio Pérez (28) y Rafael Segundo Urdaneta Añez, eran los llamados para la tarea.

Los pescadores salieron, el pasado domingo a las 6.00 de la tarde, no solo llevaban consigo las redes, sino también el conocimiento que habían adquirido alrededor de los años. Sus familiares los esperaban en la mañana, pero algo sucedió, no regresaron; la incertidumbre aumentó cuando recibieron una llamada telefónica, los compañeros de labor de los desaparecidos preguntaban si se encontraban en casa.

De inmediato los pescadores en conjunto con algunos familiares zarparon a las aguas del Lago para emprender la búsqueda de los cinco infortunados, de quienes no se sabía nada desde el día anterior.

En horas de la mañana de hoy, los trabadores del mar, vieron a cuatro de los cinco desaparecidos en aguas del Lago de Maracaibo en el sector Muey Blanco del municipio San Francisco. Sus cuerpos ya estaban descompuestos, hinchados y quemados por el sol; sus rostros eran apenas reconocibles, los peces se los habían comido. Por desgracia, Luigi José Churio Pérez, seguía desaparecido.

Una vez remolcados los cadáveres que flotaban, se percataron que todos tenían heridas de bala en la cabeza. Como es de esperarse en los asaltos marinos, la embarcación en la que pescaban no apareció. A los cadáveres los trasladaron hasta la sede del Cuerpo de Bomberos de La Cañada de Urdaneta, en el sector Los Pozos, donde se acercaron todas las familias para confirmar sus muertes.

Los llantos y los gritos resonaban por todas las instalaciones, las lágrimas de los dolientes mojaban el piso. Por seguridad, uniformados de la Policía de La Cañada restringieron el paso hacia la playa, donde reposaban boca arriba los cuatro cuerpos.

La desesperación en los familiares se intensificó cuando los funcionarios de la Policía científica levantaron los cuerpos para trasladarlos a la morgue forense. Hombres y mujeres gritaban hasta desgarrarse las cuerdas vocales al ver el cuerpo de sus seres queridos, descompuestos sobre la bandeja de aluminio. Algunos abrazaron la furgoneta cuando se cerraron las puertas.

Los occisos vivían en el sector La Ensenada, cerca de la playa de donde zarparon. Eran primos, y se dedicaban únicamente a la pesca. Los familiares dijeron estar cansados de los ataques de los Piratas del Lago. Mantienen azotados a los pescadores que salen a buscar el sustento de sus familias, cortando su única fuente de ingresos.