Testimonios de familiares de las niñas migrantes desaparecidas en altamar cuando huían de Venezuela, coinciden en acusar a las mafias de la prostitución.
Cuatro días después de haber desaparecido un peñero con 30 balseros venezolanos cuando se dirigían a Trinidad y Tobago, se desvanecen las posibilidades de localizarlos vivos. En los últimos meses tres tragedias distintas, pero con un mismo patrón común enlutan los hogares de decenas de adolescentes y menores de edad.
Desde la tarde del viernes 16 de mayo las autoridades intentan localizar al peñero de nombre Ana María. La motonave zarpó desde el puerto La Playita de Güiria. Aunque no existe un listín oficial, se estima que en su interior viajaban 30 personas, en su mayoría mujeres.
El pasado 22 de abril otra embarcación identificada como Jhonnaly José, con 38 personas a bordo, también zozobró cuando se dirigía a Trinidad. En esa ocasión sólo se logró rescatar a nueve migrantes y el cadáver de una adolescente. Se trataba de una menor de apenas 16 años de edad.
Además el 19 de octubre pasado otra balsa con 20 migrantes venezolanas naufragó cuando se dirigía desde las costas de Falcón a la isla de Aruba.
Esta vez los parientes de los migrantes se congregaron en el puerto La Playita de Güiria para exigir que se active un eficiente operativo de búsqueda. La fatídica noticia trascendió después que los familiares denunciaran que la motonave no había llegado a su destino. .
Funcionarios de Protección Civil y de la Guardia Costera sólo conocen la denuncia de los parientes, pues carecen de registros de las balsas que zarpan de manera clandestina a Trinidad. La mayoría de los afectados provienen de Cumaná y Carúpano.
Mafias internacionales
Aseguran que el peñero fue contratado por la mafia de la prostitución. Sostienen que la industria de la trata de personas capta a las niñas y adolescentes por las redes sociales. Seducen a las necesitadas chicas prometiéndoles salarios maravillosos. Les ofrecen empleos de mesorenas, damas de compañía o simplemente como prostitutas. No obstante, deben pagar a la mafia la inversión que implicó el traslado y otros gastos.
De acuerdo con familiares de las adolescentes desaparecidas, la red después de engañar a las adolescentes las hospeda en hoteles de Güiria. Luego gestionan la contratación de precarios peñeros donde las jovencitas pagan con sus vidas el precio de huir de Venezuela en balsas clandestinas.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) manifestó su preocupación por las recurrentes tragedias. El organismo subrayó que “la desesperación” obliga a las víctimas a huir de sus hogares.