«Mi hijo no era un santo, pero tampoco era un asesino»

La madre de un joven abatido en la OLP acudirá a la Fiscalía

Los allegados del joven de 17 años que resultó abatido durante el Operativo de Liberación del Pueblo desplegado en El Cementerio, desmintieron que era un antisocial apodado «el Compota».

Un pariente, que prefirió mantenerse en el anonimato, manifestó que el muchacho no es cabecilla de una banda dedicada a asesinar a funcionarios policiales en esa comunidad, como lo reseñó una nota de prensa enviada por el Ministerio para las Relaciones Interiores Justicia y Paz.

«Él era un joven sano que salía poco de su casa y trabajaba como mensajero en el Hospital Clínico Universitario», aclaró.

Según el relato del familiar, el viernes a las 2:00 p.m. el joven salió de su casa, ubicada en la calle Los Mangos, para ir a la bodega de la cuadra a comprar refrescos para acompañar el almuerzo. En el trayecto hacia el establecimiento, ubicado a pocos metros de su residencia, se topó con las comisiones policiales. «A él lo persiguieron y se refugió junto con otros amigos en un galpón, donde había varias motos estacionadas. La policía los alcanzó y los tiroteó», comentó la mujer, quien agregó que los efectivos policiales se metieron a la fuerza en casas vecinas para practicar allanamientos.

«Voy a ir al Ministerio Público para solicitar una investigación sobre el caso. Mi hijo no era un santo, él salía a fiesta y trataba a todo el mundo en el sector porque no se iba a poner a pelear con malandros. Pero de ahí a que integre una organización delictiva destinada a eliminar a funcionarios policiales, lo dudo», expresó.

El pariente manifestó que también exigirá a los efectivos de seguridad que participaron en el procedimiento que le muestren las «supuestas» pruebas que involucran al joven en el homicidio de Kendy Urrea Montero, oficial agregada de la Policía Nacional Bolivariana.

El día 27 de noviembre la efectivo instaló una alcabala en el sector 1 de Mayo de El Cementerio. Mientras vigilaba la zona se percató de un vehículo sospechosos que rondaba la comunidad, le dio la voz de alto y los sujetos que viajaban en el carro le dispararon en varias oportunidades. Ella dejó en orfandad a una niña de seis años.

 

Natalia Matamoros/EU